Un f¨²tbol mejor
Reconozc¨¢moslo: cu¨¢nto cuesta defender el f¨²tbol ¨²ltimamente. Entre el esc¨¢ndalo del expresidente de la Federaci¨®n, los aplausos de la asamblea, el Boeing de Neymar (qu¨¦ solo has de estar para viajar t¨² solo en ese monstruo mec¨¢nico, eh), los capitales de los combustibles f¨®siles, etc¨¦tera, uno a veces se queda sin argumentos. Sin embargo, quienes queremos a este deporte debemos de aprovechar la tormenta para pensar un f¨²tbol mejor. Para lograrlo solo existe un secreto: volver a hacer el f¨²tbol de la gente, o lo que es lo mismo, vincular a los clubes a la comunidad local. Porque no nos equivoquemos, este deporte no lo hacen grande las estrellas ni los malabaristas del bal¨®n, sino la gente reunida en torno a unos colores. Y eso, por definici¨®n, es un club. Un grupo de amigos que deciden jugar juntos y un grupo de amigos que decide animar a los primeros.
?Qu¨¦ aporta un club a la ciudad o pueblo en la que se inscribe? Los clubes deben tener bien plantadas las ra¨ªces en el entorno para ser entidades que construyan y cimenten comunidad y de las que los aficionados se sientan orgullosos. En este sentido, creo que hay modelos a seguir que han funcionado y pueden indicarnos el camino para hacer de nuestro f¨²tbol un lugar m¨¢s amable y sensato. Pienso en Alemania, por ejemplo, donde la quiebra en 2002 del tenedor de los derechos televisivos, el grupo Kirch Media, casi llev¨® al colapso a los clubes. En aquel escenario apocal¨ªptico, los gestores de los clubes de la Bundesliga volvieron a poner al aficionado local en el centro de la ecuaci¨®n, lo que se ha trasladado con el tiempo en aficiones que abarrotan los estadios no ya de la primera divisi¨®n, sino incluso de las inferiores. Adem¨¢s, muchos de ellos tienen un potente sentido de la comunidad, que se traduce en un v¨ªnculo irrompible con sus ciudades. Y tambi¨¦n pienso en Reino Unido, donde la cultura del f¨²tbol y la protecci¨®n legal de la misma hacen que incluso los clubes m¨¢s peque?os tengan a la gente de su lado. Qu¨¦ envidia ver la atm¨®sfera de un estadio ingl¨¦s de divisiones inferiores un s¨¢bado a las tres de la tarde. He ah¨ª un lugar de reuni¨®n de la gente del pueblo. El estadio como templo de la gente com¨²n. Nuestra ¨®pera. Un lugar de uni¨®n.