Jordi ?vole dice lo que muchos piensan sobre la invasi車n de Ucrania: ※No aprendemos§
El catal芍n, en su habitual columna en La Vanguardia, ha dejado una reflexi車n sobre lo que acontece en Ucrania que remueve conciencias.
Jordi ?vole no suele dejar indiferente a nadie. Ya sea a trav谷s de sus entrevistas o por las opiniones que comparte, el periodista siempre comparte reflexiones muy precisas sobre lo que acontece a su alrededor. En esta ocasi車n, en su habitual columna en La Vanguardia, titulada Los mismos, el catal芍n ha tratada el omnipresente tema de la invasi車n rusa en Ucrania.
※Las calles bombardeadas de Kyiv se parec赤an demasiado a las nuestras. Hab赤a Zaras, Starbucks, McDonalds. Gente paseando. Comprando. M迆sicos callejeros. Bares donde se celebraban cumplea?os y despedidas de soltera. Barrios de moda. Facturas por pagar. Y alquileres al alza§, arranca ?vole en un art赤culo en el que retrata lo que podr赤a ser el d赤a a d赤a de cualquier ucraniano
※Si levantabas la mano en una avenida, se te paraba un taxi. Si se te estropeaba el coche, llamabas a la gr迆a y te daban uno de sustituci車n en el taller (...). Los s芍bados por la ma?ana hab赤a ligas escolares de futbol. De baloncesto. De balonmano. Y por la tarde en el aparcamiento de un centro comercial dejabas el coche a limpiar y hac赤as la compra de la semana§, a?ade el periodista, que prosigue enumerando momentos cotidianos que bien podr赤an suceder casi en cualquier lugar.
※Hab赤a pacientes pendientes de los resultados de una biopsia. Enfermos esperando el alta del hospital. Profesores explicando lecciones que entrar赤an en los ex芍menes del segundo trimestre. V赤deos virales que corr赤an por las redes. Peleas de patio de colegio en Twitter y selfies de atardeceres en Instagram. Oficinistas con t芍per para perder poco tiempo comiendo y as赤 salir antes del curro. Y conversaciones de ascensor en la m芍quina de caf谷 del trabajo§. describe.
※En Kyiv la vida era maravillosa y no lo sab赤an. Y pasaban todas esas cosas que se parecen demasiado a las que nos pasan a nosotros. Por eso esta guerra nos estremece. Nos tiene pendientes. Nos preocupa. Nos provoca contradicciones§, explica, aunque hay matices que no debemos menospreciar.
※Los bombardeos en ciudades de Yemen o Palestina no son muy diferentes a los de Kyiv, pero nos pillan m芍s lejos, o simplemente matan a gente distinta a nosotros. O eso pensamos. Somos as赤. Como si las otras guerras fuesen un virus chino del que nunca nos contagiaremos. No aprendemos de la fragilidad en la que vivimos§, concluye de manera brillante.