Entrevista AS
Daniel Grao: ¡°La responsabilidad del humano es sanar sus propias heridas¡±
El int¨¦rprete, que regresa a la gran pantalla con ¡®La huella del mal¡¯, charla con Diario AS acerca de la humanidad, la cultura, la historia y, sobre todo, el pasado.
De todas las formas que existen de entender la maldad, Daniel Grao (Sabadell, 1976) pareci¨® no encarnar ninguna cuando entr¨® por la puerta del Hard Rock Hotel de Ronda de Atocha. Ha sido ¡®tipo duro¡¯ mil y una veces, pero al ingresar en el amplio sal¨®n del edificio aquella tarde de febrero, y todav¨ªa inm¨®vil en el recibidor, solamente pudo saltar con la mirada por encima de todos los muebles y rostros. La visi¨®n de los int¨¦rpretes tiene algo curioso que les hace, a ojos de los dem¨¢s, parecer capaces de mirar m¨¢s all¨¢ de las paredes. Y Grao, que en escasas semanas regresa a la gran pantalla como un expolic¨ªa habilidoso y un tanto insoportable, erguido sobre aquella alfombra, destilaba dotes detectivescas.
El actor ha asumido el reto de encarnar a Daniel Velarde, uno de los personajes centrales de La huella del mal, novela de Manuel R¨ªos San Mart¨ªn que, bajo su misma batuta, se ha transformado en pel¨ªcula batiendo un curioso r¨¦cord cinematogr¨¢fico: se trata de la primera cinta de ficci¨®n rodada en Atapuerca, cuna burgalesa de la humanidad. Antes de que tome asiento, un servidor ofrece a Grao un caf¨¦. Lo rechaza. Ya ha tomado. Despu¨¦s se embarcan en una charla sobre la especie humana, sus rasgos caracter¨ªsticos, el papel de la cultura en la construcci¨®n de los instintos y la importancia del pasado, tanto individual como colectivo, en la influencia de un futuro que, en ocasiones, se antoja incierto.
-?C¨®mo te gusta el caf¨¦?
-Solo, negro, ristretto. Intenso y sin nada. No le pongo nada.
-Hay quien define la personalidad de la gente seg¨²n su relaci¨®n con el caf¨¦. T¨² tienes tus l¨ªneas rojas. ?Eres muy mani¨¢tico?
-Bueno, yo te dir¨ªa que no. Mi mujer te dir¨ªa que s¨ª (r¨ªe). Tengo muchos compa?eros actores que hacen muchos rituales para que les den suerte, yo ah¨ª no. S¨ª que me gusta el orden, la limpieza, que cuando busque algo lo encuentre... Soy met¨®dico, pero mani¨¢tico no.
-Es una definici¨®n que encaja muy bien con el personaje de Daniel Velarde. ?Qu¨¦ m¨¢s tienes en com¨²n con ¨¦l?
-La b¨²squeda incansable de tu objetivo. En el caso de Velarde es atrapar por fin al asesino, que adem¨¢s tiene un pasado no resuelto: parece que es el mismo que se le escap¨® seis a?os atr¨¢s. Esa cosa casi obsesiva de querer hacer todo lo posible para dar con ¨¦l, para conseguir su meta... eso quiz¨¢s lo podemos tener en com¨²n. Cuando tengo alguna meta y quiero conseguir algo me involucro desde todas las ¨¢reas posibles y se convierte en una obsesi¨®n.
-Al personaje de Velarde le marca profundamente ese intento de superar aquello que ocurri¨®. ?Se puede llegar a escapar del pasado?
-Creo que se puede resignificar. Y eso hace que cambie tu futuro. Lo que haya pasado, pasado est¨¢; pero puedes aprender de ¨¦l y hay cosas que se pueden cambiar a partir de lo que has vivido. Daniel Velarde se lo encuentra de forma inconsciente, creo que el camino que hace en la pel¨ªcula no lo tiene previsto y es casi ¡®a su pesar¡¯. Pero yo s¨ª que he hecho alg¨²n viaje vital a prop¨®sito para no ser reh¨¦n del pasado y modificar ciertas programaciones. Y creo que cuando se le da un nuevo significado lo reescribes y cambias tu presente.
El pasado se puede resignificar, y eso hace que cambie tu futuro
-?Y c¨®mo se hace ese viaje de reconciliaci¨®n contigo mismo?
