Te quiero, Havertz
3 minutos de sonrojo.- Durante ese tiempo, a todos los amantes de nuestra Selecci車n se nos cort車 la digesti車n, se nos hel車 la sonrisa generada desde el ya lejano 7-0 a Costa Rica y nos vimos metidos en el pozo de una de las mayores humillaciones futbol赤sticas sufrida por nuestra querida Espa?a. Entre mil posibilidades, casi nadie calibraba esta opci車n, que nos atropell車 durante esos 3 minutos que fueron un tormento, con un ej谷rcito de samurais dejando en evidencia la fragilidad defensiva de La Roja, agujereada por los costados y por un eje de la zaga y un portero nerviosos y desquiciados. Cuando marc車 Vargas, en colaboraci車n con Neuer, el 1-2 a favor de Costa Rica, en Carrusel nos quedamos petrificados. No era una broma. Espa?a y Alemania estaban rumbo a casa, con Jap車n y los ticos clasificados en un grupo de locura. Fueron 3 minutos donde vimos pasar los fantasmas del gol de Katalinski en Frankfurt, el no gol de Carde?osa a Brasil en Mar del Plata, el gatillazo infame de nuestro Mundial de Espa?a en 1982, el penalti fallado por Eloy ante B谷lgica en M谷xico, el gol de Platini por debajo del cuerpo de Arconada en la final de la Euro 84, el rid赤culo ante Nigeria en Nantes (con autogol de Zubizarreta incluido), el fallo de Julio Salinas ante Pagliuca, el codazo a Luis Enrique de Tassotti, el penalti fallado de Ra迆l ante Francia en Brujas, el mangazo de Al Ghandour ante Corea a la Espa?a de Camacho, el 5-1 de Holanda en Salvador de Bah赤a al equipo que ven赤a de ganar el Triplete de Oro (Eurocopa-Mundial-Eurocopa), el partido de la infamia ante Rusia en Mosc迆 hace cuatro a?os... Esas han sido, por encima, las fotograf赤as m芍s borrosas de la Sala de los Horrores de nuestra Selecci車n, capaz siempre de lo mejor y de lo peor, de hacernos llorar de alegr赤a y de rabia, de enorgullecernos y de sonrojarnos. ?Vaya nochecita!
F迆tbol para todos los p迆blicos.- Si los japoneses jugasen como su universal serie de dibujos animados Oliver y Benji de la serie &Campeones*, seguramente ser赤an una potencia con derecho a estar entre las candidatas para jugar la final del d赤a 18 en Doha. Nuestros hijos crecieron imitando las filigranas imposibles de Oliver Atom y Benji Price. Los nipones tambi谷n quisieron seguir esa estela, y ojo que Take Kubo, Kamada, Ito o Mitoma siguieron esa l赤nea futurista y filigranera de ficci車n. Vaya baile nos metieron en el arranque del segundo tiempo. Entre las frivolidades de Unai Sim車n en la salida de bal車n (?est芍 prohibido dar un pelotazo y evitarse problemas absurdos?) y una defensa fr芍gil como la porcelana china, el japonesazo se fue consumando. Qu谷 impotencia.
Havertz, nuestro h谷roe.- Todo lo arregl車 un chaval nacido en Aquisgr芍n hace 23 a?os. Se llama Kai (parece un nombre japon谷s) y se apellida Havertz. Lo conozco antes que muchos de ustedes, dado que mi hijo me pidi車 su camiseta como regalo de cumplea?os en 2017, cuando el germano era un cr赤o de 18 a?os que empezaba a despuntar en el Bayer Leverkusen. Marcos la quer赤a como fuera y tuve que recurrir a mi amigo Jos谷 Carlos Menzel para que me comprase su camiseta en la tienda oficial del Bayer. Pues un lustro despu谷s Havertz (que dio hace dos a?os la Champions al Chelsea ante el City de Guardiola) ha sido nuestro h谷roe. En plan torero, su doblete nos dio la vida cuando ya no ten赤amos pulso y prepar芍bamos las exequias. Havertz nos dio una vida que quiz芍s no merec赤amos. Ni siquiera fuimos capaces de empatar a Jap車n para devolverles el favor a los alemanes. Pasar as赤 a octavos no era el plan, aunque el cuadro parezca m芍s favorable. Ojo a Marruecos, para m赤 la selecci車n revelaci車n de Qatar*22. Jugando as赤, m芍s vale no hacerse muchas ilusiones