Rui Costa gana para el Movistar y Contador tensa a Froome
El portugu谷s se favoreci車 de la escapada de veintis谷is y atac車 en el 迆ltimo alto, Manse, para vencer en Gap. El madrile?o y el l赤der se cayeron, sin consecuencias, en la bajada.

Alberto Contador evit車 que la etapa fuera una de tantas, una jornada perdida, una pel赤cula para actores secundarios. Cuando todo indicaba que deber赤amos darnos por satisfechos con el triunfo de Rui Costa, portugu谷s del Movistar, Contador acos車 al l赤der de todas las maneras a su alcance. Primero en la subida al Col de Manse, de Segunda categor赤a, y a continuaci車n en su peligros赤sima bajada, ya camino de meta. Tanto llev車 al l赤mite su descenso, y tanto veneno aceitoso ten赤a cada curva, que el atacante acab車 rodando por el asfalto roto. Froome pudo esquivar la ca赤da, aunque qued車 asomado a una ladera muy poco amigable.
No hubo heridos (graves). Ambos reanudaron la marcha y, guiados por Porte, se lanzaron a la persecuci車n del grupo formado por Valverde, Quintana, Purito, Mollema y Kreuziger. Una vez atrapados, Contador se acerc車 a Nairo y le levant車 el pulgar de su mano derecha. Ni la iron赤a ni el reproche estaban muy claros. Lo siguiente es una interpretaci車n libre: me he ca赤do y t迆 has acelerado, arrieritos somos. Comprender芍n que levantar el pulgar ahorra palabras y saliva.
Contador estaba furioso y los furiosos muy pocas veces tienen raz車n. Se acababa de caer, le dol赤a el cuerpo y le escoc赤a el orgullo. Sin embargo, no hay nada de que culparle (tampoco a Quintana, naturalmente). Al contrario, dir赤a yo: la rabia de Contador es lo 迆nico que puede rescatarnos de una carrera previsible. Alberto se ha propuesto revivir el Tour aunque para ello tenga que agarrar por las solapas, uno por uno, a todos sus rivales. Es el 迆nico de los tres primeros clasificados (incluyan a los diez mejores, si gustan) que no se conforma con su puesto y que no teme perderlo.
Ya en meta, Froome acus車 a Contador de algo as赤 como comportamiento temerario. Tampoco tiene motivo de queja. Si advirti車 la temeridad, bien pudo levantar el pie y dejar volar a su oponente, ya fuera por la carretera o sobre los barrancos. Nadie le oblig車 a seguir esa rueda y quiz芍 se lo piense mejor la pr車xima vez. Admitir芍n que el pique es delicioso.
Lo que sucedi車 en la ascensi車n al 迆ltimo puerto tambi谷n merece un an芍lisis. En una monta?a sin grandes pendientes, el equipo de Purito abandon車 el anonimato por primera vez en 16 etapas. El arre車n hizo da?o y dej車 por delante (por detr芍s de la escapada de 26) a los m芍s fuertes de la carrera, incluido Porte. Contador encaden車 ataques a los que Froome respondi車, pero no con la celeridad acostumbrada. Porte cedi車, l芍stima que faltaran m芍s demarrajes secos para terminar de descolgarle. Es s車lo una rendija, pero entra luz.
La crono, con dos puertos de Segunda, deber赤a decirnos si Froome pierde fuelle o son nuestras neuronas las que acusan el cansancio. Lo m芍s probable es que el l赤der gane tiempo sobre la mayor赤a de sus adversarios, pero deber赤a ser m赤nimo. Sea cual sea la p谷rdida, seguiremos creyendo que no est芍 todo dicho. No por el recorrido, que ya ser赤a bastante argumento (a迆n restar芍n tres dur赤simas etapas de monta?a), sino por Contador. Su comportamiento es admirable, digno de un gran campe車n. Su ambici車n contradice a sus piernas y no ser谷 yo quien contradiga a su ambici車n.