Tchouameni me est¨¢ callando la boca

Dice el proverbio espa?ol que ¡®rectificar es de sabios¡¯. No me considero ning¨²n sabio, sino un tipo honesto que es capaz de reconocer su error. Pues, las cosas como son, Tchouameni me est¨¢ callando la boca. Tard¨® en hacerlo y tard¨¦ en darme cuenta de que mi compatriota pod¨ªa ser muy ¨²til para el Madrid. No valor¨¦ como se deb¨ªa su esp¨ªritu de sacrificio y de compa?erismo al aceptar jugar como central, un puesto muy raro para ¨¦l. Me fij¨¦ demasiado en sus fallos, l¨®gicamente derivados del aprendizaje expr¨¦s que tuvo que hacer para paliar las ausencias de Alaba, Militao o R¨¹diger. Incluso escrib¨ª que no hab¨ªa nacido para jugar en el Madrid. No tuve con ¨¦l la paciencia que tuve con otros y me alegro por el equipo de que haya podido imponerse de esta forma tan brillante.

Todo el mundo valora, con raz¨®n, su gran personalidad, su capacidad de no dejarse influir negativamente por las numerosas cr¨ªticas (a las cuales particip¨¦ alegremente). Una cualidad que ha impresionado en el vestuario. Sin embargo, lo que me parece digno de valorar es c¨®mo ha mejorado su concentraci¨®n. Antes, siempre perd¨ªa dos o tres balones peligrosos por partido, pero ahora ya no muestra ninguna benevolencia. Acierta con sus pases y resulta muy complicado robarle la pelota. Sabe unir f¨ªsico y t¨¦cnica con un estupendo equilibrio.

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