Ultras del Espanyol, del Milan, del PSG
Me llam¨® ayer un amigo para decirme que no estaba de acuerdo con mi art¨ªculo. No es perico, ni por supuesto cul¨¦, sino de un equipo perif¨¦rico que nada ten¨ªa que ver en el conflicto. A su juicio, cargu¨¦ demasiado las tintas sobre la conducta de los radicales pericos y nada sobre la actitud de los jugadores del Bar?a, que ¨¦l apreci¨® como ¡®provocadora¡¯. Se apoyaba en Xavi, que orden¨® la retirada porque conoce el pa?o. Me dec¨ªa que con Puyol como capit¨¢n no se les hubiera ocurrido festejar as¨ª. Debatimos amistosamente un rato, sin convencernos el uno al otro. Yo no consigo ver provocaci¨®n, sino una expresi¨®n natural de alegr¨ªa.
En todo caso, la reacci¨®n de los radicales, un asalto y persecuci¨®n a los jugadores que celebraban en la intimidad de su corro el t¨ªtulo, habla de un instinto b¨¢rbaro que a¨²n sobrevive en f¨²tbol. No ser¨ªa justo si no dijera que hemos vivido tiempos peores, pero conviene sujetar a este tipo de gente con vigilancia, grabaciones y expulsi¨®n de los indeseables. Las gradas de animaci¨®n fueron un intento de suavizar y controlar a los forofos m¨¢s extremos, pero se convierte en arma de doble filo. Algunos se sienten importantes, protagonistas, con un papel en el club de reservorio de las esencias, y eso les lleva a extrav¨ªos como el de Cornell¨¤.
Estos d¨ªas hemos visto a los jugadores del Milan, con el entrenador al frente, acudir a la banda para someterse sumisos al reproche de sus ultras por el mal resultado ante el Spezia. Los ultras del PSG se manifestaron ante la sede del club contra la directiva y se han puesto en huelga, como si sintieran imprescindible su presencia, cosa que a todas luces no es, pues el equipo aprovech¨® para ganar 5-0 al Ajaccio. Recientes ejemplos de c¨®mo estos grup¨²sculos compuestos por irrazonables exaltados se van emborrachando de su propia importancia, siempre porque el club les ha dado motivos para ello. El f¨²tbol no puede volver a equivocarse.