366 Historias del f¨²tbol mundial | 30 de enero
Hoddle se pasa cuatro pueblos (1999)

Glenn Hoddle fue un gran jugador ingl¨¦s a finales de los setenta y a lo largo de los ochenta, pero tambi¨¦n un jugador discutido. Alto, elegante, con un magn¨ªfico pase largo con ambas piernas, un gran lanzador de tiros libres, peligroso por las dos bandas, atacante de lujo. Pero descuidado absolutamente en las obligaciones defensivas y propenso a declaraciones rebeldes, casi desafiantes, contra los t¨¦cnicos que le exig¨ªan m¨¢s. Jug¨® casi toda su carrera en el Tottenham Hotspur, donde fue apodado ?The King of White Hart Line? (White Hart Lane es el estadio del Tottenham). Una vez declar¨®: ?El bal¨®n es un diamante, por eso hay que tenerlo y tratarlo con cuidado?. Los hinchas de los Spurs se quejaban amargamente cada vez que era pospuesto en la selecci¨®n, cosa que ocurri¨® con alguna frecuencia tanto con Ron Greenwood como con Bobby Robson, a pesar de lo cual acumul¨® 53 internacionalidades. Concluy¨® su carrera, ya pasados los treinta, en el M¨®naco, donde gan¨® el campeonato franc¨¦s. Una lesi¨®n de rodilla le sac¨® abruptamente del M¨®naco. De regreso a Inglaterra, el Swindon le contrat¨® como entrenador-jugador y a¨²n jug¨® algunos partidos. Despu¨¦s fue entrenador del Chelsea, donde se hizo un cartel en esta funci¨®n.
Pese a sus antecedentes, la Football Association le contrat¨® como seleccionador nacional, puesto en el que clasific¨® al equipo ingl¨¦s para el Mundial de Francia, en el que alcanz¨® los octavos. Inglaterra fue eliminada por Argentina, en los penaltis, en aquel partido en el que Owen marc¨® un gol que le valdr¨ªa el Bal¨®n de Oro y Beckham fue expulsado por responder a una provocaci¨®n de Simeone. La prensa inglesa sacudi¨® a Beckham, a cuya reacci¨®n se culp¨® de la eliminaci¨®n. Pero Hoddle sali¨® bien prestigiado del campeonato.
De repente, la bomba. Hoddle hace unas declaraciones en The Times en las que afirma que los discapacitados f¨ªsicos o mentales lo son porque tuvieron malas conductas en vidas anteriores, y su castigo ha sido ser reencarnados as¨ª, para pagar sus culpas anteriores. A la estupefacci¨®n sigue la indignaci¨®n. La naturaleza del peri¨®dico en que salen las declaraciones no deja lugar a dudas. Hoddle ha dicho eso. El propio primer ministro, Tony Blair, manifest¨® que deb¨ªa irse, y el ministro de Deportes, Tony Banks, admiti¨® que su situaci¨®n era insostenible. La crisis solo dur¨® un d¨ªa. El 1 de febrero el director t¨¦cnico de la Federaci¨®n inglesa ley¨® un escueto comunicado en la sala de prensa de Lancaster Gate: ?Despu¨¦s de veinticuatro horas de intensas reuniones, ambas partes hemos acordado dar por terminada nuestra relaci¨®n contractual. Sentimos mucho lo ocurrido, pero no es nada comparado con el dolor que se ha hecho a toda esa gente. No ha sido f¨¢cil tomar esta decisi¨®n. Estamos seguros de que Glenn Hoddle no quer¨ªa hacer da?o a nadie?. No se admitieron preguntas, pero un joven vestido con una camiseta del Liverpool, presente en la sala, intent¨® subir al estrado a golpear al lector del comunicado. Una hora m¨¢s tarde, restablecida la calma, Hoddle le¨ªa a su vez una nota con aire contrito: ?Les comunico que mi contrato ha terminado con la Federaci¨®n por mutuo acuerdo. Todo esto ha ocurrido tras un malentendido en una entrevista con un diario. P¨²blicamente pido disculpas si he hecho da?o a alguien. No era mi intenci¨®n. Me gustar¨ªa agradecer el apoyo de familiares, amigos, colegas y, sobre todo, de los jugadores con los que he trabajado durante estos dos a?os. Le deseo lo mejor a Howard Wilkinson [su sucesor] para el partido contra Francia?.