La an¨¦cdota de Iker Jim¨¦nez, Carmen Porter y un murci¨¦lago: ¡°No s¨¦ si le gustar¨¢ que lo cuente¡±
El presentador ha querido concluir ¡®Cuarto Milenio¡¯ recordando el d¨ªa en el que captur¨® un murci¨¦lago al que ten¨ªa fobia Carmen.
Iker Jim¨¦nez y Carmen Porter forman un matrimonio perfecto, ya sea en la televisi¨®n, como fuera de ella. Ambos han demostrado que se compenetran a la perfecci¨®n, y han conseguido hacer de ¡®Cuarto Milenio¡¯, un espacio en el que tambi¨¦n tienen cabida las an¨¦cdotas familiares.
El presentador no ha querido perder la oportunidad, hablando sobre la fauna, de contar una an¨¦cdota que vivi¨® con su mujer en su casa, y con un murci¨¦lago como protagonista: ¡°Oigo unos gritos en mi casa y ya intu¨ªa yo por d¨®nde iba el tema. No s¨¦ si le gustar¨¢ que lo cuente o no, pero estaba Carmen en la habitaci¨®n y le entr¨® un murci¨¦lago. Mira que tiene fobia a pocas cosas, pero los murci¨¦lagos son una de ellas. En Egipto ya le atacaron y no son muy simp¨¢ticos, hay que tener cierto ojo con ellos por las infecciones y los virus¡±, ha comenzado explicando.
Una situaci¨®n que tambi¨¦n vivi¨® con su hija, quien se tom¨® las cosas m¨¢s a risa: ¡°Mi hija gritando, m¨¢s bien Alma ri¨¦ndose, Carmen asustad¨ªsima porque si tiene fobia, menuda gracia estar en duermevela y que entre uno. Pero estamos en verano y estas cosas existen¡±.
¡°Yo me tuve que quedar ah¨ª esa noche, mi hija y mi mujer durmieron en otro sitio de la casa. Me qued¨¦ a esperar con un palo, pero pens¨¦ que no lo iba a matar porque me dan mucha pena. Mi gata, que caza mucho, alguno ha tra¨ªdo y los ves y son muy peque?itos. Cuando despliegan las alas impresionan m¨¢s¡±, ha a?adido Iker Jim¨¦nez.
Acab¨® cogi¨¦ndolo y solt¨¢ndolo por la ventana
Hasta que, de repente, el presentador se decidi¨® a intentar capturarlo para ponerlo en libertad: ¡°Me par¨¦ a pensar en d¨®nde estaba el murci¨¦lago. En un momento determinado apago las luces, dejo la ventana abierta y escucho ruidos. No iba a ser tan f¨¢cil cogerlo, me iba a morder... pero estaba bastante quieto y me dio mucha l¨¢stima. Le tiro una s¨¢bana para atraparlo, pero era demasiado fina y pens¨¦ que me morder¨ªa igual, pudiendo ser uno de esos de China... Lo cojo con la m¨¢xima delicadeza posible y lo suelto por la ventana¡±, ha concluido.