40 a?os del t¨ªtulo de Noah en Roland Garros
El ¨²ltimo campe¨®n masculino franc¨¦s de Grand Slam gan¨® en la final del 5 de junio de 1983 al sueco Wilander. ¡°Fue el d¨ªa m¨¢s hermoso de mi vida¡±, recuerda Yannick.
Fue el 5 de junio de 1983. Yannick Noah, que por aquel entonces ten¨ªa 23 a?os y era el cabeza de serie n¨²mero seis en Roland Garros, se enfrent¨® en la final al sueco Mats Wilander, de 18 y n¨²mero cinco del mundo. Hac¨ªa calor y toda Francia y, particularmente Par¨ªs, conten¨ªa la respiraci¨®n a la espera de que su paisano les diera una gran alegr¨ªa. Acababa de ganar en cuartos al gran Ivan Lendl y de barrer a su compatriota Christophe Roger-Vasselin (padre del doblista Edouard Roger-Vasselin) en semifinales (6-3, 6-0 y 6-0). Con rastas y una pulsera con los colores de ese movimiento cultural jamaicano, Noah, con su estilo el¨¦ctrico, impulsivo, se impuso al tenis cerebral y m¨¢s fr¨ªo de Wilander (6-2, 7-5 y 7-6 (3)).
Han pasado 40 a?os desde entonces, y ning¨²n otro hombre franc¨¦s ha logrado triunfar de nuevo, no solo en Roland Garros, sino en ning¨²n Grand Slam (Mary Pierce, Amelie Mauresmo y Marion Bartoli s¨ª lo hicieron en los cuadros femeninos). ¡°?Por qu¨¦ ha pasado tanto tiempo?¡±, le preguntaron a Yannick, afincado en Camer¨²n, en la rueda de prensa que ofreci¨® hace unos d¨ªas en Roland Garros. ¡°Porque no sigo entren¨¢ndome¡±, contest¨® con gracia, provocando las risas de los periodistas. El hecho es que el poderoso tenis de Francia, con una Federaci¨®n econ¨®micamente muy potente y grandes inversiones en formaci¨®n e infraestructuras, no encuentra exponentes de la categor¨ªa de Noah. Este a?o, ninguno de sus 27 representantes, repartidos en ambos cuadros, ha alcanzado la tercera ronda.
¡°Aparte del nacimiento de mis hijos, es el d¨ªa m¨¢s hermoso de mi vida. Y estoy lleno de gratitud por la carrera que he tenido. Muy feliz de que esto est¨¦ en una pel¨ªcula, que haya sido filmado. Con el tiempo, me doy cuenta de que cada vez que veo estas im¨¢genes, siento una fuerte emoci¨®n. Estoy absolutamente seguro de que en 20, 30, 40 a?os, cuando muera, estas ser¨¢n las im¨¢genes que se mostrar¨¢n en las noticias. Es correcto. Es justo. Porque para la gente de mi generaci¨®n, creo que en Francia fue un d¨ªa importante para todos¡±, record¨® el extenista, ahora m¨²sico, nacido en Sedan hace 63 a?os.
¡°No quiero presumir de ello, pero recibo testimonios casi a diario, y m¨¢s a¨²n hoy porque est¨¢s hablando de ello, pero todos recuerdan d¨®nde estaban ese d¨ªa. Para m¨ª, es muy conmovedor, porque cuando hablan de ello, siempre es con una emoci¨®n muy bonita, palabras preciosas, una sonrisa¡±, explic¨® Noah. ¡°Incluso aquellos que dicen que suspendieron sus ex¨¢menes porque en lugar de trabajar para ellos, me estaban apoyando y observ¨¢ndome. La gente de mi generaci¨®n, a veces m¨¢s joven, a menudo mayor, para ellos fue un d¨ªa que contaba. Y yo estaba all¨ª. Yo estaba en el centro de eso¡±, a?adi¨®. Ese fue su ¨²nico t¨ªtulo en un major, pero qu¨¦ t¨ªtulo.
Wilander, su gran amigo.
¡°Para m¨ª, Yannick era un completo desconocido en 1983. Conoc¨ªa a Ivan Lendl. No sab¨ªa nada de ¨¦l como persona, porque nunca hab¨ªamos hablado¡±, cont¨® en Eurosport Wilander, que con el tiempo se convirti¨® en un gran amigo de Noah, tambi¨¦n por su afici¨®n a la guitarra y a la m¨²sica en general. ¡°Le conoc¨ª un poco antes, en Lisboa, y pens¨¦ que era muy divertido. Por varias razones, el lado cool era muy importante para m¨ª en ese momento¡±, revel¨®. ¡°No recuerdo exactamente cu¨¢ndo pens¨¦ (en la final) ¡®maldita sea, no s¨¦ qu¨¦ hacer¡¯, pero lo que estaba claro era que estaba jugando de manera diferente a lo que esperaba¡±, rememora el sueco de 58 a?os, analista de tenis en televisi¨®n. ¡°Yannick dijo una vez que si no hubiera ganado en tres sets, habr¨ªa perdido en cinco. Francamente, no lo s¨¦ y no estoy seguro en absoluto¡±, coment¨®.
Aquel partido fue el inicio de una bella historia de amistad entre ambos que a¨²n perdura. ¡°Es un amigo. Es un amigo genuino. Tuvimos muchas fiestas juntos, vacaciones, conciertos¡¡±, explica Yannick, inmortalizado en un mural dentro de las instalaciones de la que siempre ser¨¢ su casa, Roland Garros.