As¨ª fue el reencuentro entre El Cordob¨¦s y Manuel D¨ªaz: ¡°Hijo, todo llega, ya estamos aqu¨ª¡±
Tras la publicaci¨®n de la foto de ambos juntos y su aparici¨®n p¨²blica en un acto taurino, el torero ha contado c¨®mo fue su primera reuni¨®n con su padre.
Con una gran emoci¨®n y delante de una reproducci¨®n de la imagen de ambos sonrientes que ¨¦l mismo hab¨ªa calificado como la foto de su vida, Manuel D¨ªaz convoc¨® esta ma?ana a la prensa para contar en primera persona c¨®mo hab¨ªa sido el reencuentro con su padre, El Cordob¨¦s.
¡°Es la primera vez en mi vida que yo escucho la palabra que llevaba toda mi vida queriendo escuchar. Voy con el coche, me est¨¢ esperando en el camino, me hace un gesto con los brazos y me dice: ¡®Hijo. Todo llega. Ya estamos aqu¨ª¡¯. Ah¨ª en ese momento es donde hemos nacido los dos. Lo dem¨¢s ya no tiene sentido. ¡®Hijo, ya estamos aqu¨ª¡¯. Yo le escuch¨¦ decir ¡®hijo¡¯ y esas palabras saliendo de su boca se me clavaron dentro¡±, ha contado con enorme pasi¨®n sobre el d¨ªa en se ven por primera vez cara a cara.
Tras verles en un acto taurino abrazados y la publicaci¨®n de su foto juntos el pasado 14 de febrero, muchas eran las inc¨®gnitas que estaban por resolver sobre este acercamiento y Manuel D¨ªaz, tras 54 a?os de larga espera reclamando su verdad, las ha querido compartir hoy.
El primer contacto directo
¡°La m¨ªa es la historia de un chaval que nace y se cr¨ªa en el respeto y en el amor que mi madre me inculca hacia una persona que no existe. Y eso se lo debo a mi madre. A su esfuerzo. Ella ha sabido convertir las cosas negativas de mi vida en positivas¡±, cuenta.
Seg¨²n el torero, todo se remonta a 2018, cuando sufre un problema por el que le tienen que operar de la cadera y se le corta su carrera, algo contra lo que ¨¦l lucha a base de entrenar. ¡°Si yo desconecto del toreo, no estar¨ªa en el momento justo; el toreo me vuelve a dar la oportunidad del reencuentro¡±, explica tras saber tambi¨¦n que, seg¨²n unas pruebas, hay un 99% de posibilidades de que sean padre e hijo.
El torero cuenta que durante toda su vida varias personas intentaron acercarles, como su exsuegro, Jos¨¦ Luis Berrocal, y tambi¨¦n Jos¨¦ Antonio Gal¨¢n, pero siempre sin ¨¦xito, por lo que decide tomar ¨¦l mismo las riendas de su vida ya que ¨¦l tiene un profundo cari?o a su padre.
¡°Por condiciones del destino, yo me encuentro un d¨ªa con una oportunidad. Jos¨¦ Luis Berrocal y Jos¨¦ Antonio Gal¨¢n han estado ah¨ª para unirnos, pero por lo que sea se torc¨ªa. Pero ese d¨ªa, en ese momento, me surge una oportunidad. Y digo: ¡®Vale, Manuel¡¯. Mi coraz¨®n me dice: ¡®Int¨¦ntalo, porque es lo que t¨² quieres. Es lo que te gustar¨ªa que pasara¡¯¡±, empieza a relatar.
¡®Yo me voy de esa reuni¨®n al servicio un momento y digo: ¡®Madre m¨ªa, lo que voy a hacer¡¯. Y digo: ¡®?Qu¨¦ me puedo encontrar? ?Un no?¡¯. Yo he vivido con un no toda mi vida. Y en ese momento decido por primera vez en mi vida tomar las riendas sin que haya un tercero por medio. Y decido ser yo el que habla por m¨ª mismo por una vez en la vida¡±, contin¨²a.
Un encuentro ¡°muy f¨¢cil¡±
¡°Fue muy f¨¢cil. Fue f¨¢cil. Porque estaba haciendo lo que me estaban diciendo mi coraz¨®n y mi verdad, y me estaba sintiendo bien. Y no me estaba importando en absoluto el que fuese una negativa. Y ah¨ª surge esa oportunidad. Se dan esas circunstancias. Entramos en contacto por primera vez. Y autom¨¢ticamente esto se convierte en algo tan profundo, tan m¨ªo, que yo dec¨ªa: ¡®Esto no lo voy a perder. Esto lo voy a llevar a cabo hasta el final. Esto lo necesito por m¨ª¡±, cuenta sobre esa arrancada.
