De choferes de Uber a estrellas deportivas de Estados Unidos
En el mundo del deporte, las historias de superaci¨®n son comunes, pero algunas destacan por su singularidad


Cuando el tel¨¦fono vibr¨® en una sala de juntas dentro de las instalaciones de football de la Universidad de Carolina del Sur, Demetrius Knight Jr. no contest¨® de inmediato. Su cuerpo ya lo sab¨ªa. Era la llamada. Los Cincinnati Bengals lo tomar¨ªan en la segunda ronda del pasado Draft de la NFL. El linebacker se levant¨®, se ech¨® las manos a la cara y llor¨®. Su esposa Jensy lo abraz¨®. Su hija Kamilla aplaud¨ªa sin entender. Malachi, su hijo m¨¢s peque?o, se contagi¨® y empez¨® a sollozar, un momento que como familia les cambi¨® la vida.
La imagen ¡ªdifundida por la cuenta oficial de Gamecock Football¡ª es tierna, esperanzadora, viral. Pero no cuenta todo. No muestra los turnos que Knight hizo como repartidor de DoorDash tras perder contra Navy hace dos a?os. No habla de los d¨ªas en que se quedaba sin saldo, sin gasolina, sin ¨¢nimo. Ni de las veces que su esposa se qued¨® largas horas con sus hijos para que ¨¦l pudiera hacer pedidos y ganar dinero para comprar leche..
Knight no es un caso aislado. Es el ¨²ltimo nombre de una lista creciente de atletas estadounidenses que han manejado autos alquilados, entregado hamburguesas y esperado propinas m¨ªnimas mientras sus sue?os deportivos se cocinaban a fuego lento. Lejos de los reflectores, lejos de los contratos millonarios, lejos del ideal rom¨¢ntico del atleta universitario.
Ahora podr¨¢ olvidarse de cumplir con dos trabajos, ya que al ser tomado en segunda ronda, Knight podr¨¢ conseguir un cheque de por lo menos nueve millones de d¨®lares.
En Estados Unidos, donde la meritocracia deportiva todav¨ªa vende boletos y fabrica narrativas, el trayecto hacia la cima suele pasar por una aplicaci¨®n m¨®vil.
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— Gamecock Football (@GamecockFB) April 26, 2025
Un catcher en el asiento del conductor
Antes de conectar su primer jonr¨®n con los Yankees el pasado fin de semana contra Toronto, J.C. Escarra conduc¨ªa para Uber en las calles de Florida. El receptor, liberado por los Orioles en 2022, se convirti¨® en una especie de hombre orquesta: maestro sustituto en escuelas p¨²blicas, entrenador de b¨¦isbol infantil, chofer por las ma?anas, bateador designado en ligas menores por las tardes.
¡°Pas¨¦ de tratar de hacer roster en los entrenamientos de primavera a buscar estacionamiento en un centro comercial para entregar un pedido¡±, cont¨® en entrevista. ¡°Y en medio de todo, mi esposa embarazada, una renta que no perdonaba y un sue?o que parec¨ªa cada vez m¨¢s un hobby caro¡±.

Escarra lleg¨® a dormir en el sof¨¢ de sus padres. A veces, compart¨ªa la cena con el ni?o al que entrenaba despu¨¦s de clases. Otras veces entablaba conversaci¨®n con los usuario que iban en la parte trasera del auto.
Chofer de cinco estrellas
Randy Dobnak tiene una an¨¦cdota que parece escrita por un guionista con sentido del humor. Lanzador de los Twins, lleg¨® a firmar un contrato de m¨¢s de nueve millones de d¨®lares. Pero antes de eso, era conductor de Uber con una calificaci¨®n de 4.99 sobre 5.
¡°Fui m¨¢s consistente como chofer que como pitcher al principio¡±, dijo entre risas. Dobnak pas¨® desapercibido en el Draft. Nadie lo seleccion¨®. Jug¨® en ligas independientes donde el pago era simb¨®lico y el futuro improbable. Durante a?os altern¨® mont¨ªculos y asientos, pr¨¢cticas matutinas y carreras nocturnas.
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El beisbol lo encontr¨® gracias a una combinaci¨®n improbable de talento bruto, videos virales en YouTube y scouts que se atrevieron a mirar m¨¢s all¨¢ de los nombres consagrados. Pero durante mucho tiempo, su principal herramienta de trabajo no fue el guante, sino el volante.
A.J. Francis y las entrevistas en movimiento
En la NFL tambi¨¦n hay historias como la de A.J. Francis, tackle defensivo que pas¨® por Dolphins, Redskins y Seahawks. Durante la temporada baja, trabajaba como conductor de Uber. No por necesidad inmediata, sino por estrategia.
¡°Prefer¨ªa tener ingresos constantes a estar esperando que el football decidiera por m¨ª¡±, explic¨®. Francis incluso cre¨® un show de entrevistas con sus pasajeros llamado Have Drive, que mezclaba humor, sociolog¨ªa callejera y an¨¦cdotas de vestidor.
Para ¨¦l, conducir era una forma de mantener los pies en la tierra. Aunque a veces, el tr¨¢fico lo desesperara m¨¢s que un quarterback con mucha movilidad.
El otro lado del NIL
La llegada del NIL (Name, Image and Likeness) al deporte universitario estadounidense ha cambiado algunas reglas del juego. Demetrius Knight lo vivi¨® en carne propia. Su paso a Carolina del Sur vino acompa?ado de un peque?o contrato que le permiti¨®, por primera vez, dejar de hacer entregas.
¡°No era mucho, pero nos alcanzaba para la renta y la comida. Lo b¨¢sico. Lo humano¡±, dijo. ¡°Por eso eleg¨ª ese programa. No quer¨ªa lujos, quer¨ªa tiempo con mis hijos, tranquilidad mental para estudiar y entrenar¡±.
Porque ese es el otro tema. Knight no s¨®lo era atleta, esposo y repartidor. Tambi¨¦n era estudiante. Graduado en Literatura, Medios y Comunicaci¨®n por Georgia Tech.
Las historias de atletas que enfrentan dificultades econ¨®micas no son nuevas, pero muchas est¨¢n teniendo el mismo denominador: antiguos trabajadores de Uber.
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