Kyrie Irving y los Nets 2019-20: la confirmaci¨®n del desastre
Despido de Atkinson, mal r¨¦cord, p¨¦rdida de una cultura... Nuevo destino y mismas conclusiones para un Kyrie m¨¢s cuestionado que nunca.


Nadie sabe si la temporada NBA ha llegado a su fin, pero en Nueva York muchos desear¨ªan que as¨ª fuera. Sobre todo en Brooklyn, donde todav¨ªa siguen pregunt¨¢ndose que hicieron mal para torcer un proyecto encauzado y que ve¨ªa la luz por primera vez desde 2013, cuando un magnate de apellido Pr¨®jorov realizaba un traspaso de consecuencias catastr¨®ficas e hipotecaba a una franquicia a la que le cost¨® mucho esfuerzo y una cantidad ingente de rondas del draft perdidas volver a ser competitiva. Y cuyo regreso ha sido tan exitoso en su inicio como ef¨ªmero en su duraci¨®n, con dos movimientos el pasado verano que han dejado en entredicho a una directiva, han provocado el adi¨®s del mejor entrenador que han tenido en la ¨²ltima d¨¦cada y han constatado que Kyrie Irving es justo lo que todo el mundo pensaba de ¨¦l, con esa leyenda negra que se cierne sobre una figura ya abiertamente cuestionada y, a estas alturas de la pel¨ªcula, con escasos defensores.
Esta vez s¨ª podemos caer en el oportunismo y tirar de hemeroteca: los Nets estaban avisados. Periodistas, analistas y jugadores gritaron a los cuatro vientos eso de que Irving no mejoraba a sus equipos, empeoraba a sus compa?eros y destrozaba qu¨ªmicas, din¨¢micas e incluso culturas a su paso. En menor medida particip¨® en ese sainete de cr¨ªticas el estado de Massachusetts, cuyo principal equipo de baloncesto, los Celtics, prefiri¨® indisimuladamente que el base se marchara tras una temporada aciaga en la que hab¨ªa empeorado a una franquicia que ven¨ªa de jugar dos finales de Conferencia, la ¨²ltima en 2018 rozando las Finales, para quedarse en segunda ronda cayendo contra los Bucks por un inapelable 4-1, incluidas dos derrotas consecutivas en el Garden. La sensaci¨®n de alivio no ha hecho m¨¢s que multiplicarse en Boston, donde nadie parece echar de menos a un jugador que en la ¨²nica temporada completa que disput¨® (67 partidos y los playoffs) se carg¨® la qu¨ªmica inherente a la franquicia verde en general y al proyecto de Stevens en particular. Y todo, empeorando a sus compa?eros cuando estaba en pista y sumando el equipo un porcentaje de victorias superior cuando no estaba disponible.
Todos esos datos, que solo fueron uno de los muchos motivos que provocaron el divorcio de un matrimonio imposible, no han hecho m¨¢s que reafirmarse en su nueva aventura en Brooklyn, donde las advertencias y los precedentes ya estaban establecidos. No le import¨® eso a los Nets, que pese a las muchas advertencias fich¨® a un jugador cuyo talento es directamente proporcional a su mala cabeza y a una estrella que estaba promediando 35 puntos por partido en los playoffs pero que se lesion¨® del tend¨®n de Aquiles y pasar¨ªa la temporada en blanco antes de regresar a las pistas con su nuevo equipo y por encima de los 32 a?os. Y todo esto hipotecando un proyecto (otra vez) que ven¨ªa de conseguir el primer r¨¦cord positivo desde la 2013-14, sus primeros playoffs desde 2015 y que contaba con un posible l¨ªder de cara al futuro (el All Sar D'Angelo Russell) y una plantilla joven y prometedora cuya evoluci¨®n estaba al alza. Ahora, los j¨®venes est¨¢n supeditados a un base que va a cobrar 31 millones esta temporada, 33 la siguiente y 34 en la 2021-22, con una player option de 36 millones. Y a un alero que, por muy bueno que sea, se ha llevado 38 millones este a?o sin jugar y tiene 40 y 42 asegurados con otra opci¨®n de jugador, tambi¨¦n para la 2022-23, de casi 44. Mucho dinero para un hombre, Kyrie, cuya sinton¨ªa con sus compa?eros brilla por su ausencia y para otro, Durant, que es una inc¨®gnita f¨ªsica y puede salir a la agencia libre de 2023 con 164 millones en el bolsillo. Desde luego, el movimiento del pasado verano ha sido, como m¨ªnimo, arriesgado.
