La predicci¨®n de Nostradamus sobre el rey Carlos III y su abdicaci¨®n

En junio de 1889 Vincent van Gogh pint¨® La noche estrellada. Fue desde la ventana de un manicomio, sumido en el extra?o convencimiento de que las sombras nocturnas eran m¨¢s coloridas que la luz del mediod¨ªa. Agarr¨® un lienzo y ote¨® el horizonte. El resultado fue un torbellino de ¨®leo cargado de simbolismo, de tintes m¨ªsticos y corrientes on¨ªricas. Fuego en las tinieblas del sur de Francia. Aquello aument¨® el mito de una arteria de la Vieja Europa, una regi¨®n donde la realidad depende de la ficci¨®n de cada uno. La Provenza. Pero aquel lugar era ya m¨¢gico mucho tiempo atr¨¢s.

A principios de diciembre de1503 abri¨® los ojos por primera vez en Saint-R¨¦my-de-Provence un beb¨¦ virtuoso. El reto?o de una familia jud¨ªa acomodada que se hab¨ªa convertido al cristianismo poco antes del nacimiento del peque?o. Fue bautizado bajo el nombre de Michel de N?tre-Dame, creci¨® entre libros, se gan¨® la vida como boticario y pas¨® a la historia como adivino. Nostradamus. Quiz¨¢ imbuido por el mismo demonio incomprensible que Van Gogh, aquel extra?o hombre comenz¨® a hilvanar versos con el dif¨ªcil prop¨®sito de enredar el futuro en un mismo tejido. En 1555 encuadern¨® esa hilatura universal: 942 cuartetas po¨¦ticas en las que hab¨ªa dejado atado el devenir del mundo.

Aquel libro se titul¨® Les Proph¨¦ties. Y tuvo alg¨²n que otro acierto. All¨¢ por 1610 acert¨® con el asesinato del monarca Enrique VI de Francia. Medio siglo m¨¢s tarde dio de lleno con el incendio que devast¨® Londres en 1666, convirtiendo la urbe inglesa en un recuerdo de la Roma de Ner¨®n. Nostradamus ya era una leyenda entonces. Por ello, los profetas de su creencia no han dudado en esbozar una perturbadora sonrisa al alertar que, tal vez, podr¨ªa sumar otra predicci¨®n cumplida este mismo 2024.

La profec¨ªa de Carlos III

Se trata del trono brit¨¢nico. El antiguo boticario dej¨® escrito en su Cuarteto 22/10 lo siguiente: ¡°Porque desaprobaron su divorcio / Un hombre que luego consideraron indigno / El Pueblo expulsar¨¢ al Rey de las islas / Un hombre reemplazar¨¢ a quien nunca esper¨® ser rey¡±. Las coincidencias se han materializado misteriosamente al anunciar Carlos III, rey de Inglaterra, que padece c¨¢ncer; sembrado el dilema de una posible abdicaci¨®n, r¨ªen los esot¨¦ricos.

Seg¨²n reflexion¨® Mario Reading, autor brit¨¢nico que estudi¨® a fondo los versos ambiguos y las vagas suposiciones sobre futuribles de Nostradamus, estas l¨ªneas se corresponden a Carlos III: el escritor argument¨® ¡ªall¨¢ por 2006, cuando viv¨ªa Isabel II¡ª que dejar¨ªa su cargo real y que el sustituto podr¨ªa tratarse, leyendo entre l¨ªneas la profec¨ªa, de aquel cuyo ascenso al trono no esperan. No el heredero, sino el hijo que reneg¨®. No William, sino Harry.

Aunque las posibilidades de que el Pueblo expulse a Carlos III son realmente bajas, dados los niveles de aprobaci¨®n que la Corona posee en Reino Unido, lo cierto es que la noticia de su enfermedad ha abierto la puerta a un escenario que antes no se contemplaba. Pero no deja de ser una predicci¨®n. Una visi¨®n virtuosa, bautizada con la vaguedad con la que transita el fervor apocal¨ªptico, que alg¨²n predicador de la edad Moderna crey¨® tener. Simiente de locura. Como aquel holand¨¦s que ilumin¨® la noche provenzal.