-No te queda otra que trabajar en ello. Escarbar y encontrar; hacer las paces con aspectos de uno y de su propia vida. Hay maneras y t¨¦cnicas distintas y profesionales. Yo estoy en una profesi¨®n que invita mucho a ello; hay mucha introspecci¨®n, mucho autoconocimiento. Recuerdo la ¨¦poca de las clases de interpretaci¨®n en la juventud. Aquello fue terap¨¦utico: m¨¢s all¨¢ de que luego te constituyas como actor y trabajes de eso, recuerdo los primeros a?os como una terapia. Al final escarbas mucho en tus experiencias, las recolocas de otra manera. Y eso es muy ¨²til. Creo que lo art¨ªstico ayuda mucho.
-La cultura como terapia...
-Justo, aunque no para exponerla. En ese proceso de b¨²squeda, en la formaci¨®n... Como el actor es su propio instrumento y trabaja con sus propias emociones, la formaci¨®n te invita a conocerte mucho. Y si tienes la suerte de dedicarte a esto, cuando empiezas a componer personajes distintos a ti siempre los haces versus t¨². Cuando leo un guion, veo las decisiones que toma el personaje y pienso en c¨®mo lo har¨ªa yo. Pero ese personaje no soy yo. Al componer esa otra personalidad, como lo haces en comparativa con la tuya, te vas ¡®pescando¡¯ en muchos resortes porque crees que actuar¨ªas de una forma pero el personaje te ense?a que existe otra posibilidad.
-En cierta parte tienes dentro a ese esp¨ªritu ficticio. ?Puede un actor llegar a so?ar con elementos del universo del personaje que interpreta?
-Por supuesto. A m¨ª me ha ocurrido. Tengo un amigo con el que estudi¨¦ interpretaci¨®n que a eso le llama ¡®anzuelos del personaje¡¯. Muchas veces me lo ha dicho. A veces se me olvida y le comento que llevo unos meses obsesionado con alg¨²n tipo de pensamiento; ¨¦l me lleva al presente y me pregunta qu¨¦ personaje estoy haciendo. Pasa en teatro y en rodajes. Si tienes un protagonista en una historia y est¨¢s meses en contacto con eso, al final el personaje y la tem¨¢tica se acaban filtrando en tu vida. Seg¨²n el personaje, y eso me lo dice mi mujer, me cambia el car¨¢cter. Es sutil, pero quien te conoce mucho y vive contigo lo aprecia.
-Y si tienes un rodaje poco tiempo despu¨¦s de otro, ?no tienes que hacer un ejercicio para olvidar al personaje anterior?
-Para m¨ª es m¨¢s compleja la b¨²squeda del personaje. Cuando ya lo tengo afianzado, ya s¨¦ c¨®mo habla, c¨®mo se mueve y c¨®mo es, saltar de uno a otro no me es tan complicado. A veces he estado grabando una serie entre semana y los fines de semana girando con una obra de teatro. Pero son personajes que ya los tengo muy trabajados; lo siento como si me quitase un disfraz y me pusiera otro. Incluso me estimula.
En la b¨²squeda s¨ª que es complejo. Normalmente he tenido la suerte de tenerlos m¨¢s espaciados, pero por este mundo y las agendas, en ocasiones he tenido que buscar a los personajes a la vez. En el rodaje ya est¨¢n buscados, hay claridad. Pero en esa b¨²squeda... S¨ª que me volv¨ªa un poco loco porque comienzas a repartir elementos para llevarlos a cabo. Cuando lees un guion inconscientemente ya est¨¢s trabajando porque sabes qu¨¦ historia vas a contar, c¨®mo es tu personaje, y empiezas a relacionarlo con cosas de tu d¨ªa a d¨ªa. De alguna manera est¨¢s barriendo para casa. Por eso con dos es una locura.
Sobre el pasado y sus efectos secundarios
-?En qu¨¦ momento decidiste que quer¨ªas ser actor?
-Es una historia muy bonita. Cuando estudiaba con 16 a?os, un d¨ªa a la semana se hac¨ªa una cosa que eran las ¡®horas B¡¯; se part¨ªa el grupo por la mitad y se hac¨ªan actividades m¨¢s l¨²dicas. Ten¨ªa un profesor de literatura, Jes¨²s Alonso Ruiz, y con ¨¦l habl¨¢bamos de poes¨ªa: propon¨ªa que tres o cuatro trajeran cada semana poemas para analizarlos e intentar comprenderlos. Yo recuerdo que llev¨¦ la Nana del caballo grande, que es un poema de Lorca, pero que yo lo conoc¨ªa por una canci¨®n de Camar¨®n de la Isla con la Filarm¨®nica de Londres. Es una mezcla explosiva; se me ponen los pelos de punta cada vez que la escucho. Recuerdo que ¨¦l me mir¨® de arriba a abajo y me pregunt¨® si me gustaba el flamenco, que ¨¦l es un apasionado. Lo analizamos y me dijo que ten¨ªa un grupo de teatro los viernes fuera del horario lectivo. La Mandragora, se llamaba. Y ese fue el inicio.
