Y t¨² podr¨¢s decir: vi jugar al Principito

Cuando juegue Griezmann ya no cierres los ojos. Por si acaso. No parpadees. Como algunos personajes de David Lynch. No vaya a ser que te pierdas algo. Y no hablo solo de gestos t¨¦cnicos como esa ruleta en el ¨¢rea tras una pared con Juli¨¢n Alvarez para el gol en Valladolid. O de sus besos al escudo, esos que da alz¨¢ndolo a la c¨²pula del Metropolitano como si le brotaran directamente del coraz¨®n. No, no cierres los ojos porque quiz¨¢ estos que ves, hasta junio, son sus ¨²ltimos partidos en el Atl¨¦tico. Que no se sabe. Que se ha comprometido con el club a reunirse en marzo y enunciar su decisi¨®n. Y con esta no habr¨¢ spin-off.

Am¨¦rica tira de sus brazos. La NFL ahora como antes la NBA. La MLS saliva con la posibilidad de sumar a su liga a un futbolista como Griezmann. De los que comen en la mesa de la historia. Contrato tiene hasta 2026 (tambi¨¦n con un cl¨¢usula que le permitir¨ªa salir por 15 millones) pero la sensaci¨®n es esa, que puede irse. Y para ti Grizi es m¨¢s que un ¨ªdolo o un jugador. Griezmann es una ¨¦poca. El mejor verso del Cholo. Un h¨¦roe que cay¨® y supo volver a levantarse. Uno de los mejores de la historia. T¨² podr¨¢s decir que le viste jugar, como cuando tu padre habla de Futre. El franc¨¦s, uno de esos jugadores que no deber¨ªan terminarse (o irse) jam¨¢s (aunque sea ley de vida).

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