Rune reclama su sitio
El dan¨¦s, que se ve en un futuro Big Three con Alcaraz y Sinner, remonta ante el italiano para alcanzar su segunda final en un Masters 1.000. Se cita con Rublev.
Mientras Alcaraz, a sus 19 a?os, se erige como el mandam¨¢s del presente y el futuro, una camada revoltosa intenta abrirse paso tras ¨¦l. El espa?ol lo tiene claro: ¡°Espero tener con Sinner la rivalidad de Nadal, Federer y Djokovic¡±, dec¨ªa hoy mismo en la rueda de prensa previa al Trofeo Conde de God¨®. El italiano, de 21 a?os y 8? en el ranking, parece el elegido para dar forma a una rivalidad generacional con Charly, pero hay m¨¢s opositores. Entre ellos, un Holger Rune (19 y 9?) que, tras vencer al italiano (1-6, 7-5 y 7-5 en 2h:46), se enfrentar¨¢ (este domingo, no antes de las 14:30, por Movistar+) a Andrey Rublev en la final de Montecarlo. Lleva tiempo reivindicando un sitio al lado del transalpino y el espa?ol. Y hoy, en condiciones duras (viento, lluvia...) y con el p¨²blico en contra (como le gusta), volv¨ªa a reclamarlo. Tras ganar a Djokovic en la final de Par¨ªs-Bercy, puede sumar su segundo Masters 1.000. Otro prodigio.
Sinner es hielo: fr¨ªo, tranquilo, f¨¦rreo y de mentalidad estable. Rune es fuego: caliente, nervioso, bipolar en su juego y de pronta explosi¨®n. ¡°Los dos somos muy agresivos, pero diferentes en la forma de ser¡±, dec¨ªa el italiano durante la previa. Cuando apareci¨® la lluvia, sus personalidades salieron de la concha. Cuando se march¨®, fueron decisivas. Y triunf¨® la sangre caliente del dan¨¦s. Con dos bolas de set en contra en la primera manga, Holger le ped¨ªa al juez de silla, Carlos Bernardes, parar el partido. El ¨¢rbitro, sonriendo, no acced¨ªa. S¨®lo eran unas gotas y a Rune, en cambio, le estaba cayendo un chaparr¨®n. Con 3-0 a favor en la segunda, Rune se mostraba reticente a la hora de abandonar la pista. Tampoco llov¨ªa mucho, pero las l¨ªneas, entend¨ªa Bernardes, pod¨ªan provocar resbalones. Lo cierto es que, al repasarlas, se levantaba barro.
La interrupci¨®n, que parec¨ªa inocente, termin¨® alarg¨¢ndose 48 minutos. Tras ella, sali¨® el arco¨ªris en la Court Rainier III, con menos p¨²blico y menos viento, pero con el mismo guion de juego, imprevisible en el resultado, pero con patrones bien definidos. Pese a la humedad y la superficie, una de las tierras m¨¢s lentas del circuito, la bola circulaba a toda velocidad. En el primer set, Jannik hab¨ªa llevado el peso del ataque; en el segundo, le tocaba a Holger, que le declaraba la guerra al p¨²blico. Cuando todo un estadio est¨¢ en su contra es cuando m¨¢s c¨®modo se siente. Puso el 5-2, se desorden¨®, concedi¨® el 5-5 a Sinner y, entonces, le traslad¨® los nervios al italiano, afincado en Montecarlo y con las gradas a su favor. Es de hielo y, por lo tanto, se puede derretir. Los silbidos, en cambio, eran le?a para el fuego interior de Rune. El dan¨¦s mandaba a callar al p¨²blico. Luego, se llevaba el pulgar a la oreja, pidiendo m¨¢s. Su entrenador, Patrick Mouratoglou, se re¨ªa y su madre, siempre al lado, era la ¨²nica presente que le animaba. No necesit¨® m¨¢s apoyos para igualar el partido. Ni para ganarlo.
Calma en la tensi¨®n
En medio de una ira generalizada, parad¨®jicamente, se vio al Rune m¨¢s calmado. No era el lugar ideal para Sinner, pese a que se pod¨ªa sentir en Italia. Siempre a remolque, llevaba el sufrimiento por dentro, impasible; Holger, por su parte, segu¨ªa externalizando sus emociones, extremas. El tercer set dio motivos de alegr¨ªa: el futuro, independientemente de qui¨¦n sea el mejor, est¨¢ asegurado. Con 3-3 en el marcador, se produc¨ªa la siguiente secuencia: dejada de Rune, volea de Sinner, globo del dan¨¦s y contraglobo del italiano para poner el 30-30. Otra, ya con 6-5: remate de Sinner que vuelve, el italiano insiste a la media vuelta y, finalmente, pone el 15-0 con la raqueta totalmente pegada al cuerpo. Los dos puntos fueron para el transalpino, que necesitaba demasiados golpes de galer¨ªa para mantenerse vivo. Holger, sin embargo, resolv¨ªa sus turnos de saque con facilidad. Terminaba se?alando su cabeza, reivindicando que su personalidad tambi¨¦n es ganadora, reclamando su sitio en ese futurible Big Three.