Pensar en dedicarme a ello y ser actor fue a?os despu¨¦s. Dej¨¦ los estudios sin llegar a la universidad, tuve un a?o un poco perdido de m¨¢s mayor y en aquel momento empec¨¦ a preguntarme qu¨¦ me gustaba. Y volv¨ª a ese recuerdo de aquel grupo de teatro que me fascin¨®. Busqu¨¦ una escuela, me form¨¦...
-Tienes una memoria casi fotogr¨¢fica...
-?l es amigo a d¨ªa de hoy (sonr¨ªe). Nos vemos muy de vez en cuando, pero si hago teatro me viene a ver siempre. Me marc¨® mucho.
-?A qu¨¦ estampa de tu infancia vuelves de manera recurrente?
-Viv¨ªa en un barrio lim¨ªtrofe. Mi edificio y la ventana de mi habitaci¨®n daban al l¨ªmite; de ah¨ª para un lado estaba la ciudad, pero para el otro empezaban unos campos, que ya no lo son, y la v¨ªa del tren sal¨ªa al exterior. Me acuerdo que me asomaba por la ventana cuando era peque?o y los trenes de mercanc¨ªas, que eran largos y hac¨ªan mucho ruido, se perd¨ªan hacia un infinito. Eran campos de trigo. Cuando ¨¦ramos peque?os jug¨¢bamos los del barrio a corretear por all¨ª porque las plantaciones eran a veces m¨¢s altas que nosotros. Lo recuerdo como algo m¨¢gico. Y al fondo ve¨ªa la monta?a de Montserrat.
-?Y a qu¨¦ huele?
-A mandarina. Me lleva a los primeros momentos de mi infancia. Supongo que mi madre me met¨ªa mandarinas en la bolsa de la guarder¨ªa. Tuvo que ser ah¨ª porque en la adolescencia eran bocatas grandes de jam¨®n.
De yacimientos pret¨¦ritos y maldades actuales
-Coment¨¢bamos antes la introspecci¨®n del actor y la profundidad de Velarde. El personaje mantiene unas conversaciones reveladoras con el director de la excavaci¨®n, Samuel Henares; las inquietudes de ambos constituyen el eje filos¨®fico de la obra. Una cl¨¢sica: ?El hombre es bueno por naturaleza o es un lobo para el hombre?
-De eso creo que va en esencia La huella del mal. La primera capa es un thriller policial. Hay una chica asesinada y se buscan culpables con unos giros de guion muy bien hechos. Pero por detr¨¢s est¨¢ ese pensamiento m¨¢s filos¨®fico. Esos rasgos, tanto el emp¨¢tico como el asesino, ?forman parte del ser humano desde siempre? Parece indicar esta historia que s¨ª. El novelista y director, que es un apasionado de Atapuerca y los hom¨ªnidos, se ha basado en estudios que se?alan el rasgo asesino del hombre desde los primeros tiempos. Hay guerras documentadas en las que adem¨¢s se atacaban a las generaciones m¨¢s peque?as para que los contrincantes no tuvieran futuro.
Pero tambi¨¦n se ha encontrado c¨®mo esos mismos hombres cargaban a una cr¨ªa con malformaciones y la acompa?aban hasta la muerte. Y estos rasgos, que a d¨ªa de hoy calificamos como positivo o negativo, forman parte de nosotros desde siempre. Es algo inherente. Luego en la pel¨ªcula, mediante los personajes de Blanca o el m¨ªo, de alguna manera m¨¢s sutil, hacemos ese viaje. Daniel Velarde, que no es que sea un asesino, s¨ª que es algo m¨¢s animal y empieza siendo m¨¢s agresivo y vinculado a la violencia... Y la historia de la pel¨ªcula le obliga a hacer un camino hacia la empat¨ªa.
-Atapuerca. Esta es la primera pel¨ªcula que se graba dentro. ?C¨®mo ha sido?