¡°Ah¨ª me puse ego¨ªsta. Necesito verlo a medio metro de m¨ª. Lo necesito. Porque es algo vital en mi vida. Y surge ese contacto, al principio telef¨®nico. Hasta que llega el d¨ªa que decidimos vernos y a m¨ª me permiten un poco que sea como yo quer¨ªa que fuese, una reuni¨®n donde estuvi¨¦semos solo las personas que yo quer¨ªa: Mari ?ngeles, su compa?era, Virginia, mi mujer, y nosotros¡±, relata.
¡°Yo decido ir a verlo. Ese d¨ªa me par¨¦ en la cuneta llegando a su finca porque yo no paraba de temblar. Ten¨ªa una cosa por dentro¡ Menos mal que Virginia estaba conmigo porque si no me hubiese desmayado. Estaba supernervioso. Y mira qu¨¦ he estado en cosas dif¨ªciles¡¡±, dice con emoci¨®n.
En ese primer encuentro es cuando dice que escucha la palabra que llevaba toda su vida queriendo escuchar: ¡®hijo¡¯. ¡°Hijo. Todo llega. Ya estamos aqu¨ª¡±, cuenta que le dice El Cordob¨¦s. ¡°Autom¨¢ticamente, en ese momento se me nubl¨® el mundo. Se me nubl¨® todo y yo me vi ah¨ª con ¨¦l, a su lado, toc¨¢ndolo, y ¨¦l toc¨¢ndome. Incre¨ªble. Esa sensaci¨®n no la he sentido en mi vida con nada y con nadie¡±, narra.
Un encuentro cargado de emoci¨®n
¡°Estaba por fin ah¨ª. No me lo pod¨ªa creer. ?l es un ser humano muy especial. Atrae, impacta. Te habla con los ojos, no con las palabras. Te atrapa. Yo lo he admirado siempre como torero, pero ahora estaba admirando a mi padre por primera vez en mi vida. Era m¨ªo y lo ten¨ªa ah¨ª para m¨ª. Era m¨ªo y era mi momento. Es un ser humano excepcional. Te toca y¡, te quiere traspasar. Me cautiv¨® todo aquello porque es lo que yo necesitaba¡±, explica a los medios lleno de emoci¨®n.
Asimismo, Manuel D¨ªaz cont¨® tambi¨¦n cu¨¢les hab¨ªan sido las primeras palabras que hab¨ªa intercambiado con su padre. ¡°Me sent¨¦ y le dije: ¡®Perdona si he hecho algo en mi vida que no debiera, pero las circunstancias me han obligado¡¯. Se lo ten¨ªa que decir y se lo dije. Y ¨¦l me dijo: ¡®Perd¨®name t¨² a m¨ª Ya est¨¢¡±.
¡°Y ya, qu¨¦ m¨¢s da lo que haya pasado antes o despu¨¦s. Ya era nuestro momento, lo que yo necesitaba. Y necesitaba que eso fluyera y fuera avanzando. Yo no ten¨ªa prisa. Ya ten¨ªa el reconocimiento m¨¢s grande que se puede sentir. Lo dem¨¢s sobraba. Es como si separas dos piezas y te llevas una a cada lado del mundo muchos a?os y cuando se juntan encajan perfectamente. No hab¨ªa palabras, no hab¨ªa reproches. No exist¨ªan, porque era nuestro aquello, nuestro momento¡±, explica.
Para la actual pareja de su padre no tiene m¨¢s que palabras de agradecimiento: ¡°Fue un descubrimiento. En su nombre ya lo lleva. Es un ¨¢ngel en la tierra. Una de las personas que han hecho posible que esto haya sucedido¡±.
Un ni?o buscando a su padre
El torero cuenta que sinti¨® algo m¨¢gico en ese encuentro que no pudo frenar, que sal¨ªa de dentro de ¨¦l un ni?o que necesitaba a su padre. ¡°Cuando yo estuve con ¨¦l los primeros minutos estaba que no sab¨ªa d¨®nde ponerme, pero m¨¢gicamente no s¨¦ c¨®mo pas¨®. Apareci¨® un ni?o peque?o en m¨ª. Os lo juro. Yo no sab¨ªa ni que exist¨ªa. Y estaba ah¨ª escondido. Callado. Esperando. Y sali¨®¡±, explica.
¡°Virginia dice que yo me met¨ªa debajo del brazo de mi padre. Yo quer¨ªa guardar una compostura, pero no pod¨ªa evitarlo. Yo pon¨ªa la cabeza junto a su pecho. Yo quer¨ªa evitarlo, pero no pod¨ªa. Era una cosa de muy adentro, que yo no pod¨ªa frenarla. Yo buscaba meterme debajo de ¨¦l. Que me acurrucara. Y eso no lo puedes querer hacer, y tampoco lo puedes parar¡±, explica.
