Ya lo dijo el gran Pepe Samitier
El Valencia ingresar¨¢ 500 millones y el Atl¨¦tico espera 400. El f¨²tbol que viene trae centros comerciales, ¨¢reas recreativas, hoteles, oficinas...
Hace m¨¢s de medio siglo Pepe Samitier, un mago como futbolista primero y todo un fil¨®sofo despu¨¦s como secretario t¨¦cnico, dej¨® una frase para la historia que todav¨ªa sigue vigente: "Si el f¨²tbol fuera rentable estar¨ªa en manos de los bancos". La situaci¨®n es muy clara y se repite en la casi totalidad de los clubes: el balance en la explotaci¨®n del negocio futbol¨ªstico es altamente deficitario. El f¨²tbol no produce lo que gasta, a pesar de la exploraci¨®n de lo que antes se llamaban ingresos at¨ªpicos y hoy se engloban bajo el ep¨ªgrafe de la mercadotecnia.
Otra v¨ªa, que tampoco es nueva, es la venta de activos inmobiliarios (lease estadios o ciudades deportivas), con la complicidad del poder pol¨ªtico de turno local, y promover la construcci¨®n de nuevos estadios y sus anexos comerciales, que prometen ping¨¹es beneficios para que la noria siga dando vueltas. Ante esta perspectiva han llegado al f¨²tbol empresarios que han invertido millones de euros en la compra de acciones de los clubes, a sabiendas de que la frase de Samitier est¨¢ plenamente vigente.
Detr¨¢s de esa inversi¨®n casi siempre hay un plan para hacer un nuevo estadio. Cuentan como argumento la presi¨®n de la afici¨®n, que siempre est¨¢ a favor del cambio porque ¨¦ste va acompa?ado de promesas de un futuro mejor que el actual, y la comprensi¨®n de los ayuntamientos para los que la mayor¨ªa de los viejos estadios de f¨²tbol (se ubican en el centro de las ciudades) se ha convertido en un molesto obst¨¢culo para sus planes urban¨ªsticos. El problema residir¨¢ en que estos dineros del ladrillo servir¨¢n para disparar el gasto (como ya pas¨® con el que gener¨® las televisiones) y dentro de diez a?os estaremos en las mismas.