La confesi¨®n de Luis Font, fundador de Locom¨ªa: ¡°Hice negocio con mi cuerpo tras una proposici¨®n indecente¡±

Cuando Luis Font, rostro que esconde el origen de uno de los grupos m¨¢s atrevidos y transgresores de finales de los ochenta y principios de los noventa en Espa?a, confes¨® ante las c¨¢maras de Socialit¨¦ que se encontraba cantando en el metro de Madrid. No mendigando, sino manteni¨¦ndose fiel a lo que siempre la ha llenado: la m¨²sica. ¡°No puedo dejar de ser qui¨¦n soy, mi esencia es esta. Yo soy este y siempre lo voy a ser, en el metro o donde sea¡±, dijo ante las c¨¢maras de Telecinco.

Ahora habla para ABC, terminando de esbozar el retrato de su situaci¨®n actual y, especialmente, con el fin de recordar los a?os m¨¢s duros de su vida, los que siguieron a la disoluci¨®n del grupo de electro-pop con el que ven¨ªa de tocar y ser coreado por 60.000 gargantas. Para ¨¦l, que hab¨ªa estado delante de tanta gente, todo comenz¨® con las secuelas emocionales que brotaron en su cabeza al verse solo. De ah¨ª, a las drogas.

¡°Hac¨ªamos un intercambio, un trueque¡±

¡°Descubr¨ª que con ellas estaba calmado, pero sacada al Luis vulnerable, al Luis avergonzado. Llegu¨¦ a convertirme en un zombi¡±, explica. Luego termina de sincerarse afirmando que toc¨® fondo cuando cogi¨® la tarjera de una persona con la que ten¨ªa una relaci¨®n y sac¨® dinero para comprar coca¨ªna; aquello termin¨® en una discusi¨®n y, finalmente, le ech¨® de su casa. Se vio, otra vez, solo.

Entonces, dice, un amigo suyo le ofreci¨® la posibilidad de ir a Dinamarca para empezar de nuevo. ¡°Descubro que tengo un f¨ªsico y unos atributos que salen de lo corriente. Por una proposici¨®n indecente que me hacen, me creo un alter ego, Nacho Delfierro, de origen italiano¡±, confiesa al citado rotativo.

¡°Yo ven¨ªa de ser un zombi y Nacho era una persona que durante 60 minutos se sent¨ªa deseado. Hac¨ªamos un intercambio, un trueque, pero curiosamente empec¨¦ a sentirme otra vez yo¡±, relata, haciendo hincapi¨¦ en que aquel personaje que se invent¨®, y que ya no est¨¢ en su vida, le ayud¨® a continuar, a seguir adelante: ¡°No me oculto de nada, para seguir uno tiene que ir cerrando etapas¡±.

A d¨ªa de hoy, no s¨®lo el episodio del metro define en qu¨¦ gasta las horas. Tambi¨¦n, asegura a ABC, ha empezado a trabajar como camarero en un hospital. Y las palabras que emplea, efectivamente, terminan de esbozar un medio c¨ªrculo con las puntas hacia arriba en su cara: ¡°Estoy realmente feliz¡±.

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