Una segunda nota de Miguel ?ngel Gil
El arbitraje de Gil Manzano en el derbi, y muy concretamente la exagerada expulsi¨®n de Correa, ha provocado la segunda nota de queja de Miguel ?ngel Gil en dos semanas. Pero no es redundante, porque aparte de ser m¨¢s medida, y por tanto mejor, abre con sutileza el panorama de la queja. La primera ten¨ªa cierta carga de c¨®lera b¨ªblica e iba s¨®lo dirigida al Madrid, al que tildaba de abusador desde d¨¦cadas atr¨¢s, y ten¨ªa menos punto de apoyo aquella segunda tarjeta no ense?ada a Ceballos, hilo d¨¦bil del que tir¨® para desarrollar la leyenda, muy del gusto de los aficionados atl¨¦ticos, de favores arbitrales al Madrid desde el inicio de los tiempos.
Esta tiene, sobre esa no tarjeta amarilla, una roja que todos vimos excesiva, segundo percance ante el Madrid en pocos d¨ªas. Pero sobre todo viene acompa?ada de la nueva atm¨®sfera creada en ese 40 contra 2, o quiz¨¢ 2 contra 40, en que se ha dividido nuestro f¨²tbol profesional y que ahora se nos presenta m¨¢s visible a partir de la negativa del Madrid a alinearse con el resto en el reproche al Bar?a por haber estado llenando el bolsillo del vicepresidente de los ¨¢rbitros durante 18 a?os por cuatro presidentes distintos, uno de ellos el actual, ahora en segundo mandato. Recordemos que las d¨¢divas cesaron cuando Negreira sali¨® del CTA.
La nueva nota incluye la preocupaci¨®n por el descubrimiento de este caso, y de su lectura sale f¨¢cil la deducci¨®n de que la denuncia contra el sistema (¡°no podemos normalizar lo que es anormal¡±) tiene como objetivo la complicidad de los dos grandes, que va m¨¢s all¨¢ de la fantasiosa Superliga hasta traducirse en este silencio connivente del Madrid ante lo que ha hecho el Bar?a. Ese enfoque carga de sentido esta nueva nota. Ya no suena a vocer¨ªo del fondo ultra del Metropolitano, sino a lamento compartido por 40 clubes que tienen la sensaci¨®n de sufrir una rigurosa aplicaci¨®n de la ley del embudo cada vez que juegan contra alguno de los dos grandes.