El genio que surgi¨® de la nada
Admiro a Ferr¨¢ndiz por dos motivos esenciales. Primero: su colecci¨®n de arte, espl¨¦ndidos cuadros que compra o vende con un desapego que desgarra el alma. Segundo: hizo realidad la quimera de todo currante: jubilarse a los 46 a?os, en pleno ¨¦xito y tras s¨®lo 20 a?os de trayectoria profesional. Dir¨¢n ustedes que cosas as¨ª est¨¢n reservadas a hijos de millonario o v¨¢stagos de la realeza, pero nada m¨¢s opuesto en el caso de Pedro, alicantino humilde que acab¨® la mili sin m¨¢s patrimonio que un buen corte de pelo y una maletita de cart¨®n, con dos mudas, para taparse las verg¨¹enzas. Pero eso s¨ª: hab¨ªa sacado un t¨ªtulo de entrenador de basket por correspondencia, de modo que con 26 a?os se plant¨® en la Puerta de Alcal¨¢ y conmovi¨® a Ignacio Pinedo, que le consigui¨® un puesto de preparador en los infantiles del Real Madrid, adem¨¢s de cama y desayuno.
Diez a?os despu¨¦s Ferr¨¢ndiz se proclamaba campe¨®n de Europa al frente del primer equipo madridista, y otra d¨¦cada m¨¢s tarde se autoconced¨ªa la jubilaci¨®n, con una frase hist¨®rica: 'Me salen los t¨ªtulos por las orejas'. No era una farolada: hab¨ªa ganado 12 Ligas (de 13), 10 Copas y cuatro Copas de Europa. Era ya un mito, pero a¨²n forj¨® dos joyas: la Asociaci¨®n Mundial de Entrenadores y su formidable Fundaci¨®n.