Mayra G¨®mez Kemp anuncia que ha superado el c¨¢ncer y se retira de la vida p¨²blica

Es cultura popular. A mediados de los ochenta no hab¨ªa presentador que pudiera competir con la ic¨®nica Mayra G¨®mez Kemp, el rostro visible de Un, dos, tres... responda otra vez. All¨ª empez¨®, en los plat¨®s de Televisi¨®n Espa?ola, como actriz hur¨ª que bailaba, recitaba versos y dejaba regalos; el periplo que le llev¨® a recorrer otros formatos fue caprichoso y quiso que, un lustro despu¨¦s, regresase al programa que le hizo debutar. Esta vez como presentadora. Hab¨ªa nacido una ¡ªpionera¡ª estrella de la televisi¨®n. La primera mujer en presentar un concurso.

Su trayectoria fue dilatada y pr¨®spera hasta que, por necesidades m¨¦dicas, se alej¨® de la televisi¨®n. Le hab¨ªan detectado dos c¨¢nceres. Ahora anuncia que se ha recuperado y que, adem¨¢s, decide retirarse de la vida p¨²blica. Ha sido en una charla con Mara Torres, en El Faro de la Cadena Ser. Por c¨®mo escoge las palabras, la manera en que, sin perder la suavidad, esboza una despedida puede intuirse que, muy probablemente, haya sido su ¨²ltima entrevista.

¡°Quiero que la gente recuerde a la Mayra que vio¡±

¡°Yo pensaba que ten¨ªa una llaga y me dijo que no, que ten¨ªa que hacerme una biopsia. Pensaba que se estaba pasando tres pueblos, pero ¨¦l quer¨ªa descartar que hubiera algo peor¡±, recuerda Mayra, preguntada por el d¨ªa en que empez¨® a cerciorarse de que, efectivamente, aquello era un c¨¢ncer en la lengua. Era 2009.

Tres a?os despu¨¦s la historia volvi¨® a escribirse con el mismo bol¨ªgrafo. Ten¨ªa otro c¨¢ncer; esta vez, en garganta y cuello: ¡°Todo fue por fumar. A pesar de las secuelas, no quise esconderme, sent¨ªa que pod¨ªa ayudar a otros diciendo que esto existe y que se puede luchar¡±. Algo m¨¢s de una d¨¦cada m¨¢s tarde siente la ¡°liberaci¨®n¡± de hablar de estos males utilizando pret¨¦ritos ling¨¹¨ªsticos.

La fragilidad que revisti¨® su alma estos ¨²ltimos a?os se sum¨® a la muerte de su marido, el actor Alberto Berco. El vaso se fue llenando. Ahora, lejos de reventar, decide dar un paso a un lado por pura comprensi¨®n de su circunstancia vital: ¡°Voy a hacer lo de Napole¨®n, retirarme a los cuarteles de invierno. Creo que ya est¨¢ bien, que ya hice lo que ten¨ªa que hacer. Ahora hay que darle paso a la gente joven¡±.

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¡°Quiero que la gente recuerde a la Mayra que vio, a la que ten¨ªa una dicci¨®n casi perfecta, a la que se ve¨ªa todav¨ªa joven y guapa¡±, se sincera. Clava la mirada en los ojos de Mara, paralelas las proyecciones de sus pupilas, y dibuja un ¡®adi¨®s¡¯: ¡°Esta es probablemente mi ¨²ltima entrevista. Te la doy a ti por ser quien eres¡±.

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