Si hay un lugar en el mundo donde el tenis sigue siendo aquel deporte al que jugaban las ¨¦lites, ese es el All England Lawn Tennis and Crocket Club.
Si hay un lugar en el mundo donde el tenis sigue siendo aquel deporte al que jugaban las ¨¦lites, ese es el All England Lawn Tennis and Croquet Club. Este centro, m¨¢s conocido por el nombre de su poblaci¨®n y por el torneo que acoge, Wimbledon, mantiene intactas sus tradiciones. Aqu¨ª el tenis no se ha popularizado. De hecho, para poder jugar sobre su hierba hay que formar parte de un grupo tan selecto que la v¨ªa m¨¢s r¨¢pida para pisar este pasto es levantar el trofeo del grand slam con el que todos los tenistas so?aron alguna vez.
"Sorry, this is Wimbledon", y aqu¨ª nada cambia. Tenistas vestidos de blanco, como los que se ven en las im¨¢genes del museo, tomando el t¨¦ y muy elegantes; la hierba perfectamente cortada a ocho mil¨ªmetros y sin ninguna calva; esos postes de madera escrupulosamente colocados y barnizados; los mismos periodos repetitivos para cortar el pasto (algo que s¨®lo cambi¨® durante los Juegos Ol¨ªmpicos, para poder renovar esa inmaculada alfombra); el horario matutino que da comienzo a los partidos m¨¢s tarde que en el resto de torneos, su domingo de descanso en mitad del campeonato... La tradici¨®n es lo que define al All England Lawn Tennis & Croquet Club y es tambi¨¦n aquello que lo diferencia. Aqu¨ª el tenis sigue siendo lo que era hace mucho tiempo, un deporte que naci¨® all¨¢ por el siglo XVI entre las personas nobles que pod¨ªan dedicarse al ocio y al entretenimiento: una ¨¦lite.
Uno de los habituales en el All England Club, de hecho, fue Albert Frederick Arthur George, m¨¢s conocido como Jorge VI o el monarca y padre de Isabel II, protagonista de El discurso del rey, interpretado por al actor Collin Firth. Pero no solamente jugaba por afici¨®n, sino que lleg¨® a competir en el cuadro masculino de dobles con Louis Greig, otro noble, en 1926. Y es que desde su creaci¨®n, el 23 de julio de 1868, hace ya m¨¢s de 150 a?os, este siempre ha sido un club privado destinado a la flor y nata. No ha cambiado nada.
En Wimbledon, como muchos lo conocen por su ubicaci¨®n en esa zona de urbanizaciones caras y rodeadas de seguridad y naturaleza, y tambi¨¦n por el nombre del ¨²nico grand slam sobre hierba que se juega en el circuito, todo sigue igual. Aqu¨ª el tenis mantiene su esencia: es ¨²nicamente para unos pocos. Y dentro de la cr¨¨me de la cr¨¨me, s¨®lo hay sitio para unos 600 miembros, divididos entre cinco categor¨ªas: full, life, honorary, temporary y junior.
De los primeros hay unos 375. Este n¨²mero se debe a la costumbre tambi¨¦n, ya que antes la grada para miembros no ten¨ªa m¨¢s que estos asientos. Life y honorary incluyen a personas que han hecho mucho al servicio del tenis, como son los anteriores campeones de los cuadros individuales. De esto y del respeto brit¨¢nico por las normas sabe mucho John McEnroe. El tricampe¨®n y siempre pol¨¦mico tenista estadounidense se salt¨® la cena de vencedores de 1981 y no entr¨® dentro de ese olimpo. No obstante, se le admiti¨® dos a?os m¨¢s tarde, cuando se impuso por segunda vez. En total, entre todos suman alrededor de medio millar de socios.
Por otro lado, hay otra centena m¨¢s de miembros calificados como temporales, quienes son elegidos a?o a a?o y no tienen garant¨ªas de repetir membres¨ªa. Normalmente estos son jugadores activos que suelen hacer un uso regular de las instalaciones londinenses. Se diferencian de los anteriores en que no tienen acceso a la privilegiada grada, no pueden introducir a tantos invitados al club ni cuentan con voto en las decisiones del Comit¨¦.
Este mismo organismo es el que los elige, junto con los miembros full. Pero entrar en Wimbledon no es nada sencillo. Aunque el club es muy herm¨¦tico y apenas aporta informaci¨®n, se sabe que una buena parte de las plazas las ocupa la realeza (la reina es, de hecho, su patrona, mientras que el duque de Kent es el presidente), y se rumorea que cada socio aporta una cantidad de unas 50.000 libras anuales. Algo que est¨¢ al alcance de unos pocos. Asimismo, se dice tambi¨¦n que las pocas vacantes suelen tener que ver con fallecimientos.