Fue tal la emoci¨®n para ¨¦l que cuenta que esa noche, tras ese encuentro, enferm¨®. ¡°Yo esa noche ca¨ª malo. Estuvimos juntos un mont¨®n de horas. Las emociones son incontrolables y me puse malo. Una emoci¨®n es algo que uno no puede controlar. Est¨¢ tan dentro de ti y no lo puedes controlar¡±.
Una reuni¨®n sin reproches
En ese primer encuentro estuvieron hablando horas sin echarse nada en cara, como si llevasen juntos toda la vida. ¡°Sin reproches, disfrutando de ese momento y hablando el mismo idioma los dos. Y le digo: ¡®?Sabes una cosa? Ojal¨¢ yo pudiera quitarme diez a?os de mi vida y d¨¢rtelos a ti ahora mismo¡¯. Y ¨¦l me dice: ¡®Venga, d¨¢melos¡¯¡±.
¡°Yo s¨¦ tanto de ¨¦l, lo conoc¨ªa tanto sin haber estado con ¨¦l que ¨¦l se quedaba sorprendido, pero lo m¨¢s alucinante de todo es que me dice ¨¦l: ¡®Oye, yo tambi¨¦n s¨¦ muchas cosas de ti¡¯. Y empieza a contarme cosas m¨ªas. Y estuvimos hablando mont¨®n de horas de todo. Parec¨ªa que nos hab¨ªamos visto toda la vida, que siempre hab¨ªamos estado juntos. Se par¨® el tiempo de tal manera entre nosotros que se cre¨® como una burbuja donde est¨¢bamos nosotros solos¡±, explica.
¡°Cuando estoy con ¨¦l no hablo de tiempo perdido, sino de tiempo ganado. Mi m¨¢quina la he puesto a sumar en el tiempo ganado¡±, a?ade.
C¨®mo referirse a ¨¦l
Para Manuel D¨ªaz era un problema el no saber c¨®mo referirse a su padre. ¡°Le digo: ¡®Bueno, y ?c¨®mo te llamo?¡¯. Yo la palabra ¡®pap¨¢¡¯ no la tengo interiorizada con nada en mi vida. Me gustar¨ªa dec¨ªrselo mil veces, pero la cabeza lo para. A m¨ª me suena raro. ¡®Si te digo pap¨¢, ?te importa?¡¯¡±, le pregunta. ¡°Qu¨¦ me va a importa, palante¡±, le responde ¨¦l.
¡°Yo merec¨ªa vivirlo de esta manera, en privado. No me hubiese gustado que hubiese sido al contrario. Por eso yo el otro d¨ªa dije: ¡®Yo he ganado a un padre. Pero ¨¦l tambi¨¦n ha encontrado un hijo¡¯¡±, a?ade.
Conoce a la familia
El torero cont¨® tambi¨¦n que El Cordob¨¦s ya conoce a sus nietos. ¡°Fue un proceso. Fuimos conoci¨¦ndonos, le ense?¨¦ fotos y le habl¨¦ de ellos. Y llega un d¨ªa que ya decidimos que nos reunamos todos. Mis hijos iban muy nerviosos y emocionados. Ellos ve¨ªan a su padre feliz¡±, empieza a contar.
¡°Hay una imagen que tengo en mi mente, los cuatro abrazados cuando ya nos ¨ªbamos, y yo me acerqu¨¦ a ¨¦l y le cog¨ª la cara, y me pegu¨¦ el privilegio de decirle: ¡®?T¨² sabes por qu¨¦ ellos te quieren? Porque yo les he ense?ado a quererte¡¯. Y nos abrazamos¡±, dice con emoci¨®n.
Sobre el reencuentro ante la prensa
Acerca del encuentro que tuvieron ante la prensa hace unos d¨ªas, donde se les pudo ver abrazados y felices, en el aniversario del califato de su padre, Manuel D¨ªaz explic¨® que hab¨ªa ido por una invitaci¨®n.
¡°Fui porque ¨¦l lo quiso. Fui porque, aparte de ser el torero al que m¨¢s he admirado, el espejo en el que me he mirado, la persona que he querido ser, es mi padre, y quer¨ªa que yo fuese. Fui porque ¨¦l estaba feliz y ¨¦l quer¨ªa deciros a todos que esto era real y que est¨¢bamos juntos. Y en aquel momento me pega el abrazo y se form¨® este revuelo¡±, dice.
¡°En aquel momento hab¨ªa dos cosas muy importantes que no se pod¨ªan eclipsar: la felicidad de mi padre, y la verdad de mi madre. Eso estaba ah¨ª¡±, concluye.