-Yo no la conoc¨ªa. Sab¨ªa de su existencia, pero no hab¨ªa ido nunca. Es muy impresionante y vivo como un honor haber sido el primer equipo que ha rodado una ficci¨®n all¨ª. Es muy poderoso, no solo est¨¦ticamente y el paisaje, sino la sensaci¨®n de estar en contacto con lo que est¨¢s. Tampoco estaba muy puesto en el tema de la prehistoria, pero cuando rodamos en la Gran Dolina y de pronto veo esa especie de ¡®calendario¡¯ en el que seg¨²n bajas es una ¨¦poca m¨¢s antigua, me pregunt¨¦: ¡®?pero estaba todo aqu¨ª?¡¯ Es una beta donde se ha ido excavando y se ha ido retrocediendo en el tiempo. Ya no solo hacia abajo, sino tambi¨¦n en galer¨ªas. Es un punto milagroso donde se han encontrado restos de diferentes ¨¦pocas con mucha diferencia de tiempo. Eso le da una importancia y un valor impactante.
Y me surgi¨® otra idea. De ni?o estudias un poco de prehistoria y siempre tenemos en mente la l¨ªnea temporal en horizontal. Eso no es tan real. Tendemos a pensar que de un punto a otro viven unos, que despu¨¦s vienen otros y que, al final, estamos nosotros. Pero hay mucho tiempo en el que conviven diferentes grados de evoluci¨®n. Es muy loco.
-El tiempo pasa de ser una l¨ªnea a transformarse en un c¨ªrculo en el que el hombre siempre vuelve a donde hubo vida...
-Es sobrecogedor. El director nos hablaba mucho en los ensayos de la Gran Dolina, que es como si se cortara este edificio (mira al techo). Cuando llegamos ah¨ª, al principio vimos un paisaje de piedra cortada que no me llam¨® tanto la atenci¨®n. Pero cuando veo el croquis de lo que hay ah¨ª... Uno est¨¢ viviendo su microhistoria y ah¨ª pillas otra dimensi¨®n de la propia vida, de la propia existencia. Como actores, adem¨¢s, tenemos la suerte y el privilegio de poder rodar en lugares que no se visitan de manera sencilla. Y eso te permite conocer otras realidades.
-En esas galer¨ªas hubo neandertales, indicios de ritos funerarios y, probablemente, amor y odio. Me pregunto si la actuaci¨®n, el gen creativo, es ¨²nico del sapiens... ?Te imaginas a un hom¨ªnido anterior intentando interpretar a otro ser vivo?
-Pf, qu¨¦ bueno... No s¨¦ d¨®nde habr¨¢ nacido. Al final esto, at¨¢vicamente, es contarnos historias a nosotros mismos para intentar entendernos. La ficci¨®n, supongo, empez¨® como una especie de cuentacuentos cuyo contenido era el que se viv¨ªa entonces, con sus conflictos internos y externos. Y en esencia sigue siendo lo mismo. El teatro no deja de ser algo ritual. Y f¨ªjate, hemos inventado, la televisi¨®n, las plataformas y todo... pero el teatro sigue vivo. Hay algo en el hecho de sentarte en tiempo presente y que te hagan un espejo de las cosas que tienen que ver contigo como especie. Es una necesidad. Son formas de tomar consciencia de ti mismo y de lo que vives como ser humano.
-Velarde dice que hay algo perverso en la naturaleza. Cuando tienes que interpretar a alguien vil, ?en qu¨¦ te fijas para detectar la maldad que luego encarnas?
-Me he dado cuenta de que casi siempre que hago a un personaje que est¨¢ en contacto con la maldad, en realidad, tiene una herida profunda. Creo que la gente que hace el mal y hace da?o a otros est¨¢n bastante heridos; a veces no son conscientes, pero tienen traumas y asuntos no resueltos. Creo que alguien feliz y pleno es muy dif¨ªcil que sea malo. Y no es una excusa. Nuestra responsabilidad como seres humanos es sanar nuestras heridas; los primeros beneficiados ser¨ªamos nosotros, claro, pero despu¨¦s el mundo tambi¨¦n porque habr¨ªa menos mal.
-O sea, que una persona m¨¢s feliz ser¨ªa m¨¢s met¨®dica que mani¨¢tica.
-Bueno, es que... ?Qu¨¦ es la felicidad? No son ¨²nicamente risas, sino bienestar. Estar en paz contigo mismo va a hacer que est¨¦s en paz con los dem¨¢s. Y para estarlo casi siempre hay que hacer un poco de trabajo. Igual ah¨ª s¨ª que hay que ser un poco met¨®dico.
-?Qu¨¦ males tiene el siglo XXI?
