Contador salva una ca¨ªda y Cavendish es el primer l¨ªder
El brit¨¢nico bati¨® a Kittel y a Sagan en el sprint inaugural del Tour y se enfund¨® el primer maillot amarillo. El espa?ol sufri¨® un accidente a 80 km, pero acab¨® la etapa. Tour de Francia 2017: Etapa 14, Blagnac-Rodez

Mark Cavendish bati¨® a Marcel Kittel y Peter Sagan en el sprint de la etapa inaugural y se enfund¨® el primer maillot amarillo del Tour de Francia 2016. Un brit¨¢nico derrot¨® a un alem¨¢n en una de las cinco playas del Desembarco de Normand¨ªa: Utah Beach. Travesuras hist¨®ricas. Pero los focos apuntaban a uno de los grandes favoritos, Alberto Contador, que cruz¨® la meta cariacontecido y con el hombro derecho maltrecho. El espa?ol se cay¨® a 78 kil¨®metros, cuando el viento provoc¨® los primeros momentos de tensi¨®n de la carrera, y enlaz¨® poco despu¨¦s. El Sky de Chris Froome y el resto de gallos fueron ben¨¦volos, aminoraron la marcha y no quisieron hurgar en el infortunio. Ya veremos c¨®mo evoluciona el de Pinto de sus golpes: "Estoy muy dolorido". Y ya veremos si sus rivales no se arrepienten de su gesto. La carrera dictar¨¢. Esto es el Tour.
Los mejores ciclistas del mundo llegan en su mejor de forma del a?o a la mejor carrera del calendario. Si abres la competici¨®n con un pr¨®logo o una contrarreloj por equipos, ya arrancas con unas m¨ªnimas diferencias que apaciguan un poco los ¨¢nimos en los primeros d¨ªas. Un poco. Pero si empiezas con una etapa en l¨ªnea, los nervios est¨¢n a flor de piel. Y se agudizan con el paso de los kil¨®metros. El accidente que se produjo en pleno sprint es buena prueba.

La 103? edici¨®n del Tour comenz¨® con relativa calma, a pesar de la ca¨ªda inicial de Diego Rosa, ese lugarteniente de lujo de Fabio Aru y Vincenzo Nibali. La escapada de la jornada se form¨® pronto. Estos son los nombres de los primeros valientes: Howard (IAM), Howes (Cannondale), Delaplace (Fortuneo), Barta y Voss (ambos del Bora-Argon). Llegaron a alcanzar cuatro minutos, pero el pelot¨®n siempre los mantuvo bajo control.
Las im¨¢genes mostraban la belleza extrema de Francia. El contraste de verdes y azules de Normand¨ªa. Las playas eternas. ¡°Tienen el mejor cortijo de Europa¡±, me dec¨ªa un director espa?ol durante mis tiempos de enviado especial. Cada localidad exhibe su iglesia o su castillo. O ambos. El p¨²blico volcado en las carreteras desde el kil¨®metro cero tambi¨¦n ayuda. Con sus banderas tricolores y regionales, con bicicletas artesanales¡ El Tour es patrimonio de Francia y de la Humanidad. El d¨ªa que comienza se me pone la piel de gallina. No lo puedo evitar. Creo que el Reynolds tiene la culpa. Ech¨¢varri, Arroyo y Perico.
Todo era felicidad hasta que apareci¨® el viento y la tensi¨®n aflor¨®. A 80 kil¨®metros, los equipos de los grandes l¨ªderes tomaron posiciones. En la primera semana del Tour no puedes ganar la carrera, pero s¨ª perderla. No es un t¨®pico. Los mejores ciclistas del mundo en su mejor momento del a?o quer¨ªan rodar en cabeza. Y en una curva a la derecha, sobre una mediana, se vio a un corredor del Tinkoff saltar por los aires junto a uno del Sky (Luke Rowe) y otro del BMC (Brent Bookwalter). ?Alarma! Era Alberto Contador.

Contador se levant¨® r¨¢pido, cambi¨® de bicicleta y reuni¨® a sus gregarios a su alrededor. Las c¨¢maras mostraban su maillot roto y su hombro derecho da?ado. Pero pedaleaba con ligereza. Y con rabia. Seg¨²n las referencias de televisi¨®n lleg¨® a acumular un minuto de desventaja. Pero el viento amain¨®. El patr¨®n de la carrera, Chris Froome, fue clemente. Y el Tinkoff enlaz¨® cinco kil¨®metros despu¨¦s, un momento que aprovech¨® el madrile?o para cambiar su zapatilla rota y para visitar a los m¨¦dicos de carrera.
La actitud reabre uno de los asiduos debates del ciclismo. ?Hay que esperar tras una ca¨ªda o una aver¨ªa? La historia muestra numerosos ejemplos a favor y en contra. Un argumento es que ¡®no se debe parar cuando la carrera est¨¢ lanzada¡¯. Aqu¨ª faltaban todav¨ªa 78 kil¨®metros. Otros sostienen que, en caso de duda y para no generar agravios, no hay que ralentizar nunca. Pero, insisto: hay ejemplos para todos los gustos. Y disgustos.