La particular condici¨®n de un soltero de ¡®First Dates¡¯ a su cita: ¡°Es de la prehistoria¡±

La reapertura del restaurante del amor que regenta de manera televisiva Carlos Sobera ha tenido lugar, como otros tantos formatos, este lunes. Eran muchos los que, con la vuelta de la rutina, deseaban sentarse a cenar observando c¨®mo completos desconocidos se daban una oportunidad a ciegas. Hace tiempo que First Dates se asent¨® en su franja horaria, en gran parte, por la particularidad de unas citas que, muchas veces, no resultan todo lo id¨ªlicas que uno podr¨ªa imaginar.

Con la nueva temporada del programa de Cuatro han llegado nuevos solteros y solteras, destacando en su primera emisi¨®n el ¡®imposible¡¯ de ?scar, un inversor de 46 a?os de Barcelona, y Marta, una gestora inmobiliaria de Madrid de 37. Ambos llegaron con un planteamiento de vida completamente distinto que, al chocar en conversaci¨®n, desvel¨® que lo suyo era, simple y llanamente, incompatible.

?l se present¨® como alguien que hab¨ªa ganado mucho dinero por las inversiones y las criptomonedas, que gozaba de tiempo libre y que, por qu¨¦ no, tras varias relaciones fallidas estaba dispuesto a encontrar el amor. ¡°Soy especialista en decirle a las chicas guapas de cara que no. He rechazado a unas cuantas bastante guapas, que podr¨ªan tener ellas a cualquier chico. Solamente que seas guapa y no haya m¨¢s, como que no¡±, confesaba a la c¨¢mara un ?scar confiado.

Cuando Marta entr¨®, ¨¦l lo tuvo claro. ¡°No es mi tipo porque yo siempre las parejas que he tenido han sido muy guapas¡±, desliz¨® en los instantes previos a una charla que abri¨® una brecha insalvable entre los dos y que consisti¨®, en realidad, en el giro de una rueda de cuestiones fatales.

Primer frente: las vacunas

¡°Primera pregunta que te quiero hacer, ?est¨¢s vacunada de Covid?¡±, lanz¨® ¨¦l, a lo que ella respondi¨® que s¨ª. ¡°Me he vacunado, pero no creo que eso le vaya a influir. Es algo que tampoco tiene mayor importancia¡±, explicaba Marta al programa, sin la presencia de ?scar; despu¨¦s de enterarse de que lo hab¨ªa hecho, ¨¦l dej¨® claro que no lo har¨ªa ¡°ni aunque me pagaran millones de euros¡± y que ¡°ya el tema de que la chica se vacune... No, olv¨ªdate¡±.

No encontrar¨ªan otros puntos en com¨²n durante su cita, pero aquel fue determinante para que ?scar perdiera el inter¨¦s: tach¨® la pandemia de ¡°plandemia¡±, asegur¨® que estaba preparada para ¡°meter miedo a la gente¡± y ¡°hacer negocio¡±. Ella no cab¨ªa en su incredulidad. ¡°Han pasado varios a?os ya de la pandemia y que me diga que si estoy vacunada... Pues eso ya es de la prehistoria¡±, detallaba Marta en su c¨¢mara privada.

Segunda diferencia: la religi¨®n

Todav¨ªa quedaba otro frente m¨¢s. Y toparon con la iglesia: ¨¦l quiso saber si cre¨ªa en Dios, y ella neg¨® categ¨®ricamente. ¡°?Yo creo en Dios firmemente, por eso he conseguido lo que he conseguido! ?Porque creo en la energ¨ªa suprema!¡±, explicaba ojipl¨¢tico ?scar a la c¨¢mara del programa, consciente de que para ¨¦l aquello era irreversible: ¡°Yo no puedo estar con una mujer con esos l¨ªmites¡±.

Cuando ella afirm¨® que ¡°la gente de religi¨®n suele votar al Partido Popular y a la derecha¡±, ¨¦l, de nuevo, se desmarc¨® hacia lo imprevisible: confes¨® que no entend¨ªa de pol¨ªtica y que, de hecho, no hab¨ªa votado nunca. Despu¨¦s dir¨ªa que, a diferencia de ella, hab¨ªa pisado m¨¢s de 50 pa¨ªses y que, en realidad, era una ¡°falta de feeling¡± lo que les separaba: ¡°Le falta m¨¢s calle. Mi universidad es la universidad de la calle. Yo soy de calle, de terreno¡±.

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