Tir¨®n de orejas

Aunque se acudiera a Alemania con bajas importantes, la puesta en escena de los de Carletto dej¨® bastante que desear. La salida al campo del Madrid fue endeble, con una pereza propia de un equipo ah¨ªto de triunfos, como si ya solo importase el sorteo de octavos de final. Si sales as¨ª en Europa y tienes enfrente un grupo de jugadores con hambre, te pasan por encima. Cuando despertaron ya ten¨ªan dos goles en la porter¨ªa y un panorama perfecto para el rival. ?De qui¨¦n es la responsabilidad de esa falta de intensidad? Indudablemente, los jugadores son culpables porque, en cada duelo individual y en cada marcaje en el bal¨®n parado, son los que tienen que apretar para imponerse al contrario.

Cuando un equipo est¨¢ lleno de no habituales se corre el riesgo de que la flaqueza de alguno se contagie el resto: si uno no aprieta bien en una presi¨®n o no va como hay que ir a por un rechace, a otro le tocar¨¢ sufrirlo y as¨ª sucesivamente se desnorta todo el plan. Pero el entrenador tiene que advertir este peligro y su deber es conseguir que los que salgan al campo piensen que se est¨¢n jugando mucho, que est¨¢n disputando una final. El Leipzig les peg¨® un tir¨®n de orejas a los jugadores y a Carletto, no se puede sestear nunca. Y tambi¨¦n lanz¨® un mensaje al resto de equipos sobre c¨®mo hay que salir ante el campe¨®n de Europa: a morder.