Veremos qu¨¦ pasa despu¨¦s de Waterloo
El f¨²tbol es la continuaci¨®n de la pol¨ªtica por otros medios, que dir¨ªa Von Clausewitz. Es lo que tiene salir del cine de ver el Napole¨®n de Ridley Scott antes de que juegue el Bar?a. Todo lo ves en formato cinemascope b¨¦lico. El c¨¦sped de Montjuic parec¨ªa las praderas de Marengo, de Austerlitz y Waterloo. Hay mucho en el f¨²tbol del arte de la guerra, que era arte antes de la aviaci¨®n. Napole¨®n, lamentablemente retratado en el filme, junt¨® guerra y pol¨ªtica en el mismo escenario. Intu¨ªa los movimientos del adversario antes de unir en un punto de ruptura a la infanter¨ªa y la artiller¨ªa. Para la resoluci¨®n de la batalla dejaba las cargas de caballer¨ªa de Ney.
M¨ªchel-Wellington percuti¨® por los flancos para castigar al cuerpo del ej¨¦rcito de Xavi-Bonaparte. As¨ª se puso por dos veces por delante en el marcador, sin recurrir a la p¨®lvora artillera. Xavi no esper¨® a la llegada de Grouchy, cansado de perseguir a los prusianos, y puso en el tablero a Balde, Ferr¨¢n y Lamine para evitar su Waterloo. Pero para entonces la batalla ya estaba decidida. Cada llegada del Girona por los costados era una pu?alada por la espalda, un gol como un ca?onazo. Siete puntos de desventaja sobre el l¨ªder son muchos, y cinco sobre el Madrid a¨²n m¨¢s. Veremos si Xavi tiene opciones de vengar este Waterloo en Montju?c.
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