Peor r¨¦cord y peores n¨²meros con Kyrie
Nadie sabe qu¨¦ tiene en la cabeza Irving, ni qu¨¦ piensa ni qu¨¦ mecanismos mentales desarrolla como para salir por la puerta de atr¨¢s de los Celtics y terminar de redondear su reputaci¨®n con una temporada en la que ha promediado 27 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias... en tan solo 20 partidos disputados. El base sum¨® 50 en su debut,? y jug¨® los primeros 11 partidos sin aparentes problemas antes de caer, aparentemente, lesionado del hombro. Decimos aparentemente porque la informaci¨®n era desconocida, y la capacidad de la franquicia para comunicarse con su equipo m¨¦dico y a la vez con la prensa, antes ejemplar, qued¨® mermada con el hermetismo y ocultimos del base, que preguntaba a sus propios doctores, no daba pistas sobre el tiempo de recuperaci¨®n ni sobre su estado y dejaba a su equipo en ascuas y sin saber cu¨¢ndo iban a poder contar con ¨¦l. Poco pareci¨® importarles, ya que Dinwiddie dio un paso adelante junto con el resto de sus compa?eros, que enderezaron la situaci¨®n antes de sumar siete derrotas seguidas, algo que no les ha impedido tener un balance muy parecido sin Irving (21-24) que con ¨¦l (9-11). En total, un 30-34 en el par¨®n que dista del ritmo que les llev¨® al 42-40 del a?o pasado.
A finales de diciembre ya se hizo insostenible la situaci¨®n, cuando las matem¨¢ticas, que no tardaron en dar la raz¨®n a los haters, demostraban como los jugadores mejoraban sin la estrella. Joe Harris pasaba de 13 a 16 puntos por partido, Jarret Allen de 9+9 a 14+12 y Garrett Temple de 7,5 a 13,1 puntos. El m¨¢s afectado ha sido Spencer Dinwiddie, un hombre que estaba llamado a tirar abajo las puertas del All Star y que no ha ido precisamente por coincidir con Irving y todo lo que ello supone. El joven jugador de los Nets estaba en 17 puntos por partido con un 41% en tiros en esos 11 duelos iniciales que disput¨® con Kyrie antes de hacerse con el puesto de base titular y remar hasta los 26 con un 45% en tiros. El retorno de su compa?ero a mediados de enero provoc¨® que su juego se resintiera y seguramente en esa segunda racha de encuentros que Irving jug¨® previa a la lesi¨®n definitiva con la que enterr¨® la temporada (una decisi¨®n que tom¨® el mismo) se debi¨® su ausencia, una de las m¨¢s destacadas en el Partido de las Estrellas.
M¨¢s. Hay pocas cosas que puedan justificar a Irving, y cuando hablamos de una constataci¨®n del desastre nos referimos a lo que ¨¦l mismo representa y a una creciente leyenda negra que se est¨¢ formando en torno a una figura muy alabada a la sombra de LeBron y extremadamente criticada cuando decidi¨® escapar de ese manantial de lastres mentales que envuelven a cualquiera en un manto de dudas. La figura de LeBron, eterna y eternizada, cohibe a todo el que pase por su lado y el base, que desmotr¨® un telanto innegable en los Cavs y fue clave en la consecuci¨®n del anillo del 2016 (ese triple sobre Curry...) quiso escapar de esa tortura china que para muchos supone escuchar que ganar por compartir equipo con El Rey. Y que vales m¨¢s como segunda espada que como primera, un argumento que ha intentado, sin ¨¦xito, demostrar como equivocado.
Sin rumbo desde su salida de Cleveland
Desde que ha salido de los Cavs, Kyrie ha disputado 60, 67 y 20 partidos y se ha perdido los playoffs en la primera y la tercera (o eso dijo antes del par¨®n) con un tope en esa segunda ronda del a?o pasado. Y en ninguna de las tres ha alcanzado el nivel individual de la 2016-17, una campa?a en la que super¨® los 25 puntos de promedio en 72 encuentros con un 40% en triples y liderando junto a LeBron (26+8,6+8,7) a su equipo a las Finales por tercera vez consecutiva. Solo Dwayne Wade (25,5 en la 2010-11) y Anthony Davis (26,7 este a?o) han conseguido superar la barrera de los 25 tantos compartiendo equipo con El Rey y ning¨²n jugador ha tenido jam¨¢s tanto protagonismo como el base compartiendo equipo con el alero en unas Finales. En 2016 Irving promedi¨® 30,8 puntos en los ¨²ltimos 5 partidos con 41 en el quinto. Y en 2017 se fue a los 40 en la ¨²nica victoria de los Cavaliers. De nuevo, un movimiento no del todo acertado para alguien que contaba con una cantidad de bal¨®n mayor a la que nadie ha tenido jugando al lado de uno de los mejores jugadores de la historia.
