Un gol para la vuelta al cole
Ay, septiembre. Dicen que los prop車sitos de a?o nuevo en realidad hay que hacerlos tras volver del verano. Pero qu谷 dif赤cil resulta cambiar de vida cuando todo regresa a la normalidad, a la rutina del mismo maldito trabajo de siempre, a los horarios fijos, las obligaciones sin escapatoria, los recibos que pagar con los que ya no contabas tras apoquinar a duras penas las vacaciones y encontrarte, adem芍s, con que el d赤a acorta y se nos escurren las horas de luz por las tardes. La vida de repuesto (gracias, Mister Garci) que nos da el f迆tbol es entonces un antidepresivo contundente de posolog赤a semanal, a veces droga con efectos secundarios nocivos por las derrotas, a veces p赤ldora de la felicidad, la que desborda estos d赤as La Romareda.
Descontado el anticlim芍tico par車n de Liga, con nuestro inter谷s por la Selecci車n gravemente tocado por los desmanes de Rubiales, por una clasificaci車n que se complica pero no acabamos de creerlo y por ese horror de los partidos en viernes (no nos gustan en Liga, tampoco en Georgia, pese al 1-7), nos aferramos a esa otra normalidad que son las temporadas, una tras otra, de la bendita inercia liguera.
La vuelta a los campos de f迆tbol es la ceremonia que culmina esta fuerza extra de resistencia que nos da el bal車n. Los que son socios y abonados, pero tambi谷n los que espor芍dicamente se asoman a los terrenos de juego, y m芍s estos 迆ltimos d赤as de verano. Los ni?os, que marcan el calendario con su vuelta al cole, tambi谷n nos recuerdan que hay esperanza. Que se puede cambiar, que los prop車sitos se pueden cumplir. Incluso el ni?o Lamine Yamal se ha apuntado al rescate de nuestro 芍nimo. Yo me apoyo en im芍genes como las del peque?o que uno de estos d赤as estall車 a gritos en una remontada del Espanyol, bes芍ndose el escudo de la camiseta, haci谷ndome digerir de golpe un descenso y devolvi谷ndome a la infancia, cuando un partido subido a la valla del Gol Sur de Sarri角 te pod赤a cambiar la vida. No est芍 nada mal para remontar esta cuesta de septiembre, para regresar otro lunes al mismo maldito trabajo de siempre.