Te recordaremos como una buena persona
Tom¨® el micr¨®fono y empez¨® a distribuir sus agradecimientos, con ese orden prolijo con que colocaba sus botellas de agua, perfectamente alineadas. Al p¨²blico asistente, a sus compa?eros de equipo, a su familia, a los medios¡ Era Nadal, que se iba, que ya se ha ido, despu¨¦s de m¨¢s de veinte a?os llenando nuestra pantalla con la excelencia de su tenis, enalteciendo la Marca Espa?a, cuyos mejores valedores han sido los ¨¦xitos deportivos, que en este siglo estamos teniendo en cantidad. Tiempos muy felices para nuestro deporte en los que ¨¦l ha lucido como nave capitana de una escuadra invencible, esta s¨ª, en tantos mares.
No fue la despedida so?ada, una derrota ante un tenista an¨®nimo en una noche de eliminaci¨®n de esta Copa Davis en formato expr¨¦s ingeniada desde la piscifactor¨ªa de Piqu¨¦, inventor de pompas de jab¨®n, vendedor de niebla. Hubi¨¦ramos preferido, claro, el oro ol¨ªmpico con Alcaraz, o un buen ¨²ltimo Roland Garros, aunque fuese con una semifinal o una final perdidas. O, por supuesto, con una Davis ganada. Pero no pudo ser. Ya dijo ¨¦l que los buenos finales son para Hollywood, que en la vida real no todo es as¨ª. En la vida real todas las horas hieren y la ¨²ltima mata. Al Rafael Nadal tenista le lleg¨® en M¨¢laga.
Al tenista, no al hombre, para el que el mi¨¦rcoles amaneci¨® el primer d¨ªa del resto de su vida. Le ha costado retirarse, como a nosotros admitir que alg¨²n d¨ªa ten¨ªa que pasar, pero no hab¨ªa vuelta de hoja. Le ha costado porque, como ¨¦l mismo explic¨®, la afici¨®n sigue, el fuego sagrado no se hab¨ªa apagado a¨²n, pero el cuerpo ya no puede. Se acostumbrar¨¢ a la p¨¦rdida. Le queda lo principal: la familia, los amigos, un futuro asegurado, el tenis cono hobby, su fundaci¨®n y la devoci¨®n de tant¨ªsima gente que ha admirado tanto su tenis como su conducta. Porque s¨ª, Rafa: se te recordar¨¢ como una buena persona.