Una final con sustancia y pimienta
Se juega en Arabia Saud¨ª, no figura entre las competiciones de gran prestigio y se cocin¨® de manera sospechosa entre un jugador del Bar?a (Geri desde entonces) y el presidente de la Federaci¨®n Espa?ola (Rubi para los amigos), pero la Supercopa suele producir una amplia gama de efectos colaterales. Ernesto Valverde fue destituido despu¨¦s de la derrota contra el Atl¨¦tico de Madrid, sin que a la directiva de Bartomeu le importara que el equipo encabezase la Liga y descubri¨® la f¨®rmula Gavi ¨Ccolocarlo con falso extremo, a?adir un centrocampista m¨¢s y proteger a Frenkie de Jong¨C con un sonado 3-1 frente al Madrid, que se tom¨® la revancha con un mayor 4-1 en la temporada siguiente, inicio de la ca¨ªda de Xavi como entrenador azulgrana. Ahora llega el Real Madrid-Bar?a entre el azufre de los vapores del caso Dani Olmo y el retorno del equipo de Ancelotti a la prestancia en el juego.
Se re¨²nen los dos colosos en un clima de amistad. El Madrid ha apoyado sotto voce la arbitraria pol¨ªtica de Joan Laporta. Es lo que tienen las rivalidades hist¨®ricas: arman mucho ruido, pero unen a los contendientes con lazos de acero. ¡®Ganas de veros¡¯, rezaba la gigantesca pancarta que Laporta coloc¨® a 150 metros del Bernab¨¦u cuatro meses antes de las elecciones a la presidencia del Bar?a. Aunque son¨® a alegre desaf¨ªo y molest¨® al madridismo profundo, Florentino P¨¦rez, maestro del control al que no se le cuela una mosca, la recibi¨® con tanto agrado que felicit¨® inmediatamente al autor de la idea. Desde entonces, Laporta es un aliado inequ¨ªvoco en todas las cuestiones que formula el presidente del Real Madrid, la Superliga en primer lugar.
Jugar¨¢ Olmo, magn¨ªfico futbolista sometido al embolado que ha alimentado su club, y se enfrentar¨¢n dos extraordinarios equipos, uno en fase de formaci¨®n (Bar?a) y otro acreditad¨ªsimo en todos los ¨¢mbitos. El Real Madrid ha hecho historia con Ancelotti y eso no hay quien lo mueva, raz¨®n por la que escuece en sus filas el 0-4 del Bernab¨¦u en la primera vuelta de la Liga. Ocurri¨® en octubre, cuando el Bar?a galopaba a toda m¨¢quina y en el Madrid abundaban las dudas. Por dudar, hasta se sospech¨® de Mbapp¨¦.
El viento del f¨²tbol cambia de direcci¨®n con tanta frecuencia que los pron¨®sticos de entonces valen muy poco ahora. El Madrid es el l¨ªder del campeonato y ha asomado con rotundidad en los ¨²ltimos partidos. Venci¨® y convenci¨® en la victoria sobre el Sevilla, funcion¨® con una admirable profesionalidad contra la d¨¦bil Deportiva Minera y se impuso al Mallorca sin mayores problemas. Plasm¨® su autoridad desde el primer minuto. S¨®lo se demoraron los goles.
Si las ¨²ltimas ediciones de la Supercopa tuvieron amplias consecuencias, especialmente en el Bar?a, no conviene descartar que suceda lo mismo en esta ocasi¨®n. El Madrid necesita quitarse la espina del desastre en la Liga y el Bar?a tiene que enviar se?ales saludables despu¨¦s de su deficiente recorrido en los siete ¨²ltimos partidos del campeonato: cinco puntos de 21. Estamos, por tanto, ante un partido que concede un t¨ªtulo menor, pero que en este caso ventila cuestiones de enorme orgullo en los dos equipos.
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