Andr¨¦ Gomes es buen¨ªsimo
Andr¨¦ es uno de los nombres propios de este cierre de mercado y Andr¨¦ fue el gran protagonista de mi ¨²ltima presencia en un campo de f¨²tbol...

No me quito de la cabeza a Andr¨¦ Gomes. ?ste es un blog centrado en los entrenadores. Lo s¨¦. Pero tiene su sentido que hoy hable del portugu¨¦s, un buen futbolista devaluado hasta l¨ªmites insospechados por su escasa agresevidad con y sin bal¨®n. Tras lo visto en Can Bar?a, entiendo el estr¨¦s que debe estar pasando Valverde a estas horas a la espera de que el centrocampista acepte alguna propuesta de las que tiene encima de la mesa y, adem¨¢s, quiero intentar saber qu¨¦ se le pasa por la cabeza a Allegri y a otros entrenadores: querer quitarle un marr¨®n semejante al Bar?a con el objetivo de apropiarse de ¨¦l, con orgullo y talonario, suena a suicidio. Andr¨¦ es uno de los nombres propios de este cierre de mercado y Andr¨¦ fue el gran protagonista de mi ¨²ltima presencia en un campo de f¨²tbol. En concreto, en el Bar?a-Alav¨¦s de la pasada final de la Copa del Rey.
A la despedida oficial del Calder¨®n asist¨ª con los dos hombres de mi vida, mi querido padre y mi admirado hermano. Para sorprenderles compr¨¦ las entradas en una zona privilegiada, por lo que vimos el partido junto a la centrada zona del estadio que la Federaci¨®n asign¨® a su comit¨¦ de entrenadores. All¨ª estaba Oltra, bien majo, y la vieja guardia de los banquillos liderada por Zambrano. Me sent¨¦ entre mis dos familiares, mi hermano a mi derecha y mi padre a la izquierda, de tal suerte que Juan Carlos Garrido, exentrenador del Villarreal y del Betis, estaba hombro con hombro con el patriarca de mi casa. Para sorpresa, ¨¦l me reconoci¨® de primeras de la misma forma que yo le reconoc¨ª a ¨¦l pese a su pelado. Y eso que no nos hab¨ªamos visto en la vida y que la foto que acompa?a a los art¨ªculos de AS, su presunto referente visual, lleva a?os sin renovarse escondiendo mis canas. Pronto avis¨¦ a mis socios de tribuna de la presencia del prestigioso entrenador. No esperaba un saludo efusivo por su parte, la verdad, pero tampoco la mirada de desprecio que me dedic¨®. No entend¨ªa nada, sobre todo cuando hizo debutar a mi primo Javier Matilla en Primera y deber¨ªa haber cierta camarader¨ªa y complicidad. Me tuve que poner a buscar en la red qu¨¦ hab¨ªa escrito yo de ¨¦l.
Pronto entend¨ª todo. El 19 de diciembre de 2013 escrib¨ª en este mismo rinc¨®n un post titulado ¡®Juan Carlos Garrido (J.C.G.): un Mourinho a la espa?ola¡¯ que el valenciano debi¨® leer atropelladamente o del que alguien le tuvo que informar sin la debida precisi¨®n. Pese a contar en el art¨ªculo sus obsesivas man¨ªas en busca de la perfecci¨®n, en el texto tambi¨¦n se destacaba por encima de todo su progresi¨®n, su val¨ªa y su facilidad para encontrar el talento en las canteras. Se ve que no le gust¨®. Las otras veces que hab¨ªa plasmado su nombre (sin altercados) en un folio fue cuando el t¨¦cnico dirig¨ªa al Villarreal y yo cubr¨ªa al Racing en Santander. Contrast¨¦ en esa b¨²squeda por internet que al contrario que le sucede a Sabina, a Garrido no le sobraban los motivos.
