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Steph Furry, el perro adivino de los semifinalistas de Champions, da su ganador de esta edici車n
El corgi se ha viralizado por rematar unos balones de pl芍stico desde la cima de una escalera y acertar en el canasto del equipo que, a la postre, gana el encuentro.
A los perros se les ha atribuido tradicionalmente la condici車n natural de &mejor amigo del hombre*, algo que eleva a los canes en el reino animal hasta una posici車n, en lo que a las relaciones entre especies respecta, muy avanzada por la manera en la que entienden el mundo que les rodea. El perro es el perro y su circunstancia, dir赤a Ortega y Gasset. Pero quiz芍 deba ser el momento de reconocer, m芍s all芍 de perspectivismos y novecentismos, y a sabiendas del gran olfato que poseen 〞qui谷n sabe si superior al de las fosas nasales〞, su capacidad de adivinaci車n.
Estas cavilaciones se deben al agradable Steph Furry, un corgi que se viraliz車 el d赤a del sorteo de cuartos de final de la Champions League por realizar una predicci車n de los equipos que pasar赤an a la siguiente ronda y que ha resultado ser tan acertada como sorprendente. Su nombre, un homenaje a Stephen Curry por los acertados triples que tira desde una escalera que bien podr赤a ser considerada un santuario de Delfos con parqu谷 y barandilla.
Una final peliaguda y con sorpresa
El funcionamiento es el siguiente: lanzan al peque?o Steph una pelota, presumiblemente de pl芍stico por la ligereza con la que rebota, y el can, sobre varios pelda?os, golpea h芍bilmente, a veces con m芍s torpeza 〞siempre con sabidur赤a〞, el esf谷rico, que cae hasta una de las dos canastas ubicadas en el inicio de la escalera. Cada una tiene una pegatina, sobra decir que corresponde a los equipos que protagonizan los enfrentamientos en cuesti車n.
Tras acertar los cuartos de final, el primer enfrentamiento de semifinales ten赤a al Bayern de M迆nich y al Real Madrid como contendientes. Dos lanzamientos han hecho falta para que Steph sentase profec赤a: el primero le da en la cabeza y se queda detr芍s del perro, que observa las dos cestas sin explicarse por qu谷 no cae la pelota (es f芍cil sentirse representado con Steph en alg迆n momento de la vida de uno mismo), pero el segundo, lejos de fallar o entrar &llorando*, cae limpio dentro de la canasta del Real Madrid. El equipo blanco, en la final.
Sin abandonar esta versi車n reducida del Madison Square Garden, Steph se prepar車 para definir el vencedor en el choque entre Borussia Dortmund y Paris Saint Germain. De nuevo, dos lanzamientos. El primero impacta directamente contra la cabeza del perro y sale disparado hacia la victoria del PSG, pero termina encasquillada entre la cesta y un peluche de Digimon; el segundo, que rebota en la cabeza del can, oblig芍ndole a encogerse y contraer la expresi車n perruna, sobrevuela la escalera hasta caer, de nuevo, en el cr芍neo del perro, entra directamente en la canasta. Una aut谷ntica exhibici車n: triple en dos tiempos.
La final se disputa en la misma escalera y es al mejor de tres. Real Madrid y PSG se ven las caras. Comienza adelant芍ndose el conjunto de Ancelotti, que ve c車mo, tres segundos m芍s tarde, empatan los parisinos con una canasta tras cuatro rebotes. El 迆ltimo punto, el decisivo, se decid赤a de penalti. El can, sin apenas carrerilla, empuja la pelota desde la cima de la escalera y encesta en el canasto del PSG. Pita el 芍rbitro. Fin.
Mbapp谷 y el conjunto de la capital francesa ganan su primera Champions. Y el llamado &ADN* del Real Madrid encuentra un obst芍culo en su competici車n fetiche tan imparable como m赤stico es el poder赤o blanco en el Viejo Continente: el perro Steph. Ni el pulpo Paul se atrevi車 a tanto.
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