CAT?STROFE
P¨¦rez-Reverte apunta en ¡®El Hormiguero¡¯ lo que nadie vio del Rey en Paiporta: ¡°Esos detalles...¡±
El escritor ha reflexionado en ¡®El Hormiguero¡¯ acerca del solidario comportamiento de los espa?oles y ha criticado las acciones pol¨ªticas que rodean la DANA.
El odio descarg¨® sus l¨¢grimas sobre la costa valenciana e inund¨® la ¡®terreta¡¯ con el doloroso y nost¨¢lgico rastro de las miles de vidas que la DANA se llev¨®. Los estragos que el temporal ha causado en el Levante peninsular han despertado la solidaridad de un pueblo espa?ol que, conmocionado, ha decidido no dejar atr¨¢s las localidades de calles anegadas y garajes inundados. Al menos 211 v¨ªctimas se ha cobrado la gota fr¨ªa m¨¢s cruel del siglo en Valencia. Con la estela informativa de este tr¨¢gico suceso se ha presentado Arturo P¨¦rez-Reverte en El Hormiguero. Acud¨ªa al espacio para presentar La isla de la mujer dormida, su ¨²ltima novela, pero gran parte de la charla con Pablo Motos vers¨® sobre aquello que nunca habr¨ªan querido hablar.
¡°Como todo el mundo, con estupor, indignaci¨®n, tristeza y desolaci¨®n¡±, respond¨ªa el autor a la primeriza pregunta del presentador, oriundo de Requena, uno de los municipios afectados, cuando se interes¨® por c¨®mo hab¨ªa vivido las ¨²ltimas noticias. ¡°Tambi¨¦n con admiraci¨®n¡±, reconoci¨®, destacando que ¡°hay algo que siempre ocurre en Espa?a con las tragedias y las cat¨¢strofes¡±: ¡°Ocurri¨® con la pandemia y los atentados islamistas. Los espa?oles reaccionan muy bien frente a las crisis. El car¨¢cter espa?ol se manifiesta mucho en la solidaridad. Es un consuelo dentro de la tragedia y el drama¡±.
La solidaridad de los espa?oles y el coraje de la juventud
Aquello es, dice, la parte positiva. La otra cara de la moneda no reluce igual. ¡°Hemos encontrado que est¨¢n jugando al ajedrez con vidas humanas. Ha habido una incompetencia criminal por parte de la Generalidad valenciana. Y tambi¨¦n ha habido una incompetencia criminal por parte del Gobierno¡±, expresa, poniendo en valor la cercan¨ªa del espa?ol: ¡°La gente que sufre suele sentirse pr¨®xima a la gente que sufre. El problema es que cuando la gente pasa mucho tiempo sin sufrir, lo olvida, pero cuando vuelve... En Espa?a somos especialmente as¨ª. Tenemos muchos defectos, pero tambi¨¦n muchas virtudes, y esta es una de ellas¡±.
Tras condenar los robos, reflexionando acerca de la ayuda que una pronta presencia militar en el lugar puede suponer en este aspecto concreto, cavila acerca de c¨®mo los j¨®venes se han comportado ante la tragedia valenciana. ¡°Les hemos estafado. Les hemos vendido un Disneyland donde los tiburones son buenos. Luego se encuentran con la realidad. Paro, no encontrar casa, ir dejando curr¨ªculums... es una estafa¡±, desliza, sobreponiendo a esto su apreciaci¨®n: ¡°No los hemos preparado para la realidad cruda cuando esta golpea, pero esto [la DANA] ha demostrado una cosa: no hace falta que los preparen, tienen dentro la solidaridad, el coraje, la juventud y el alarde de generosidad. Nadie les ha ense?ado a ser as¨ª; estaba en ellos¡±.
Entonces pasaba a valorar el papel de la clase pol¨ªtica espa?ola, a su juicio interesada e incompetente, en esta crisis, mostr¨¢ndose tajante con la ¡°mala fe¡± del Ejecutivo y deslizando que ¡°una crisis como esta no puede estar en manos de pol¨ªticos en Espa?a¡±, que, quiz¨¢, ¡°habr¨ªa que crear un ¡®ministerio de desastres¡¯, donde la gente cualificada pueda tomar decisiones antes, durante y despu¨¦s para tomar decisiones de desastres de la naturaleza, que siempre ha habido¡±. Todo esto se traduce en unas personas desoladas y hartas, almas que han perdido todo y que, cuando se cabrean, se tornan peligrosas.
Los Reyes en Paiporta
Un ejemplo de esto ¨²ltimo tuvo lugar, asegura, en la visita de los Reyes a Paiporta. A los monarcas les llovi¨® barro, adem¨¢s de varios peque?os enseres, por acercarse a las personas rotas y furiosas a pie de calle; S¨¢nchez abandon¨® al recibir el impacto de un objeto. ¡°Si ayer no se llevan a S¨¢nchez del pueblo, lo matan¡±, asegura P¨¦rez-Reverte, destacando el rol del monarca: ¡°Me gust¨® mucho lo del rey. No se agach¨®. Estuvo todo el rato erguido. Ese tipo de detalles...¡±.
Analiz¨® uno por uno el papel de cada uno en esta pol¨¦mica visita. ¡°S¨¢nchez estuvo S¨¢nchez. La reina, que ha aprendido mucho, estuvo muy bien. Y el rey estuvo superior. Esa serenidad, ese valor, ese temple, esa manera de dar la cara, de afrontar, de dar la cara, de ser honorable al papel que desempe?a. No era ¨¦l, era el estado espa?ol; y ¨¦l es su m¨¢ximo representante. Esa gallard¨ªa, que est¨¢ siendo se?alada en la prensa internacional¡±, describe, a?adiendo que ¡°Maz¨®n estuvo escondido detr¨¢s¡±. En resumidas cuentas, ¡°un rey notable, templado, valiente y haciendo su trabajo, por lo que cobra un sueldo; y unos pol¨ªticos miserables pagando las consecuencias de su miserable manera de entender todo¡±.
No cree que el error radicase en que los monarcas llegasen cinco d¨ªas despu¨¦s de los sucesos, sino en hacerlo acompa?ado de los pol¨ªticos. ¡°Ellos s¨ª hac¨ªa falta que estuvieran all¨ª. Ir con S¨¢nchez o Maz¨®n fue un error porque contamin¨® una visita que era necesaria, fundamental, pero la presencia de la sucia pol¨ªtica contamin¨® lo que era una visita l¨®gica y honorable¡±, sentencia.
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