Un largo adi¨®s
Federer se retira y deja una larga nota larga liftada en su ¨²ltima sonata. Nadal a¨²n se prepara para bailar con arrebato su gran tango final. Djokovic se pregunta hasta cu¨¢ndo podr¨¢ pelotear sobre las agitadas aguas del turbofolk. Mientras tanto, Alcaraz ha entrado en la discoteca con ritmo sure?o y tiene la pista de baile entera para ¨¦l solo. La mayor crueldad para un deportista es que cuanta m¨¢s experiencia acumula, menos f¨ªsico tiene para ponerla en pr¨¢ctica. Como en el sexo, al menos, para los hombres. O como un gran orador que pierde su voz a medida que gana conocimientos.
El Big Three ha intentado prolongar su carrera de la misma forma que Springsteen alarga sus conciertos, a base de fisios, nutricionistas y, sobre todo, por una mentalidad y una actitud sobrehumana. Tienen ese apetito rock and roll que va desde Alejandro Magno a Mick Jagger. Lo m¨¢s complicado de una carrera deportiva o musical es mantener siempre la misma intensidad. Cuando tocas en Madrid o te enfrentas a un gran rival, la tensi¨®n se genera de forma natural, pero en los lugares m¨¢s peque?os, o contra jugadores desconocidos, uno, a veces, tiene que obligarse a generar ese nervio. Y es que es muy dif¨ªcil no dejarte llevar por la superioridad cuando sabes que eres superior. La ¨²nica manera de ganar es pensar que el otro te puede ganar. Vivir as¨ª es existir en tensi¨®n constante y ejercer un equilibrio milagroso entre la autoestima y la humildad.
Por eso, la retirada de un deportista de estas caracter¨ªsticas tiene un punto tr¨¢gico porque conservan el fuego interior, pero ya no tienen le?a para alimentarlo. La ventaja del m¨²sico es que puede prolongar su carrera toda su vida. Eso s¨ª, tiene que asegurarse de que el p¨²blico a¨²n quiera calentarse con su hoguera. Federer, Nadal, Djokovic o Alcaraz son ejemplares, pero no nos sirven de ejemplo porque est¨¢n modelados de un material muy distinto al nuestro. Nosotros debemos ser agradecidos, despedirlos con honores cuando se van y darles la bienvenida cuando llegan.