Virales
Un espa?ol tiene un accidente en Suiza, un se?or le ayuda y tiene un gesto con ¨¦l: por su cara, all¨ª no parece muy com¨²n
Aitor Echeberria, un joven tiktoker, sufri¨® un esguince haciendo senderismo en el monte Pilatus; su hermano fue a buscar ayuda y desencaden¨® una an¨¦cdota para el recuerdo.
Se ha dicho hasta la saciedad que todo agradecido ser¨¢ bien retribuido; que el que no agradece, al diablo se parece; y que, a fin de cuentas, es de bien nacido ser agradecido. Y esto resulta as¨ª a orillas del Tajo, en la selva amaz¨®nica y en los Alpes suizos. En este ¨²ltimo escenario lo ha ejemplificado Aitor Echeberria, un tiktoker atleta que se encontraba haciendo senderismo en el monte Pilatus (cuyo nombre se debe a que una leyenda local afirma que Poncio Pilato fue enterrado en el macizo) cuando, sin quererlo ni beberlo, su jornada se trunc¨®.
Ha sido el propio Aitor quien lo ha contado en un reciente v¨ªdeo. ¡°?Que qu¨¦ hago en Suiza d¨¢ndole un paquete de jam¨®n ib¨¦rico a este se?or? Esta historia no te la esperas¡±, inicia su voz en off la presentaci¨®n de la publicaci¨®n, mostrando la cara de incredulidad de un se?or que abre la puerta de madera de su caba?a en el monte. Un flashback retrocede al instante que dio pie a aquello y, solo entonces, inicia su relato.
¡°Todo empez¨® una ma?ana soleada cuando mi hermano y yo decidimos subir el Pilatus. Estaba siendo uno de los mejores hikes de mi vida y estaba todo el rato flipando con las vistas. Hicimos cumbre y comenzamos a bajar. Y exceptuando alg¨²n resbal¨®n, todo iba bien¡±, cuenta, hasta que de repente... ¡°?pum! Eso cambi¨®¡±.
Lo detalla sin paliativos. ¡°Me hice un tremendo esguince con el que vi las estrellas. El tobillo se empez¨® a poner como una patata y no veas c¨®mo dol¨ªa. As¨ª que mi hermano tuvo que ir a buscar ayuda. Y ah¨ª me qued¨¦, tirado en el suelo esperando a que alguien viniera a rescatarme¡±, recuerda, film¨¢ndose a s¨ª mismo sentado en un bosque y apoyando su espalda sobre un ¨¢rbol.
Fueron pasando las horas y, finalmente, un veh¨ªculo apareci¨®. ¡°Mi hermano tuvo la suerte de dar con una se?ora y su criadero de asnos. Imag¨ªnate a mi hermano hablando con esta se?ora. Ni ¨¦l habla alem¨¢n ni ella hablaba ingl¨¦s o espa?ol. No me preguntes c¨®mo, pero consigui¨® que la se?ora viniera a buscarme. Y ah¨ª ¨ªbamos, en su coche, rodeados de sus perros¡±, rememora alegre, ahondando en los detalles de aquel feliz recuerdo, y se?alando lo que m¨¢s le preocupaba del percance: ¡°Pensaba que me iban a arreglar el tobillo y me iban a sacar un ri?¨®n con la factura del hospital¡±.
Su regreso al criadero de asnos
De una forma u otra, se recuper¨® y la se?ora se march¨®. ¡°Unas semanas m¨¢s tarde, en cuanto ya estaba recuperado, all¨ª estaba yo, en el famoso criadero de asnos d¨¢ndole un par de paquetes de jam¨®n a su marido. Era mi manera de darle las gracias. Y por supuesto, ese d¨ªa volv¨ª a subir el Pilatus y esta vez sin esguince¡±, coloca la guinda a su historia, adjuntando un v¨ªdeo en el que corre euf¨®rico por la ladera en la que dicen las viejas historias descansa para siempre el responsable ejecutivo de la crucifixi¨®n de Jes¨²s.
Restaba un inciso. ¡°?Y sabes qu¨¦ es lo mejor? Que tanto el hospital como las sesiones de fisio de despu¨¦s no me costaron nada¡±, matiza, ya que, por ley, ¡°en Suiza, la empresa para la que trabajas est¨¢ obligada a cubrirte los accidentes aunque estos no sean laborales¡±. Todo qued¨® en una an¨¦cdota que ninguna de las partes olvidar¨¢ f¨¢cilmente.
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