Italia paga los platos rotos

Seguramente, era mejor pillar a Estados Unidos en perfecta armon¨ªa, a ver si ca¨ªa en un ataque de complacencia que abriera una puerta. Pero ese comod¨ªn ya lo gast¨® Lituania, que adem¨¢s cay¨® eliminada dos d¨ªas despu¨¦s de su triunfo contra un Team USA que se meti¨® en semifinales (63-100), est¨¢ a dos pasos de recuperar el trono mundial y ha mejorado ya el negr¨ªsimo resultado de 2019, cuando alcanz¨® su fondo hist¨®rico (s¨¦ptima) tras perder en cuartos contra Francia. S¨ª, seguramente habr¨ªa sido mejor no tener enfrente a una selecci¨®n despierta, herida y con ganas de sacudirse los malos augurios. O tal vez Italia, sencillamente, no ten¨ªa la identidad necesaria (p¨ªvots rocosos, estabilidad en el tiro¡­) para hacer da?o a Estados Unidos y el destino de este cruce de cuartos estaba escrito m¨¢s all¨¢ de lo que hab¨ªa pasado dos d¨ªas antes, contra esa Lituania ya eliminada.

Porque el rival era m¨¢s propicio o porque hab¨ªa que pegar un buen pu?etazo en la mesa, Estados Unidos ofreci¨® una imagen maravillosa y desarm¨® a un equipo que pag¨® los platos rotos y se dej¨® todos sus sue?os (medalla, plaza ol¨ªmpica¡­) desparramados por un Mall of Asia Arena de Manila del que fue sacado a empujones por un rival que as¨ª s¨ª, en este nivel resulta aterrador.

El partido dur¨® medio cuarto. Italia se la jug¨® a tapiar la zona y depender de que Estados Unidos anotara por fuera, y todos menos un Anthony Edwards enfrentado a dobles y triples marcajes. Funcion¨®¡­ cinco minutos. Italia mandaba 8-7 con un 0/3 en triples de su rival. Pero fue un espejismo, ch¨¢chara: 14-24 al final de ese primer cuarto y 22-46 ya antes del descanso. La ventaja rond¨® los 40 puntos en un tercer parcial (39-78) cerrado con una asistencia de fantas¨ªa de Haliburton para mate de Banchero, que no tuvo piedad del equipo con el que habr¨ªa jugado (por familia paterna) si no le hubiera llamado Grant Hill en nombre del Team USA. En ese momento, y en plena tormenta de triples, robos y puntos f¨¢ciles en transici¨®n, en esa versi¨®n de Estados Unidos que sigue siendo letal por mucho que pasen los a?os y cambie el baloncesto, el banquillo rompi¨® a bailar y los jugadores se abrazaron con las sonrisas m¨¢s luminosas que han ense?ado en todo el campeonato. S¨ª: se hab¨ªan quitado un peso de encima y s¨ª, este era la fecha bisagra, el d¨ªa D.

Italia no meti¨® sus triples, no gan¨® el rebote de ataque ni sac¨® puntos en segunda oportunidad; Se empe?¨® en anotar en uno contra uno y camin¨® silbando hacia las fauces de un ogro que primero se desperez¨®, despu¨¦s entr¨® en calor y finalmente aceler¨® hacia el hiperespacio. Defensa asfixiante sobre las l¨ªneas de pase, transiciones vertiginosas, intimidaci¨®n¡­ y muchos triples. Del 0/3 inicial al 14/28 al cierre de un tercer cuarto (44-83) en el que la valoraci¨®n era 33-114. Solo Mikal Bridges estaba en 32, casi igual que todos los jugadores de un rival desmadejado, apabullado, eliminado con demasiados minutos por delante.

Mikal Bridges (24 puntos y 7 rebotes en 18 minutos) dio una exhibici¨®n, en defensa y en ataque: empez¨® encontrando caminos al aro y acab¨® metiendo triples y finalizando contras. Jalen Brunson meti¨® sus puntitos pero fue con Tyrese Haliburton (18, 5 asistencias, 6/8 en triples), otra vez, con el que EE UU meti¨® el turbo. No hizo falta nada de Anthony Edwards, y Brandon Ingram al menos envi¨® se?ales de vida, que ya es algo. Fue una exhibici¨®n coral, implacable, de un equipo contra el que solo vale tenerlo amarrado durante los 40 minutos, coger todos los rebotes y meter (casi) todos los triples. Si no, est¨¢s en sus manos. Y pasa lo que pasa.