Kate Winslet, sobre c¨®mo afect¨® ¡®Titanic¡¯ a su vida: ¡°Fue horrible¡±

Cuando Titanic se proyect¨® por primera vez, todos aquellos que hab¨ªan pagado la entrada por acudir al evento cinematogr¨¢fico del a?o salieron con el regusto agridulce de que, efectivamente, cab¨ªan dos personas en la tabla, y, adem¨¢s, con la doble sensaci¨®n de querer embarcarse en un viaje en crucero y, al mismo tiempo, no querer hacerlo por si aparece un repentino iceberg. El caso es que la historia estuvo protagonizada por la que aquel a?o fue la pareja favorita de Hollywood: Leonardo DiCaprio y Kate Winslet.

Aunque aquella oportunidad supuso el ascenso a los cielos de las ofertas y proyectos ¡ªtodos los directores quer¨ªan a alguno de ellos en su elenco, si no a los dos¡ª, lo cierto es que tambi¨¦n supuso un repentino y dif¨ªcil de asumir estrellato medi¨¢tico. Especialmente para Winslet, que pas¨® de ser una actriz prometedora ¡ªya hab¨ªa ganado un BAFTA antes de embarcarse en el filme de James Cameron¡ª a ocupar todas las portadas, todas las pantallas y permanecer bajo un foco social que la fue quemando y consumiendo. ¡°Fue horrible¡±, dice ahora de aquellos d¨ªas.

¡°Mi vida era bastante desagradable¡±

Al ¨¦xito de la pel¨ªcula le sigui¨® una serie de decisiones que mucha gente no entendi¨®. En lugar de lanzarse a grandes proyectos, Winslet opt¨® por el cine independiente: cada vez m¨¢s abrumada, busc¨® en la interpretaci¨®n su hogar, aquel que nunca le abandon¨® y su cobijo ante el cada vez m¨¢s creciente escrutinio que sobre su vida personal se hac¨ªa. Y la encontr¨®, tal y como ha relatado en una entrevista para Net-a-porter, no sin esfuerzo.

¡°Los periodistas siempre dec¨ªan: ¡®Despu¨¦s de Titanic podr¨ªas haber hecho cualquier cosa y, sin embargo, elegiste hacer estas peque?as cosas¡¯¡±, resume la actriz, a?adiendo que, ante este eco incesante, su respuesta siempre era la misma: ¡°Y yo dije: ¡®S¨ª, puedes apostar tu maldita vida. Lo hice porque, adivina qu¨¦, ser famoso era horrible¡±.

No todo fue malo. Ella lo sabe. ¡°Por supuesto que estaba agradecida. Ten¨ªa poco m¨¢s de veinte a?os y pude comprarme un piso¡±, se sincera. El camino que decidi¨® recorrer fue, en realidad, el reflejo opuesto de su amado Jack: mientras DiCaprio se dej¨® atravesar por el aire de las cumbres cinematogr¨¢ficas californianas, Winslet prefiri¨® explorar el arte de la actuaci¨®n marcando una distancia prudencial para con las grandes producciones.

¡°Sent¨ª que [despu¨¦s de Titanic] ten¨ªa que lucir de cierta manera, o ser de cierta manera, y debido a que la intrusi¨®n de los medios era tan significativa en ese momento, mi vida era bastante desagradable¡±, detall¨®, a?adiendo que, de todas las presiones, la que m¨¢s le asfixiaba era la que la opini¨®n p¨²blica ejerc¨ªa sobre su cuerpo: ¡°Le habr¨ªa dicho a los periodistas ¡®No se atrevan a tratarme as¨ª. Soy una mujer joven, mi cuerpo est¨¢ cambiando, lo estoy descubriendo, estoy profundamente insegura, estoy aterrorizada, no hagas esto m¨¢s dif¨ªcil de lo que ya es¡¯. Eso es intimidaci¨®n, ya sabes, y en realidad casi abusivo, dir¨ªa yo¡±.

Pese a las dificultades de entonces, que no deja de criticar, con el paso de los a?os ha logrado conciliar esa llave de sumisi¨®n que es la fama y, ahora, mira con buenos ojos la pel¨ªcula. ¡°No es una carga en absoluto. La pel¨ªcula sigue haciendo feliz a la gente cuando la ve despu¨¦s de tanto tiempo¡±, dice, atrevi¨¦ndose a bromear, incluso, con otra de las curiosas consecuencias que tuvo encarnar a Rose: ¡°La ¨²nica vez que digo ¡®oh Dios, esc¨®ndete¡¯ es si estamos en un barco en alg¨²n lugar¡±.