El curioso motivo por el que Lamine Yamal se llama as¨ª

Cuando se interponen las manos entre una fuente cualquiera de luz y una superficie clara se produce un efecto ¨®ptico revelador. Las sombras se proyectan, adquieren vida. Lamine Yamal, que ha soplado las velas de su 17? cumplea?os y jugar¨¢ la final de la Eurocopa en el mismo fin de semana, dedica varios segundos de sus cada vez m¨¢s habituales celebraciones de gol a realizar un particular gesto: muestra el n¨²mero 304 con sus manos y, pleno de euforia, sonr¨ªe. Como si de un espect¨¢culo de sombras chinescas se tratase, dicha se?a toma una dimensi¨®n todav¨ªa mayor. Se trata del dibujo de la proyecci¨®n de sus or¨ªgenes.

Lamine Yamal lleva tatuado bajo la piel y desde el nacimiento su filosof¨ªa de vida. Las dos palabras que componen su nombre vienen a significar ¡®honesto¡¯ y ¡®belleza¡¯ en ¨¢rabe, respectivamente, y no fueron escogidas por mera raz¨®n est¨¦tica.

Cuando el peque?o abri¨® los ojos por primera vez el 13 de julio de 2007, en Esplugas de Llobregat, la situaci¨®n que atravesaba la familia del ahora jugador del Barcelona era l¨ªmite. Seg¨²n ha desvelado Espejo P¨²blico, poco antes del alumbramiento, sus padres, en uno de los cap¨ªtulos de la historia de migraci¨®n que hay detr¨¢s de su llegada a la ciudad condal, hab¨ªan recibido la ayuda de dos personas. Uno se llamaba Lamine, otro Yamal. Fue tal su importancia que los progenitores del futbolista decidieron que su beb¨¦ se llamara as¨ª para agradecerles semejante apoyo. El resto es historia.

Sus or¨ªgenes por bandera

Si bien es cierto que naci¨® en el citado municipio barcelon¨¦s, Yamal se crio en Matar¨®, en el barrio obrero de Rocafonda, cuyos ¨²ltimos n¨²meros del c¨®digo postal son, precisamente, el 304 que gesticula cada vez que perfora la porter¨ªa rival. Desde que ingres¨® en la academia del Barcelona, a la temprana edad de siete a?os, ha llevado consigo el recuerdo de sus or¨ªgenes, que reh¨²sa olvidar y pretende mostrar a Europa y, en definitiva, a todo el planeta.

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Ya fue noticia hace alg¨²n tiempo las banderas que Lamine Yamal luc¨ªa en sus botas. Espa?a, Marruecos y Guinea Ecuatorial aparec¨ªan representadas en la prenda que reviste la varita de Lamine, en la l¨¢mpara del genio. Su padre, Mounir Nasraoui, quien le ha acompa?ado y animado desde que toc¨® un bal¨®n por primera vez, es de origen marroqu¨ª; su madre, Sheila Ebana, es ecuatoguineana.

Sus padres se divorciaron pronto, manteniendo el futbolista una excelente relaci¨®n con ambos y sustentada en el amor m¨¢s puro, y Lamine se crio con su abuela F¨¢tima, que fue quien abandon¨® T¨¢nger hace tres d¨¦cadas para vivir en Madrid, donde cuidaba a un se?or mayor, antes de empaquetar su vida y poner rumbo a Barcelona en un cami¨®n de mudanzas. Su hermano Keyne es la ¨²ltima pieza del puzle familiar que, a la perfecci¨®n, compone el coraz¨®n de Yamal.

Su historia, que tambi¨¦n es la de su familia, y sus humildes or¨ªgenes se proyectan al mundo cada vez que el futbolista se para frente a la grada y, plena su felicidad, hace el gesto del 304. Un espect¨¢culo de sombras chinescas que, como su nombre, recuerdan a todos cu¨¢les son los motores de los sue?os: el amor y la memoria.

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