El Madrid se asom¨® al abismo
El Madrid sobrevive a una primera parte desastrosa, sin f¨²tbol ni tensi¨®n. Ramos y Casemiro evitaron un mal mayor.


No fue cosa de brujas, sino negligencia, error de c¨¢lculo y falta de respuesta. El Madrid se ha dejado abierta la puerta del Bernab¨¦u y acomete ahora el grav¨ªsimo problema de entrar en la tercera jornada de esta Champions con un solo punto. Sucedi¨® tras regalar la primera mitad en una actuaci¨®n de sonrojo y escalar penosamente hasta el empate con m¨¢s coraje que juego.
Por si alguien obvi¨® los r¨®tulos o no se sinti¨® aludido por el himno, esto es la Champions, la aristocracia del barrio. Y las cuatro bombos contienen, en orden inverso, equipos buenos, muy buenos, excelentes y casi insuperables. El Brujas es de los primeros, de los que no ganar¨¢n al final pero pueden ganar a cualquiera. Y el Madrid, que es padre y casi madre de la competici¨®n, ha olvidado en los ¨²ltimos tiempos qu¨¦ terreno pisa. Ya le pillaron con la tensi¨®n por los suelos CSKA y Ajax. Tampoco se tom¨® en serio al Brujas. Debi¨® parecerle poca cosa tras la doble visita al dentista del Pizju¨¢n y el Wanda. Pero el equipo belga no es rival de primera ronda de Copa. No se ovill¨® en su ¨¢rea, apret¨® arriba y luci¨® un buen grupo de velocistas africanos (Diatta, Tau, Dennis) y de centrocampistas poderosos (Vormer, Vanaken). Un equipo vigoroso en su partido del a?o.
El Madrid sali¨® mudo. Adelant¨® su defensa sin presionar arriba. Se puso el ca?¨®n en la sien y apret¨® el gatillo. Qued¨® un planeta entre Courtois y el mismo cuarteto defensivo que form¨® la muralla del Wanda y con env¨ªos largos se dio un fest¨ªn el Brujas, que se adelant¨® con dos goles de corte similar: contras perfectas y remates chistosos. Ambos fueron de Dennis. En el primero control¨® con la derecha sin un madridista en cinco metros a la redonda y la pelota le toc¨® en la izquierda de manera involuntaria, lo que provoc¨® el desmayo de Courtois. Una doble revisi¨®n de VAR valid¨® la comedia. En el segundo se trastabill¨® en la carrera y a punto de caerse, con la nariz casi en la rodilla, supo levantar la pelota por encima del meta belga. No supo si celebrarlo o pedir disculpas.
El pero del Madrid de los tres partidos imbatido es que hab¨ªa sacrificado la est¨¦tica por la ¨¦tica. En la primera mitad no tuvo ni de lo uno ni de lo otro: una permanente desatenci¨®n defensiva, una falta absoluta de previsi¨®n sobre lo que ten¨ªa enfrente, ninguna capacidad de desborde por las bandas y un remate reducido a los zapatazos de Kroos, que se ha pasado de intendencia a artiller¨ªa. Resultaron un desastre los laterales y los centrales, con desajustes constantes, Casemiro no fue frontera de nada y Hazard sigui¨® lej¨ªsimos de lo que dice su hoja de servicios. Las promesas y los barones se ahogaron en el vaso de agua del Brujas, equipo de clase media baja que pareci¨® un torbellino. La bronca al descanso ahorr¨® cualquier explicaci¨®n.
Del vestuario no volvi¨® Courtois, con problemas estomacales, su ¨²ltima calamidad, y Marcelo relev¨® a Nacho para ponerle alas al Madrid. A otro Madrid. Al Madrid de la Champions. Carvajal y Lucas V¨¢zquez abrieron un boquete en la derecha, Marcelo desplaz¨® al centro a Hazard y en cinco minutos meti¨® tres disparos peligrosos, Casemiro y Kroos llevaron el frente al borde del ¨¢rea de Mignolet, Areola hizo un milagro y al fin, Ramos meti¨® un cabezazo dentro. El VAR demostr¨® que no era lo que parec¨ªa y lo que vio el asistente, fuera de juego. A lomos del 1-2 el Bernab¨¦u clam¨® por Vinicius y Zidane se lo concedi¨® para ponerlo en la derecha, por donde respira peor. El estadio pas¨® de instrumento de viento a viento de cola. Sin embargo, lleg¨® el frenazo, porque el Brujas sali¨® de su aturdimiento esc¨¦nico y recogi¨® velas con cinco centrocampistas. Ahora, nadie en la Champions estira tanto los partidos como el Madrid en el Bernab¨¦u. All¨ª, en medio de la confusa refriega y ante un Brujas que hab¨ªa perdido a Vormer por expulsi¨®n, Casemiro cabece¨® el empate en env¨ªo magn¨ªfico de Kroos. A m¨¢s no pudo llegar ni tampoco lo mereci¨®.