-Una de las cosas que me asusta y que me da la sensaci¨®n de que lo veo bastante en los ¨²ltimos a?os es la p¨¦rdida de empat¨ªa, que es lo que yo creo que mi personaje luego gana en la pel¨ªcula. Parece que hemos vuelto a sentirnos seducidos por ¡®malotes¡¯ implacables. Incluso pol¨ªticamente. A cara descubierta: ¡®soy el mat¨®n de clase, el que pega el pu?etazo en la mesa¡¯. Y eso es muy aplaudido, adem¨¢s, como algo aspiracional. Me parece preocupante. Cuando ha pasado socialmente algo como la pandemia, que es afecta a todos y que da igual la clase social, la raza, el pa¨ªs... Es algo global y, en lugar de unir, desune. Algo est¨¢ fallando.
Hay algo en el hecho de sentarte en tiempo presente y que te hagan un espejo de las cosas que tienen que ver contigo como especie
-?Hay un punto en el que la cultura y ese tipo de maldad que comentas, de pasotismo, llegan a unirse?
-Para m¨ª la cultura, lo expresivo, tiene un enfoque amoral, no inmoral, que no pertenece a ning¨²n credo ni ideolog¨ªa, sino a una necesidad de que algo sea expresado y tome una forma. Eso me parece que, incluso cuando son expresiones inc¨®modas o controvertidas, es ¨²til porque se exterioriza algo que est¨¢ en la sombra. Y cuando se expresa pasa a ser visible, pasa a la luz. Al final tiene que ver con tomar consciencia sin juzgar.
En cambio, la maldad s¨ª que ha hecho un juicio: se ha tomado partido y se busca herir a alguien. A m¨ª lo pol¨ªticamente incorrecto me parece muy bien, ?pero d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite para encontrar la maldad? Bueno, pues si est¨¢s haciendo algo para herir a alguien con una idea previa de causar da?o. Ahora, que se expresen diferentes cuestiones que puedan herir la sensibilidad m¨¢s o menos... Ah¨ª abogo por una libertad. Si esa pulsi¨®n est¨¢ ah¨ª, que sea expresada no me parece un problema. De hecho, dejarla en la sombra suele ser m¨¢s da?ino.
El sapiens, frente al espejo
-Me han dicho que no te gusta mucho el deporte profesional.
-Soy una persona que me gusta cuidarme, ejercitarme... Pero de f¨²tbol ni idea. Debe ser algo gen¨¦tico porque en mi familia no hay nadie a quien le guste. Otra cosa es que vaya al gimnasio, salga a correr, me ponga a nadar. Mi padre siempre ha tenido caballos, y montar varias horas por el campo...
-Cuando haces deporte por disfrute, ?qu¨¦ te gusta?
-Montar, como te digo, y el senderismo. Es cierto que es una actividad f¨ªsica, pero no lo veo como deporte. A veces lo vivo como una necesidad. De pronto digo: ¡®me tengo que hacer una ruta de tres horas¡¯. El otro d¨ªa hice una escapada a la zona de Gredos. No me quiso acompa?ar nadie y me hice una rutilla porque me lo pidi¨® el cuerpo.
-M¨¢s que el ejercicio, el cuerpo te pide desconectar, ?no?
-Es la combinaci¨®n. Est¨¢s caminando, ejercitando el cuerpo en un entorno natural. La mente se relaja, desconecta. Es como un refugio...
-?Y no es eso realmente una pulsi¨®n gen¨¦tica heredada de estos primeros hom¨ªnidos?
-Seg¨²n lo dec¨ªa, lo estaba pensando. Puede ser... Al final venimos de ah¨ª. Las ciudades nos alejan tanto de eso. Yo lo siento como una necesidad, es como irte al mar. Aunque no te ba?es y sea solo para mirar el horizonte. Hay algo de reconexi¨®n con la naturaleza.
-Despu¨¦s de todo, no somos tan diferentes de aquellos hombres.
No, no. En esencia seguimos ah¨ª. Supongo que va cambiando lo formal, pero la esencia, el empuje visceral, sigue siendo el mismo. Refinado, m¨¢s o menos.
-Y lo que lo refina, ?la cultura?.
-El juicio. Esto es correcto, esto no... Es metaf¨ªsica. Lo que juzgas, al final, lo creas, te conviertes en ello o lo acercas; a nivel familiar se ve: lo que m¨¢s juzgas de tus padres lo acabas repitiendo. Al final eres esclavo de lo que juzgas.
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