El momento ¡®tierra tr¨¢game¡¯ de Mar¨ªa Le¨®n: ¡°Estaba en tetas en la Gran V¨ªa de Madrid¡±

Hay diferentes formas en las que un recuerdo se aloja en el a veces traicionero hotel de la memoria. Pueden ser la comicidad del asunto, la verg¨¹enza de una escena o el roce tr¨¢gico tatuado en la cara, entre otros, los que ocasionen que una historia jam¨¢s se olvide. Otras veces es un c¨²mulo de todas juntas. Ejemplo de ello es Mar¨ªa Le¨®n, a quien le preguntaron en Mart¨ªnez y Hermanos por un momento ¡®tierra tr¨¢game¡¯ y no se le vino a la cabeza sino una an¨¦cdota que puede resumirse en una estampa: la actriz desnuda de cintura para arriba en pleno centro de Madrid.

Aquello ocurri¨®, recuerda la int¨¦rprete, tras una entrevista con quien result¨® ser su primera representante. Ella era muy joven y disfrutaba con las caricias que el mundo de la interpretaci¨®n le regalaba. ¡°Acababa de salir de un casting y llevaba un corpi?o rosa que me regal¨® mi hermano Paco¡±, inicia su relato, encaminando hacia el rid¨ªculo un suceso aparentemente inocente.

¡°La se?ora empez¨® a gritar¡±

¡°Yo cre¨ªa que era mi corpi?o de la suerte y se amarraba con dos botones de clip en la espalda¡±, dice, haciendo que todos los presentes empezaran a deducir por d¨®nde iban los tiros. Ella, dice, no pod¨ªa estar m¨¢s feliz: ¡°Iba por Gran V¨ªa, andando como si fuera un videoclip¡±. Deb¨ªa pasear con los movimientos que uno hace cuando siente que una c¨¢mara le est¨¢ grabando hasta que, de repente, se encontr¨® a una se?ora.

¡°Vi que se le cay¨® algo y yo, sin pensar, lo cog¨ª y se lo di¡±, explica, recreando el movimiento que hizo para entregarle aquello que la sevillana recogi¨® del suelo. Se agach¨® hacia adelante. Y se levant¨®: ¡°Cuando se lo di, me di cuenta de que estaba en tetas en la Gran V¨ªa de Madrid¡±.

Lo que hab¨ªa ocurrido ten¨ªa una sencilla explicaci¨®n. ¡°Mir¨¦ hacia abajo y estaba el top en el suelo y la se?ora empez¨® a gritar que si estaba en una c¨¢mara oculta¡±, detalla, provocando que la risa y los gritos en plat¨® aumentaran su volumen exponencialmente. Ella se qued¨® quieta, casi paralizada. ¡°Una chica que pas¨® me abroch¨® el top y yo no sab¨ªa si pedir perd¨®n o llorar en el suelo¡±, sentencia.

Decidi¨® quedarse esta historia en la mente de Mar¨ªa Le¨®n por dos razones. La primera, por la verg¨¹enza que at¨® los huesos y los m¨²sculos de la actriz; la segunda, porque se mov¨ªa jubilosa por la calle madrile?a sin saber que, en realidad, estaba empezando a cumplir su sue?o: consigui¨® pasar la entrevista.

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