El d¨ªa que Alessandro Lequio evit¨® que Ana Obreg¨®n se suicidase

¡°Ten¨ªa todo planeado al mil¨ªmetro desde hac¨ªa veinticuatro horas. En realidad, lo plane¨¦ el d¨ªa que fui madre. Si mi hijo mor¨ªa antes que yo, no sufrir¨ªa ni un segundo: me ir¨ªa con ¨¦l¡±, as¨ª habla Ana Obreg¨®n de la noche del 13 de mayo de 2020 en que muri¨® Aless Lequio Jr., hace casi tres a?os, v¨ªctima de un c¨¢ncer.

Unas palabras recogidas en el ep¨ªlogo de El chico de las musara?as, libro que su hijo comenz¨® a escribir y que ella termin¨® despu¨¦s, cumpliendo, de este modo, una de las tres voluntades que el joven dej¨® en su testamento ol¨®grafo: crear una fundaci¨®n para la lucha contra el c¨¢ncer, rematar el texto y recaudar fondos con ¨¦l para la misma causa, y formar una familia.

Unas palabras, tambi¨¦n, que confirman las sospechas que hab¨ªa acerca de que la actriz hubiese decidido quitarse la vida al fallecer su ¨²nico hijo. Seg¨²n ella misma relata, se encontraba en Barcelona, donde el joven recib¨ªa tratamiento, en una vivienda que hab¨ªa alquilado para estar con ¨¦l. La acompa?aban sus hermanas y el padre de Aless, el conde Lequio.

Esa noche Ana sali¨® al balc¨®n de su habitaci¨®n del s¨¦ptimo piso, donde se hab¨ªa encerrado, con una intenci¨®n muy clara: suicidarse. ¡°Alc¨¦ una pierna, pas¨¢ndola al otro lado. Utilic¨¦ una fuerza desmesurada con los brazos que no cesaban de temblar y, aun as¨ª, ten¨ªa que darme prisa para que mis hermanas y Alessandro, que lloraban en el sal¨®n, no se dieran cuenta de mi ausencia¡±.

Las sospechas del conde Lequio

¡°Estaba preocupado porque una noche le confes¨¦ que si le pasaba algo a nuestro hijo no iba a sufrir ni un minuto, me ir¨ªa con ¨¦l¡±, cuenta la presentadora acerca de los miedos que ten¨ªa Alessandro Lequio, quien conoc¨ªa sus intenciones.

?l fue quien llam¨® a la puerta pidi¨¦ndole a gritos que abriese. ¡°Ana, por Dios, abre la puerta. Tienes algo importante que hacer. ?Recuerdas lo que nos pidi¨® Aless, su ¨²ltima voluntad?¡±, recuerda que le dijo el padre de Aless para que diese marcha atr¨¢s.

¡°Intent¨¦ serenarme, retrocediendo lentamente la pierna que colgaba hacia fuera para situarla de nuevo en el suelo del balc¨®n, y entr¨¦ temblando en la habitaci¨®n¡±, escribe. ¡°Tu padre nunca supo que, en ese momento, tu ¨²ltima voluntad me salv¨® la vida. Se enterar¨¢ leyendo estas p¨¢ginas¡±, dice de nuevo, esta vez dirigi¨¦ndose a su hijo.

¡°Quiero dejar claro que el suicidio no es jam¨¢s una opci¨®n, ni en el peor de las tragedias que puedas vivir. Es una cobard¨ªa¡±, concluye sobre este episodio.