Un combo lujoso y sufridor
No se ten¨ªan noticias del dobles Nadal-Alcaraz, 14 t¨ªtulos de Roland Garros el m¨¢s veterano, ¨²ltimo ganador en Par¨ªs el m¨¢s joven. Dif¨ªcil encontrar un combo mejor como cabecera de cartel en el deporte, pero el doble es un asunto complejo en el tenis, una materia para especialistas en una disciplina que apenas tiene resonancia medi¨¢tica. En los Juegos es otra cosa porque en el mejor de los casos ayuda en la tabla de medallas.
Enfrente se encontraba la pareja argentina, Gonz¨¢lez y Molteni, curtidos en el dobles con una familiaridad muy conveniente, al contrario que los dos tenistas espa?oles, estrellas en el cap¨ªtulo individual, pero sin ninguna trayectoria previa en el dos contra dos. La cita despert¨® la m¨¢xima atenci¨®n. Nadal ven¨ªa de despedirse de Roland Garros, aclamado por el p¨²blico, y de recibir la antorcha ol¨ªmpica de manos de Zinedine Zidane, bajo el aguacero que presidi¨® la ceremonia de inauguraci¨®n de los Juegos. Fue un hermoso acto de reconocimiento en Francia al tenista espa?ol.
Se llen¨® la pista central, en gran medida por el car¨¢cter estelar de la pareja espa?ola, aunque tambi¨¦n por la curiosidad. Uno m¨¢s uno es dos en matem¨¢ticas, pero dos grandes n¨²meros uno puede que no conecten en la pista. Vencieron los espa?oles en un partido esforzado, de evidente sufrimiento en el primer set, que concluy¨® con el 7-6 que explic¨® las dificultades de Nadal y Alcaraz. El segundo no fue muy diferente, pero una ruptura permiti¨® el 6-4 definitivo y el salto a la siguiente ronda.
A falta de la compenetraci¨®n necesaria, los dos tenistas espa?oles se guardaron la carta del ingenio en los momentos decisivos. Dejaron algunos golpes deslumbrantes frente a la f¨¦rrea oposici¨®n de los argentinos. A Nadal y Alcaraz les queda un buen trecho que recorrer, necesario para superar a los rivales y para sentirse m¨¢s sueltos, mejor coordinados en la pista. En su debut como compa?eros en el dobles, la comunicaci¨®n fue principalmente verbal, al rev¨¦s que Molteni y Gonz¨¢lez, que mezclaban se?as con la diligencia de los jugadores de mus.
A la selecci¨®n de baloncesto no le fue tan bien. Su historial en los Juegos Ol¨ªmpicos es envidiable, con medallas de plata en 1984, 2008 y 2012, adem¨¢s de t¨ªtulos mundiales y europeos. Sin embargo, Espa?a acostumbra a patinar en el inicio de los Juegos, antes de arreglar sus problemas y llegar lejos. En su primer partido, perdi¨® contra Australia. No se puede considerar sorpresa. Los australianos compiten de maravilla en la mayor¨ªa de los deportes y el baloncesto no es una excepci¨®n.
Espa?a nunca se sinti¨® c¨®moda en el partido, siempre a remolque, sin capacidad para cerrar las sucesivas brechas que abr¨ªan los australianos en el marcador. Al equipo de Scariolo le toca remar a contracorriente, como tantas veces en los Juegos Ol¨ªmpicos, sin las anteriores reservas de talento. Una excepcional generaci¨®n est¨¢ a punto de desaparecer y la nueva no apunta a cotas parecidas.
Es viejo que los australianos son competitivos por naturaleza en la gran escena del deporte. En nataci¨®n van lejos. Desaf¨ªan, y muchas veces con ¨¦xito, a los estadounidenses. Ariarne Titmus, la sensacional nadadora que acab¨® con el reinado de Katie Ledecky en los Juegos de Tokio, volvi¨® a derrotarla en la final de los 400 metros libres. Por vez primera, Ledecky dio sensaci¨®n de declive o, cuando menos, de debilidad en la prueba de semifondo. Hace tres a?os, en los Juegos de Tokio, se recuper¨® y venci¨® a Titmus en los 800 metros. Volver¨¢n a enfrentarse en Par¨ªs. Se adivina un combate formidable.
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