CASA REAL
El surrealista brindis de la reina Letizia en la cumbre de Granada
La monarca consorte presidi¨® el brindis junto a Felipe VI, pero, debido a un fallo de protocolo, no ten¨ªa una copa que alzar.
La Alhambra nazar¨ª ha acogido una de las cumbres que marcan el camino de Occidente en su apoyo a Kiev, f¨¦rreo ante la invasi¨®n rusa lanzada el a?o pasado. L¨ªderes de 40 pa¨ªses se han reunido en el ic¨®nico palacio de la capital granadina ante las ¡®orejas del lobo¡¯ que asoman en el horizonte: otro invierno largo y duro para el este ucraniano. Como tel¨®n de fondo, afianzar la futura adhesi¨®n ucraniana a la Uni¨®n Europea en el pa¨ªs que actualmente ostenta la presidencia rotatoria de los Veintisiete. La cita era de una magnitud ejemplar y, por ello, ha contado con la presencia del rey Felipe VI que, junto a la reina Letizia, ha presidido la cena. Y all¨ª, en esa escena, ha tenido lugar una de las secuencias m¨¢s surrealistas del evento.
Ha sido un fallo de protocolo. Despu¨¦s de que el besamanos sucediera con ¨¦xito y el sol hubiese ca¨ªdo en la p¨¦trea fortaleza palaciega, entre cantes flamencos y espect¨¢culos musicales con letras lorquianas, llegaba la cena andalus¨ª en el mismo patio de los leones. El monarca pronunciaba un discurso llamando al ¡°esp¨ªritu de Granada¡± y animando a los l¨ªderes del Viejo Continente a disfrutar con las maravillas de la ¡°magn¨ªfica ciudad¡±, tan m¨¢gica como anta?o.
¡°Bienvenidos de nuevo a esta hermosa y m¨¢gica ciudad. Gracias por honrarnos con su presencia y, por favor, disfruten de esta velada¡±, finalizaba el rey, levantando su copa, en se?al de que todos los presentes hicieran lo propio. Y a ello se pusieron todos. Menos una persona. La reina Letizia no ten¨ªa nada con lo que brindar.
Fue un momento confuso y divertido a partes iguales. La monarca consorte ote¨® el ambiente en busca del responsable de protocolo y comenz¨® a hacerle gestos indicando la situaci¨®n que, a cada segundo, se hac¨ªa m¨¢s evidente. El rey se hab¨ªa dado cuenta. Entonces le ofreci¨® su copa y, juntos, alzaron un ¨²nico recipiente frente al resto de comensales. ?l se bebi¨® el interior y ella se encogi¨® de hombros con la vista puesta en los invitados, consciente de que la comicidad de la escena era un s¨ªntoma m¨¢s de la complicidad que all¨ª se respiraba.
Recuerdos de Madrid
Para sorpresa de los curiosos en protocolo, estos episodios son m¨¢s comunes de lo que la gente puede llegar a pensar. Sin ir m¨¢s lejos, el mes pasado les sucedi¨® algo parecido. Fue en un almuerzo en el Palacio Real de la capital, orquestado para acoger la entrega de los premios Cervantes. Igual que ocurri¨® en la urbe nazar¨ª, el monarca quiso brindar y, para sorpresa de todos, nadie pod¨ªa hacerlo. ¡°No hay copas. No podemos brindar¡±, resolvi¨® con la mayor de las naturalezas. Y matiz¨® para honor de los presentes: ¡°una peque?a correcci¨®n. Brindaremos cuando haya posibilidad de hacerlo¡±. Recuerdos de Madrid en Granada.