Vuelve un grande
Si no fuera por sus espectaculares desapariciones, Marat Safin podr¨ªa estar disput¨¢ndole ahora la condici¨®n de n¨²mero uno a Roger Federer. El ruso es toda una fuerza de la naturaleza. Sus 195 cent¨ªmetros son toda una carta de presentaci¨®n de su fortaleza, pero la inestabilidad ha minimizado a una jugador que a sus 24 a?os deber¨ªa tener un palmar¨¦s muy grande. Pero es que, lesiones al margen, Marat ha preferido en muchos momentos de los ¨²ltimos a?os los placeres de la vida a los sacrificios del tenis. En noviembre de 2000 ascendi¨® al n¨²mero uno mundial y muchos vieron en ¨¦l a un nuevo Boris Becker. Pero este jugador, criado en Valencia, es cualquier cosa menos constante. El presente ejercicio es un ejemplo m¨¢s de esto.
Eruso comenz¨® a todo trapo la temporada al alcanzar la final del Open de Australia. All¨ª s¨®lo pudo tumbarle un excelso Federer, que as¨ª anunciaba el inicio de una extraordinaria temporada. Por cierto, Safin gan¨® all¨ª en las semifinales a Andre Agassi en un ¨¦pico partido y antes a Roddick en otro encuentro a cinco mangas. Pero una vez rozada la cima, lleg¨® el relajo y el jugador intratable se transmut¨® en un tenista vulgar al que venc¨ªa cualquier hambriento de gloria. En Roland Garros cay¨® en cuarta ronda ante su rival de hoy, David Nalbandi¨¢n, y en el Wimbledon y el US Open desapareci¨® a las primeras de cambio. Este es Safin, capaz de lo mejor y lo peor. Peter Lundgren quiere que la irregularidad deje de ser su compa?era de viaje.