Va al peor restaurante valorado de Espa?a y se siente estafado: ¡°Es una trampa para turistas¡±
El creador de contenido gastron¨®mico Esttik acudi¨® a un local pr¨®ximo a la Alcazaba de M¨¢laga y qued¨® sorprendido por un motivo distinto a la calidad del producto.
La cultura gastron¨®mica espa?ola es un aut¨¦ntico lujo que encuentra pocas excepciones. Pero las encuentra. No surgen de la mano del producto, que si es bueno siempre ser¨¢ de calidad, sino de una mala materia prima y un peor uso de la misma. Es decir, de un restaurante reprobable. Con la mentalidad de toparse con un negocio de estas caracter¨ªsticas acudi¨® Esttik junto a un acompa?ante a Cister Catorce, un local malague?o cuya valoraci¨®n, con m¨¢s de 4.100 puntuaciones, apenas era de un 1¡ä1 sobre 5.
Se sentaron los dos y condicionados por una rese?a muy negativa (¡±si quieres amargar un d¨ªa de vacaciones hay que entrar en este sitio, solo puedo decir que me estafaron¡±, dec¨ªa) pidieron un sinf¨ªn de tapas. Primeramente lleg¨® el pan, que eran cinco trocitos finos por tres euros. ¡°Eso no me lo como yo, puede tener 800 d¨ªas, parece que est¨¢ como mojado¡±, dijo el acompa?ante del creador de contenido. Hab¨ªan empezado con mal pie.
¡°Un atraco¡±
Lo que mejor se ve¨ªa eran las patatas bravas y la tortilla, aseguraron, adem¨¢s del jam¨®n. ¡°La ensaladilla se ve mala. La veo b¨¢sica¡±, dijeron, a?adiendo a la tortilla, cuya primera impresi¨®n hab¨ªa sido la comentada, que, en realidad, era ¡°un mazacote total¡±. Despu¨¦s lleg¨® las croquetas y ah¨ª se torci¨® su visita. ¡°La croqueta buena no es. Cuesta hasta tragarla. No est¨¢ buena, pero no est¨¢ mala¡±, confesaron, colocando la nota negativa en el precio: ¡°Te lo venden a tres euros la raci¨®n, pero son dos croquetas [literalmente]¡±. Sorprendi¨® tambi¨¦n la ensaladilla. ¡°Pensaba que iba a estar muy mala, pero est¨¢ normal, no es la peor que me he comido¡±, dijo el compa?ero de Esttik.
Y cuando parec¨ªa que iban a remontar, la paella. ¡°Tiene mala pinta. Aqu¨ª ya hay patinazo. No tiene nada de sabor el arroz, es como comerte arroz blanco¡±, comentaron al respecto, probando despu¨¦s la tortilla, que describieron como ¡°la t¨ªpica que costaba tragar tras un d¨ªa entero en la playa¡±; en las bravas, ¡°la salsa es de todo menos brava, se lo come un catal¨¢n y llora¡±; y en el jam¨®n, aunque no estaba malo, eran ¡°cuatro lonchas por 3¡ä50 euros¡±.
De lo mejor que probaron fue el pollo al curry, una tostada con at¨²n y pimientos del piquillo y la carrillera. No obstante, el elevado precio de cada una de las tapas, reflejado en sus ojos sorprendidos al leer la cuenta, instal¨® un sabor agridulce en sus bocas. El problema no era tanto la calidad, sino el coste; ello les llev¨® a definir la experiencia como ¡°un atraco¡± y el sitio con una contundente frase: ¡°Es una trampa para turistas que rondan la Alcazaba de M¨¢laga¡±.
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