GASTRONOM?A
No est¨¢ en la calle Leganitos: este es el primer restaurante chino de Madrid que sigue en activo desde 1974
El local fue abierto por los Wang, un matrimonio que emigr¨® de la China comunista a la Espa?a franquista a mediados del siglo XX.
Hubo un tiempo en Espa?a en el que no exist¨ªan los restaurantes chinos. Los locales asi¨¢ticos eran propios de c¨®mics y pel¨ªculas que, ya a mediados del pasado siglo, anticipaban la expansi¨®n global que este tipo de gastronom¨ªa realizar¨ªa en las d¨¦cadas venideras. Dentro de las fronteras patrias el pionero fue un tal Miguel Shiao: abri¨® La Pagoda de la calle Leganitos en 1965 ¡ªen el mismo a?o fund¨® Kuo Cheng su querido House of Ming, en el Paseo de la Castellana, que si bien comparte r¨¦cord y honor con el primero, carece de su mitolog¨ªa culinaria y popular¡ª. El tiempo termin¨® por ver cerrar para siempre ambos negocios.
Tres calendarios despu¨¦s, la familia Chan levant¨® la persiana de Shangai 1968. Un amigo de Wing Wai Chan que trabajaba en la Base Naval de Rota le pidi¨® al cocinero sino que as¨ª lo hiciera porque adoraba este tipo de comida. A diferencia de los dos anteriores, este establecimiento contin¨²a abierto, ostentando el t¨ªtulo de restaurante chino en activo m¨¢s antiguo de Espa?a. Habr¨ªa que esperar todav¨ªa algunos a?os para que abriera sus puertas El Buda Feliz, un lejano 1974, local madrile?o que presume de tener la misma medalla de antig¨¹edad en lo que a la capital respecta.
Fueron los se?ores Wang. Rom¨¢n Wang y Mercedes Wu ¡ªse?ora Wang¡ª huyeron de los estragos que el avance del comunismo chino estaba cosechando y aterrizaron en otra dictadura, la de Franco, en unos a?os en los que el pa¨ªs, echando mano de la bibliograf¨ªa de Juan Eslava Gal¨¢n, se encontraba cambiando la alpargata por el seiscientos. Era 1956. De manera casi surrealista, la pareja lleg¨® a Haro (La Rioja) y se cas¨®. All¨ª observaron el ¨¦xito que ten¨ªan sus platos tradicionales servidos en su propia casa, de manera que, cuando emigraron a Madrid para que su descendencia estudiara y se toparon con el desconcierto de un extra?o presente laboral, a la se?ora Wang se le encendi¨® la bombilla: un restaurante.
La historia del drag¨®n castizo
Al principio fue necesario sortear las dificultades de su tiempo y debieron importar todo desde Hong Kong y no desde China por la cerrada pol¨ªtica comercial del gobierno de Mao. Despu¨¦s regatearon en lo culinario y sentaron c¨¢tedra: la propia Mercedes Wu recordaba en una entrevista a El Pa¨ªs hace algunos a?os que all¨ª nacieron algunos t¨®picos que hoy recorren los establecimientos de este tipo en todo el pa¨ªs. ¡°Fuimos los primeros en hacer la salsa agridulce con salsa de tomate, no como se hace en China, que es con salsa china¡±, dec¨ªa, ejemplificando algunos de estos casos. Y as¨ª, poco a poco, fueron conquistando el paladar espa?ol, a medida que reinventaban la comida china con algunas modificaciones propias del gusto patrio.
Tras m¨¢s de tres d¨¦cadas los Wang regentaron el restaurante. Hasta que toc¨® traspasarlo. Sus hijos no quer¨ªan continuar este camino profesional, de manera que estudiaron una especie de ¡®sucesi¨®n¡¯ para garantizar que el local, as¨ª como su leyenda, no reca¨ªan en manos equivocadas. Y as¨ª aparecieron cinco j¨®venes amigos asi¨¢ticos que, criados en los restaurantes de sus padres, se hicieron con un negocio en cuya puerta, todav¨ªa hoy y casi todos los d¨ªas, cuelga el cartel de ¡®abierto¡¯.
La carta, tan sugerente como hace medio siglo, tiene como especialidades el Chuan Yi Kao Ya, que es una original receta de pato laqueado, as¨ª como sus famosos tallarines, con cerdo, setas y verdura; platos que en el imaginario popular son conocidos por la multitud de restaurantes asi¨¢ticos que existen en el pa¨ªs y que llevan a algunos que cavilan a realizar un dif¨ªcil ejercicio cronol¨®gico: imaginar aquel tiempo en el que no hab¨ªa restaurantes chinos en Espa?a.
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