Con zorrear no vale

Caos, incertidumbres y pol¨¦micas al margen, Espa?a se perdi¨® en una nebulosa en Malm?. Decepci¨®n fue una vez m¨¢s la palabra que grit¨® a los cuatro vientos Espa?a en Eurovisi¨®n. En Suecia. En la cuna de un Festival que coloc¨® de nuevo el pa¨ªs escandinavo en los altares de los mejores espect¨¢culos del mundo. Qu¨¦ manera de mimar el producto. Qu¨¦ manera de revolucionar el formato. Son capaces de cambiar las reglas para no solamente cantar en la final porque son los reyes de esto. Suecia demostr¨® en el 50? aniversario de la victoria de ¡®Waterloo¡¯ y de ABBA, que son los maestros con el mejor escenario de todos los tiempos. Suecia es el Real Madrid de Eurovisi¨®n.

Y en este escaparate Espa?a present¨® una propuesta con cuatro duros. Un chirrido entre la magnificencia y la sonoridad del resto de pa¨ªses. Suiza, Croacia, Irlanda, Ucrania, Austria, Italia le dieron mil vueltas. Le pasaron por encima. Y as¨ª es muy dif¨ªcil. ¡®Zorra¡¯ conecta a las mil maravillas con el p¨²blico, la producci¨®n es buena y Mery Bas se crece en el escenario, pero est¨¢ lej¨ªsimos del espect¨¢culo del resto. Del show que se demanda para ganar, incluso de la voz. El jurado nos iba a ningunear y as¨ª fue. Eurovisi¨®n ha cambiado. Desde el magistral triunfo de Maneskin (2021). Cuando m¨¢s y mejor montes el l¨ªo, m¨¢s opciones tienes de ganar. Y cu¨¢nto antes nos demos cuenta, mejor nos ir¨¢. Hay que animar el cotarro... deslumbrando y sin desafinar. No es el mensaje es el c¨®mo.

De esta semana eurovisiva salen muchos vencedores. Suiza, triunfadora por tercera vez en su historia; Baby Lasagna, (Croacia) que tiene nombre de jug¨®n italiano de origen balc¨¢nico que juega en el Hajduk Split; Petra Mede, la genuina presentadora, coronada como la nueva musa de Eurovisi¨®n. La camiseta con su cara serigrafiada es m¨¢s buscada en Suecia que la del Mundial 1994. Y Bambie Thug, desde ahora la Bambieneta. Bruja absoluta de este Eurovisi¨®n, como otras muchas divas que triunfaron en la derrota (Sanna Nielsen, Polina, Aminata, Dami Im, Iveta, Eleni Foureira, Barbara Pravi, Chanel...). El Ouija Pop y la magia negra han llegado para quedarse en el Festival.

Y mientras Espa?a sigue en deuda con Eurovisi¨®n y con toda Europa (m¨¢s Australia). Un 22? esperado por m¨ª y esperado por muchos. Con zorrear no vale. Desde la elecci¨®n de Nebulossa hasta Malm?, las posibilidades de Espa?a de hacer algo digno se han ido diluyendo como una galaxia de constelaciones. Todo ha tornado en brumoso, nublado, confuso. La pol¨¦mica, mal llevada, del mensaje feminista hizo mella. Parec¨ªa que nadie quer¨ªa que ¡®Zorra¡¯ ganase. La puesta en escena es m¨¢s que mejorable. Y mientras el espa?ol Sergio Ja¨¦n deslumbrando con Irlanda...

Y una reflexi¨®n sobre las 24 horas previas fren¨¦ticas. Si durante a?os hemos cargado contra la politizaci¨®n del certamen, no lo politicemos ahora m¨¢s a¨²n. ?Debe participar Israel? No s¨¦ la respuesta a este galimat¨ªas, sinceramente. Lo que s¨¦ es que la artista Eden Golan no tiene ninguna culpa. No hay evento en el mundo que de primeras genere m¨¢s indiferencia, pero en el que luego todos quieren meter mano. La expulsi¨®n de Pa¨ªses Bajos y las protestas contra Israel tambi¨¦n marcar¨¢n para siempre una edici¨®n que fue una gran fiesta gracias a Suecia y a su televisi¨®n p¨²blica.

Espa?a ha dado muchos pasos atr¨¢s. No est¨¢ en buen momento y no basta con el Benidorm Fest. Ojo. Es un llamamiento p¨²blico. En las dos ¨²ltimas ediciones se busca m¨¢s el hit que pegue durante todo el a?o en Espa?a que un ganador del Festival y eso repercute en Eurovisi¨®n. Lo siento, pero grito a los cuatro vientos lo que siento: ?Hay que ponerse las pilas! ?No era una zorra, era Nemo! Nos vemos en Suiza 2025.

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