Para ser elegido como miembro se tienen muchos factores en cuenta, pero contar con un gran entusiasmo por este deporte y jugarlo a un alto nivel influyen mucho. Adem¨¢s, el candidato (que nunca ha de ser propuesto con menos de doce a?os y no es elegible hasta los diecisiete) tiene que ser presentado y secundado por dos miembros full con una antig¨¹edad no inferior a los tres a?os y apoyado por otros dos socios de esta categor¨ªa. Y cada miembro puede proponer solamente a uno por ejercicio, as¨ª como apoyar a otro en ese periodo.
?Por qu¨¦ hay tan pocos socios? En el All England Club dan una raz¨®n muy simple: los miembros tienen derecho a adquirir un par de entradas para cada d¨ªa que se disputa Wimbledon. No obstante, si las instalaciones se abriesen a un p¨²blico m¨¢s popular, se perder¨ªa esa exclusividad que los menos privilegiados pueden respirar haciendo el tour por su medio centenar de pistas, la sala de prensa, el museo o la tienda, donde se necesitan hasta once euros para comprar unos calcetines con los tres colores del emblema: el verde, el lila y el blanco.
Para la ropa de los tenistas no existen esas tres tonalidades. Una de las caracter¨ªsticas m¨¢s distintivas de Wimbledon es el c¨®digo de vestimenta extremadamente estricto que los jugadores deben seguir. Seg¨²n Tennis Fashions, esta tradici¨®n de vestir de blanco data del siglo XIX, cuando los jugadores vest¨ªan de este color para evitar manchas de sudor en la ropa de colores brillantes. Seg¨²n el libro, la regla primero se impuso s¨®lo a las mujeres porque era "bastante impensable que se viera a una dama transpirar". Aunque el origen resulta sexista, los hombres y las mujeres siguen las reglas. Es m¨¢s, en 2013, se le pidi¨® al campe¨®n Roger Federer que se cambiara el calzado ¨²nicamente porque ten¨ªa suelas naranjas. Y podr¨ªa ser peor, ya que si Wimbledon considera que el vello del brazo del jugador es muy oscuro podr¨ªa pedirle que lo decolorase o afeitase. En definitiva, una total dedicaci¨®n.
Wimbledon es tambi¨¦n sin¨®nimo de fresas. Por eso cada a?o se distribuyen m¨¢s de 140.000 tazones de fresas con nata para los espectadores y jugadores. Lo m¨¢s curioso es que toda esta fruta proviene ¨²nicamente de una finca de Kent. Todas las ma?anas, antes del amanecer, dos equipos de 40 recolectores llegan a la granja para recoger m¨¢s de 100.000 fresas para el consumo diario.
Un poco mayor de la mitad de las fresas que se consumen por jornada es el n¨²mero de pelotas que se usan en todo el campeonato: unas 54.000, que se inspeccionan y reemplazan cada 7/9 para mantenerlas en ¨®ptimas condiciones. Cuando no se usan, las pelotas de tenis incluso se colocan en un recipiente refrigerado para que se vean impecables. Qu¨¦ lejos quedan ya aquellas escasas bolas de piel que fabricaban los artesanos en Par¨ªs para el jeu de paume, el juego de la palma, considerado como origen del tenis.
Lo curioso es que es una cantidad ingente pero uno de los d¨ªas no se juega. En Wimbledon hay un d¨ªa de descanso en medio del torneo. ?Para los jugadores? No, para la hierba. Como es el ¨²nico grande que se disputa en este tipo de superficie, se para un domingo para que esta se recupere. El personal aprovecha la oportunidad para regar el c¨¦sped y prepararlo para la segunda semana de partidos.
Esta b¨²squeda de la perfecci¨®n hace de Wimbledon la catedral del tenis. Un torneo que ha tenido lugar en el All England Lawn Tennis Club desde 1877, y lleva en el terreno actual desde 1922. Desde entonces, ha crecido y se ha desarrollado. Se han construido nuevas canchas, y el famoso Henman Hill, con su gran pantalla. Eso s¨ª, nunca ha sido suficiente. Desde 1924 se desarrolla un sorteo para obtener entradas para los campeonatos. Participar en ¨¦l no da derecho autom¨¢ticamente a los solicitantes a un asiento, sino ¨²nicamente a un lugar en el sorteo. No es posible solicitar entradas para d¨ªas o sesiones espec¨ªficos, ya que estos se eligen al azar.
En resumen, si alguien est¨¢ pensando en ver un partido de este torneo o en entrar a formar parte de este distintivo club, lo m¨¢s f¨¢cil es entrenar para ganarse el derecho de ser miembro tras levantar el trofeo de Wimbledon.