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Qui¨¦n es Miguel del Pozo, el atleta profesional que se esconde detr¨¢s de la vaquilla de ¡®El Grand Prix¡¯
Miguel del Pozo, tambi¨¦n mascota del Estudiantes, sustituye a la popular vaquilla del concurso, desaparecida por la Ley de Protecci¨®n Animal. Defiende los colores del club de atletismo de Suanzes.
El ¡®Grand Prix¡¯ se ha convertido en uno de los temas de conversaci¨®n m¨¢s recurrentes en los primeros d¨ªas del nuevo a?o y no precisamente por la victoria de Aguilar de Campoo en el especial de Navidad. La estampita que Lalachus ense?¨® durante las Campanadas de fin de a?o de su vaquilla ha provocado una pol¨¦mica sobre la que se han pronunciado personajes de todo tipo.
El misterio de Mar¨ªa Fernanda no es otro sino qui¨¦n es la persona que se esconde detr¨¢s del disfraz de la vaquilla. Miguel del Pozo, conocido deportivamente por su v¨ªnculo con el mundo del atletismo, fue el elegido por el concurso para poner en aprietos a los participantes y repite este temporada.
El madrile?o de 42 a?os, licenciado en Ciencias de la Actividad F¨ªsica y del Deporte, defiende los colores del Club Atletismo Suanzes como corredor en la modalidad de 5.000, 10.000 metros o media marat¨®n, y a su vez tambi¨¦n explota su faceta como entrenador en la escuela de atletismo de Palomeras, mientras combina su empleo en la empresa Bosch.
¡°Ni siquiera siento que estoy trabajando¡±
El concurso puso sus ojos en la figura del atleta, dado que se esconde detr¨¢s del disfraz del delf¨ªn Ramiro, la mascota del equipo de baloncesto del Estudiantes. Este hecho y su pasi¨®n por el programa desde que era un ni?o fueron los detonantes por los cuales Del Pozo acept¨® ser la vaquilla de ¡®El Grand Prix¡¯. ¡°De ni?o me encantaba, pero al ser de Madrid no tengo pueblo. Tampoco hay tanta oferta de mascotas. Nunca me he visto tan capacitado para un trabajo. Ni siquiera siento que estoy trabajando¡±, dijo el protagonista el a?o pasado.
¡°En algunas pruebas, si quiero molestar, puedo molestar much¨ªsimo. En otras, sin embargo, quiero dar con todas mis fuerzas y es m¨¢s dif¨ªcil, y eso es un poco frustrante. Por suerte, seg¨²n avanzan los programas, los equipos van sabiendo mejor c¨®mo elegir los comodines¡±, concluy¨®.