Maite Galdeano estalla contra Sof¨ªa Suescun y la acusa de abandono animal: ¡°No hay derecho¡±

No hay semana sin dardo en la diana familiar que desde hace un mes comparten, en equipos diferentes, Maite Galdeano y su hija, Sof¨ªa Suescun, quien expuls¨® a su madre de casa, seg¨²n la exparticipante de Gran Hermano, bajo la influencia de su pareja, Kiko Jim¨¦nez. Desde entonces vuelan los cuchillos, se suceden las indirectas y se amontonan los reproches en un conflicto que cada vez parece m¨¢s dif¨ªcil de encauzarse.

El ¨²ltimo dardo ha sido lanzado por Galdeano. La madre de Suescun es conocedora de la pasi¨®n que su hija siente por los animales y, adem¨¢s, sabe que tiene varias mascotas en casa. Por ello ha decidido atacar con este tema a Sof¨ªa, acus¨¢ndola de no tener alma con aquellos seres vivos que tanto ama. ¡°Me ha llamado Esther, la veterinaria de Villanueva del Pardillo, donde siempre llevamos a nuestros animalitos. Dice que ha aparecido Lupi abandonado cerca de donde vive mi hija, est¨¢ en una protectora¡±, explicaba Galdeano a trav¨¦s de sus stories de Instagram y haciendo referencia a uno de los gatos que se encuentran en la finca de la pareja.

¡°Los perros est¨¢n con ?lex, vale, pero los gatos no. El pobre Lupi, desesperado. Una semana en la finca. Est¨¢ el pobre desubicado. Lo han debido de llevar a una veterinaria¡±, prosegu¨ªa su relato, adoptando a cada frase un matiz de interpelaci¨®n y reproche m¨¢s meridiano en alusi¨®n a las vacaciones que los dos han emprendido en Abu Dabi: ¡°No hay derecho a lo que est¨¢is haciendo con los gatos. Perd¨®n que hable as¨ª, pero me est¨¢ llegando al coraz¨®n. Qu¨¦ miseria es esta¡±.

¡°Esto no lo habr¨ªas hecho jam¨¢s estando yo¡±

Poco a poco se colaba un tono quebradizo en sus palabras. ¡°?Y luego soy yo la mala por decir la verdad? Para que ve¨¢is c¨®mo piensa la persona que est¨¢ al lado de mi hija. Luego lo maquillar¨¢, lo justificar¨¢¡±, criticaba, torn¨¢ndose el enfado en llanto desconsolado: ¡°Me est¨¢ llegando al alma. Mis gatos... Los gatos eran felices porque estaban conmigo. ?C¨®mo se os ocurre iros una semana, a pasarlo bien, a haceros fotos y v¨ªdeos y dejar a los gatos abandonados? Sin cari?o, sin protecci¨®n, sin agua potable, sin comida... ?Por mis gatos hago lo que sea!¡±.

Sin dar m¨¢s rodeos se dirig¨ªa directamente a su hija para preguntarla, como otras tantas veces en las ¨²ltimas semanas, por qu¨¦ act¨²a de esa manera. ¡°Sof¨ªa, si me est¨¢s viendo, por favor, ?qu¨¦ est¨¢ pasando contigo? ?Qu¨¦ est¨¢ pasando contigo? Esto no lo habr¨ªas hecho jam¨¢s estando yo. No lo veas como una forma de arremeter contra ti. Estoy s¨²per desesperada¡±, insist¨ªa, consciente de la brecha que se ha abierto entre ambos.

¡°Pi¨¦nsalo. Piensa lo que has hecho. Rectificar es de sabios. No est¨¢ bien lo que has hecho. Dejar una semana entera a los gatos solos¡±, sentenciaba, regresando al asunto de los gatos y plenamente sabedora del matiz personal que entra?a cuestionar el compromiso y el amor que su hija siente hacia los animales.

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