Ahora, Irving se ha quedado seco y est¨¢ en el punto de mira. En defensa siempre ha estado cuestionado, pero en ataque no se ha mostrado como el revulsivo que deber¨ªa, y si bien hace estad¨ªstica deja a un equipo cuyo rating defensivo era de 109,6 hace un a?o en apenas un 108,1. Los Nets ya tiraban mal el a?o pasado (un 45%, quinto peor equipo de la NBA), peor este a?o se han hundido hasta el 44% y son cuartos por la cola. Tambi¨¦n lo son en triples con un 34% cuando antes de la llegada del base estaban en la media de la Liga (35%, 15?) y este a?o han sobrevivido gracias al rebote (m¨¢s de 48 por partido, segundos) y a la poca competitividad que hay en el Este, donde ni siquiera los Magic han hecho mucho por disputarles un s¨¦ptimo puesto que sabe a muy poco tras las expectaticas iniciales y que en el Oeste no les servir¨ªa para quedarse en playoffs. Y todo esto viendo como Kemba Walker, su sustituto en los Celtics, se adapta a esa franquicia a la que ¨¦l nunca supo adaptarse. El ex de los Hornets ya era en diciembre m¨¢s efectivo que nunca, cuando ten¨ªas un PER de 23,51, mejorando su anterior tope (21,72). El base tiene el mejor promedio de su carrera en el true shot porcentage (el combinado de las tres distancias) que ha pasado 57 a 59, lanza con casi un 38% en triples, la segunda mejor cifra de su carrera y mejor que nunca desde la l¨ªnea de personal (88%). La eficiencia, eso tan poco valorado pero a lo que tanta atenci¨®n presta Stevens, no fue lo que m¨¢s trabaj¨® Kyrie en unos Celtics que poco le a?oran y cuyos aficionados y periodistas se encargan de dejar claro a trav¨¦s de las redes sociales lo que piensan de ¨¦l. Y no es nada bueno.
Y luego est¨¢ Kenny Atkinson, claro. Ha sido la gota que ha colmado el vaso de la reputaci¨®n de Kyrie. Uno cuyo agua est¨¢ a punto de derramarse del todo. El t¨¦cnico, creador de una cultura, incre¨ªblemente valorado por sus colegas y m¨¢ximo responsable de la milagrosa recuperaci¨®n de un equipo que un lustro atr¨¢s parec¨ªa irrecuperable (al desastre de Pr¨®jorov en 2013 se unieron los a?os de Jason Kidd, lo que alarg¨® el sufrimiento) se iba por la puerta de atr¨¢s despu¨¦s de una reuni¨®n, celebrada tras una derrota por 39 puntos ante los Grizzlies, que no content¨® a nadie y con rumores de una mano negraque se?alaba a Kyrie, Durant (que tiene un art¨ªculo aparte) y un DeAndre Jordan invitado a la fiesta y que exig¨ªa la titularidad (algo que le ha dado Jacque Vaughn) ha terminado de manchar la reputaci¨®n del base, que ha pasado de estar cuestionada parcialmente a ser puesta en duda casi por la totalidad de la NBA. Un cap¨ªtulo m¨¢s dentro del desastre en el que se ha convertido ese hombre que afirm¨® que la tierra era plana. Solo falta por ver si la llegada de Durant (ya veremos a qu¨¦ nivel) le volver¨¢ a convertir en la segunda espada que ha demostrado poder ser con enorme efectividad. De momento, la historia se repite solo un a?o despu¨¦s de su aciaga temporada en los Celtics. La redenci¨®n, si es que la hay, tendr¨¢ que esperar para Kyrie, un jugador que a pesar de todo tiene un innegable talento. Uno fuera de lo com¨²n, con una capacidad de bote majestuosa, capacidad para crear sus propios tiros y espectacularidad en sus movimientos. Tenerlo, lo tiene todo. Pero...