?Te amo, Loco!
Qu¨¦ locura. Acab¨¦ el partido reventado, agotado y en un estado de delirio que solo he sentido en los duelos europeos con el Atl¨¦tico de Madrid. Un rival que siempre nos lleva al l¨ªmite, pero que nunca consigue tumbarnos cuando suena el himno de la Champions. Entiendo la frustraci¨®n que puedan sentir mis vecinos rojiblancos con lo que para ellos vuelve a ser un cruel desenlace con el equipo que, le pese a quien le pese, sigue estando en el lado bueno de la Historia. Como dice el gran Antonio Romero en El Carrusel, al Madrid hay que ponerle la tapa y los cuatro clavos si quieres estar seguro de poder tumbarle en la lona.
Cualquier otro equipo que encajase un gol a los 28 segundos en una caldera con 67.000 gargantas rojiblancas al borde del ¨¦xtasis, se habr¨ªa arrugado como una colilla y habr¨ªa firmado su finiquito continental por esta temporada. Pero este Madrid de Ancelotti tiene la sabidur¨ªa de saber navegar en arenas movedizas sin necesidad de agarrarse a una rama salvadora, porque sabe que siempre acabar¨¢ encontrando una salida. Ni siquiera un primer tiempo lamentable le sirvi¨® a la tropa del Cholo para aprovechar la niebla futbol¨ªstica que ten¨ªa atorado a los vigentes campeones. Pero dejar vivo al Madrid es un mal negocio cuando se habla de la Champions, el jard¨ªn particular de un equipo mitol¨®gico.
El penalti de Vini. Cuando Mbapp¨¦, que estuvo casi tan desaparecido como en la ida del Bernab¨¦u, invent¨® una jugada de megacrack forzando el penalti mediada la segunda parte, todos cre¨ªmos ingenuamente que ah¨ª estaba la eliminatoria y que de nuevo la fortuna hab¨ªa ca¨ªdo del lado blanco. Pero Vinicius, que hasta ahora nunca hab¨ªa fallado un penalti defendiendo esta exigente camiseta en partido oficial, se vio superado por la presi¨®n y lo lanz¨® tan lejos que no hubo donde agarrarse como excusa. El bajonazo fue total, pero para eso el Madrid tiene un analg¨¦sico inmejorable que es Thibaut Courtois. Cada vez que los soldados del Cholo quer¨ªan sentenciar la eliminatoria aparec¨ªa la gigantesca figura del belga para precintar las ilusiones de los cholitos. Fue as¨ª como llegamos al extra time y a una inolvidable tanda de penaltis que merece un p¨¢rrafo en letras de oro.
Penaltis m¨¢gicos. El Madrid levant¨® la Und¨¦cima en Mil¨¢n ante el Atleti con una tanda primorosa en la que hasta Marcelo y Bale batieron a Oblak pese a estar cojos. Cristiano puso la r¨²brica de la gloria y la segunda ca¨ªda de nuestros correosos vecinos en la segunda final disputada entre ellos en tres a?os. El a?o pasado lleg¨® otra tanda taquic¨¢rdica solventada con un quinto penalti inolvidable de Toni R¨¹diger para desesperaci¨®n de Guardiola y Lillo. Y como no hay dos sin tres, mi amado Madrid riz¨® el riz¨® en la guarida del enemigo y fue capaz de dibujar un guion en el que Mbapp¨¦, Bellingham y Valverde reforzaron su jerarqu¨ªa hasta que el maravilloso ogro alem¨¢n volv¨ªa a pedirse el quinto de la gloria sin titubeos. Lo tir¨® con el alma y el coraz¨®n blanco que le ha hecho enamorarse de este club en el que ya forma parte de su Santoral sagrado. Ese penalti hizo llorar de emoci¨®n a los 3.000 vikingos que dieron la cara en el Metropolitano y a millones de madridistas en todo el mundo que ya empiezan a oler esa colonia con un aroma embriagador llamada ¡®16¡ä.
Va por ti, Cholo. No me gusta ser vengativo, pero cuando Simeone perdi¨® el respeto a la historia sagrada del Madrid hablando de los 100 a?os de ayudas arbitrales, pens¨¦ que el karma acabar¨ªa castig¨¢ndole de la forma m¨¢s dura. Por eso, recurro a mi chiste de todos los a?os. ?Qu¨¦ es el cholismo? Un a?o sin Champions y otro lo mismo. Y ahora, que pase el siguiente. M¨¢ximo respeto por el Arsenal. C¨®mo mola ser del Madrid. Somos eternos.
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