La cercan¨ªa entre unos asientos y otros en la gran final de Copa me impidi¨® explicarle a mi padre lo que all¨ª estaba pasando, ya que me animaba una y otra vez a que le saludara para iniciar una conversaci¨®n. Mi padre, a su forma, quer¨ªa decirle que su sobrino fue un d¨ªa uno de los jugadores de los que m¨¢s presumi¨®. Que en mi casa le est¨¢bamos agradecidos. Y que d¨®nde entrenaba ahora. Obviedades protocolarias a las que yo podr¨ªa haber a?adido un dato inolvidable: el d¨ªa que aline¨® a mi primo por primeva vez en el Bernab¨¦u (6-2) fue un 21 de febrero de 2010 y tanta era la ilusi¨®n que me hizo la noticia, confirmada por mensaje a mediod¨ªa, que viaj¨¦ ese mismo s¨¢bado desde Santander. Aunque me hab¨ªa sacado el carnet tres meses antes, aunque llov¨ªa a mares y pese a que el coche nuevo no hab¨ªa pasado de Torrelavega.
Mi padre, ya con el partido a punto de empezar, no se pudo contener. Es as¨ª de sociable. Salud¨® a Garrido y se present¨® amablemente, recibiendo como respuesta unas palabras cari?osas y un regalo inesperado en forma de frase lapidaria: ¡°??se es su hijo, no? No entiendo por qu¨¦ siempre escribe tan mal de m¨ª¡±. Alex tard¨® diez segundos en hacerme llegar que acababa de confirmar que s¨ª, que me hab¨ªa reconocido, y que no parec¨ªa tener muchas ganas de que habl¨¢ramos. Entonces no pude parar de re¨ªr. Qu¨¦ piel m¨¢s fina, pens¨¦. Pero lo peor vino despu¨¦s. En vez de gritarme y sacarme los colores, de restregarme algo en cara como desahogo, de darme un pu?etazo por escribir cuatro (dolorosas) verdades o, mejor, de resolver el malentendido pac¨ªficamente, me ech¨® en cara a Andr¨¦ Gomes.
Primero fue un amago. Con Iniesta y Theo ya haciendo de las suyas en el c¨¦sped, a cada opini¨®n sobre el juego del Bar?a que yo compart¨ªa con mis familiares, ¨¦l replicaba en alto a modo de lecci¨®n t¨¢ctica sin mirarme. Cre¨ª que me estaba obsesionando. Despu¨¦s, confirm¨¦ que no. Harto de que los de las primeras filas se levantaran cuando Messi cog¨ªa el bal¨®n en ?medio campo!, obligando a los dem¨¢s a hacerlo lo propio y ver el resto de la hilvanada jugada de pie, decid¨ª intervenir mediado el primer tiempo. En una jugada sin importancia, Andr¨¦ Gomes vino a la medular a recibir entre l¨ªneas, y el personal volvi¨® a agitarse sobre el asiento, nublando la vista al resto. Entonces me sali¨® del alma un inofensivo quejido, ahondando en el populista descr¨¦dito que ya se estaba labrando el barcelonista: ¡°?Si¨¦ntense, por favor! El que lleva el bal¨®n es Andr¨¦ Gomes y no Messi¡±. M¨¢s de uno sonri¨®. La mayor¨ªa no hizo caso ni escuch¨®. Garrido, siempre atento, explot¨®: ¡°?Andr¨¦ Gomes es buen¨ªsimo!¡±, grit¨® molesto. Como queriendo ridiculizarme al rumiar otra frase sin verbalizarla: ¡°No tienes ni puta idea¡±.
La an¨¦cdota ha vuelto a desempolvarse estos d¨ªas en los que Andr¨¦ vuelve a ser noticia. A veces, cuando la recuerdo, incluso me alegra el d¨ªa. En ese momento supe que la relaci¨®n entre Garrido y yo no ten¨ªa soluci¨®n. Si a m¨ª no me gusta Andr¨¦ a ¨¦l parece s¨ª. Si para m¨ª Senna era un referente vital y deportivo, a ¨¦l le caz¨® El D¨ªa Despu¨¦s dici¨¦ndole a Roig en la previa de aquel Madrid-Villarreal de 2010 que ¡°Senna no est¨¢ para este equipo¡±. Distintas formas de ver la vida. Ahora el brasile?o es el embajador del Submarino tras haber sido indiscutible dos a?os m¨¢s de lo que predijo en Primera y de quedarse hasta en Segunda para ascender. Andr¨¦ Gomes, aunque tiene m¨¢s futuro que pasado, est¨¢ sentenciado en Barcelona. Garrido entrena en el Raja Casablanca tras pasar por el Al-Ahly y el?Al-Ettifaq. Y este blog sigue vivo y ha hecho pi?a con unos cuantos pese a ser, supuestamente, tan lenguaraz.

-------------------------------------------------------------------------------