Un regreso fr¨ªo y sin final feliz
Tras algo m¨¢s de 19 a?os, exactamente 7.004 d¨ªas despu¨¦s, Sergio Ramos volvi¨® a jugar en el Santiago Bernab¨¦u con una camiseta distinta a la del Real Madrid. Su carrera de blanco fue incontestable, con una ristra de t¨ªtulos entre la que destacan cuatro Copas de Europa en las que ¨¦l tuvo un papel protagonista. Sin el cabezazo de Lisboa en el minuto 93 nada ser¨ªa lo mismo, y qui¨¦n sabe si esas cuatro Orejonas no se desvanecer¨ªan de las vitrinas del Bernab¨¦u, como se borraban poco a poco los familiares de Marty McFly de la foto en Regreso al Futuro. Es tan cierta su influencia en los ¨¦xitos recientes del club como controvertida fue su salida, malmidiendo sus fuerzas en el pulso con Florentino y con reproches posteriores sobre si aquella oferta llevaba o no escrita fecha de caducidad en el dorso del envase. Y ambas realidades confluyeron ayer en el retorno del de Camas al Bernab¨¦u, que conjug¨® ciertas muestras de cari?o y otras de distancia, impropias del momento en que una leyenda de ese calibre y su afici¨®n se re¨²nen tras a?os sin verse el pelo.
Ramos entr¨® al Bernab¨¦u con los aires del que regresa a su casa de la ni?ez, pese a que este estadio se parece ya poco en sus entra?as al que ¨¦l dej¨® en 2021. Saludando a cada empleado con una sonrisa, fue aplaudido levemente al salir a calentar por los aficionados madrugadores y con bastante m¨¢s ¨¦nfasis cuando el speaker del Bernab¨¦u enumer¨® el once del Sevilla. Dej¨® al central para el final con toda la intenci¨®n y el homenaje tom¨® cuerpo. Pero hasta ah¨ª lleg¨®. Lo que sigui¨® fue una retah¨ªla de pitos, leves pero constantes, cuando se hizo con el bal¨®n. Nos quedamos con las ganas de saber c¨®mo habr¨ªa respirado la grada si llega a marcar, por mucho que ya dej¨® claro que no lo iba a celebrar. Pero el duelo deja a las claras que la herida se cierra poco a poco, pero a¨²n anda lejos de ser una cicatriz.